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Las goteras de la democracia
Estos son los pilares sobre los que se ha construido un modelo de Estado permeado por el franquismo y la ausencia de control ciudadano.
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España no es una dictadura. Está clarísimo. Pero 80 años después del golpe del 18 de julio de 1936, tras una Transición modélica, una Constitución “nacida del consenso” y una convivencia razonable, la ONU sigue pidiendo a este país que reconozca a las víctimas del franquismo, porque se trata sencillamente de una cuestión de derechos humanos. El pasado septiembre le dio 90 días para hacerlo. ¿Alguien cree que el Estado va a reconocerlas en 90 días?
Está claro que España no es una dictadura, pero el funcionamiento de algunas instituciones revela déficits sustentados, sobre todo, en la falta de control por parte de la ciudadanía. Estos son los pilares sobre los que se ha construido una democracia permeada por el franquismo que deja ver sus goteras desde hace tiempo.
La Iglesia
El símbolo del poder que aún mantiene la Iglesia podríamos situarlo en la mezquita de Córdoba, de la que la jerarquía católica se ha adueñado por unos pocos euros sin sonrojo. Pero la Iglesia, en realidad, está en todos lados: en la escuela, en la Justicia, en el Parlamento… La Iglesia no paga IBI, el Estado financia colegios que segregan, los ayuntamientos siguen nombrando alcaldesas a las vírgenes, los tribunales juzgan casos como el de la procesión-protesta del coño insumiso, el Parlamento legisla en muchos casos con criterios de moral católica… De momento, lo que dice la Iglesia en este país va a misa.
La monarquía
El rey es el jefe de Estado, además del máximo responsable de las Fuerzas Armadas. El Ejército está a sus órdenes, a pesar de que no se ha celebrado un referéndum que permita elegir el modelo de Estado (monarquía o república) que desean los ciudadanos para España. A diferencia de su padre, que juró su cargo delante de una Biblia y un crucifijo, Felipe VI lo hizo sobre la Constitución, es más joven y preparado, pero la Casa del Rey, por ejemplo, no está obligada a detallar el presupuesto que tiene asignado. Recientemente, los Papeles de la Castellana pusieron en evidencia la ausencia de control y la alegría con la que algunos Borbones han gestionado sus fortunas.
El poder judicial
Los últimos casos de represión relacionados con la libertad de expresión han evidenciado con claridad la anomalía del sistema judicial, que salió de los tribunales franquistas y, sin solución de continuidad, se metió en los tribunales que hoy nos juzgan. Un ejemplo: Felipe Rodríguez Franco, ponente de la sentencia de Juan Antonio García, un albañil de la CNT fusilado, fue el primer fiscal jefe de la Audiencia Nacional. A ello se suma la politización de la Justicia. No hay que irse muy lejos. “El Gobierno está intentando controlar la Fiscalía primero y, posteriormente, tribunales como la Audiencia Nacional y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana”, advirtió Jueces para la Democracia ante los casos de corrupción que afectan al PP. En el sentido contrario, el caso Gürtel condenó al juez Baltasar Garzón y el caso Caja Madrid-Bankia, al juez Elpidio José Silva.
El bipartidismo
El 15-M anticipó que la alternancia de los dos partidos mayoritarios en España tenía los días contados. La irrupción de nuevas fuerzas políticas como Podemos y Ciudadanos ha revolucionado el hemiciclo. En política, dos más dos ya no suman cuatro. Y hasta hemos estado a punto de ir a la repetición por tercera vez de una elecciones generales. La asignatura pendiente para romper definitivamente con el bipartidismo se llama reforma de la ley electoral, para que el reparto de diputados y senadores sea más proporcional en función de los votos obtenidos. La Constitución vigente, por otra parte, excluye los revocatorios –para expulsar a gobernantes si incumplen sus promesas– y los referéndums derogatorios, que permiten a la ciudadanía tumbar una ley. Las Iniciativas Legislativas Populares (ILP) pueden ser moldeadas por los partidos en el trámite parlamentario.
Las instituciones económicas
La influencia que han alcanzado la Troika y las grandes empresas del Ibex 35 ha permitido condicionar la redacción de algunas leyes e, incluso, forzar la modificación de la Constitución, a pesar de ser organizaciones cuyos representantes no han sido elegidos por la ciudadanía. Las puertas giratorias son la principal vía de acceso a esta forma de control: políticos sentados en los consejos de administración de bancos y grandes energéticas. Además, los mecanismos de defensa de la democracia para prevenir, vigilar y sancionar posibles abusos de los poderes económicos, financieros y administrativos también están bajo sospecha. Las denuncias de enchufismos en el Tribunal de Cuentas es un ejemplo.
El asunto es que los aprendices en los parlamentos: ayuntamiientos, diputaciones, CCAA, Carrera de San Jeronimo, están aprendiendo tan rapido, de los de siempre, que me asusta lo que puedan decidir dentro de unos años, si se olidan de sus orígenes
Yo creo que la solución no es irse del país sino de meter en la cárcel a todos los ladrones de Cataluña, Madrid, Valencia, Andalucía… de toda España y que no nos engañen para seguir con sus corructelas.
Ah! y también no dejarnos engañar por los que intentan sacar provecho de esta situación que van dando bandazos o proponiendo películas que despistan de sus verdaderas razones
Muchos catalanes se quieren ir de España precisamente por esos agujeros de la democracia española que mantienen los gobiernos del bipatidismo. Cuando un partido tan corrupto hijo del franquismo gobierna con los votos de una mayoría de españoles, una gran parte de catalanes se quieren ir de España, porque sienten verguenza ajena y no se identifican con esos españoles que siguen votando al PP o al Psoe que los apoya. Han perdido toda esperanza. A mi me pasa lo mismo. El problema es que en Cataluña los partidos que gobiernan no son mejores que en el resto del territorio español. Entonces si se van de España ¿adonde irán? Por eso como andaluza me quedo en España y no pierdo la esperanza de que más temprano que tarde salgamos todos a la calle a reclamar una República que desentierre la memoria para dar «cristiana sepultura» al frankismo de una vez por todas
España no es una dictadura… pues yo no siento que sea una democracia.
La golpista dictadura franquista lo dejó todo bien atado.
La «modélica» Transición fue dirigida por ellos mismos así que no es extraño que hayan gozado de total impunidad por el genocidio que cometieron contra el pueblo que luchaba en defensa de sus derechos y libertades.
La historia que los vencedores se inventaron del golpe, guerra y dictadura a día de hoy sigue siendo la suya.
La «democracia» española, cómo he leído por ahí, se asienta encima del olvido de cientos de miles de calaveras agujereadas.
Nunca dejaron el poder y hoy sus herederos ideológicos han vuelto a recuperarlo plenamente con la inestimable ayuda de sus tradicionales aliados, el clero, las grandes fortunas y el poder mediático que se vende al capital.
Sin superar psicológicamente la dictadura franquista y nacionalcatólica se nos vino encima otra peor, la dictadura del capital con su sutil, persuasiva y constante publicidad consumista que ha logrado vaciar nuestras mentes de valores y principios, de cultura, de filosofía, de la capacidad de pensar por uno mismo. Ha logrado cambiar el valor de la cooperación por la competición y que nos veamos cómo rivales en lugar de compañerxs.
Una dictadura terrorista responsable de millones de muertes en el mundo, del cambio climático y de llevar hasta límites agónicos a nuestra Madre Tierra.
Sometidos y manipulados por ámbas dictaduras, le llaman democracia y no lo és.
sólo puedo refrendar palabra por la palabra lo dicho.
Suscribo totalmente tu comentario Carmen C. pero parece que nos ha entrado una especie de amnesia colectiva y seguimos enla posición de»laissez faire» que se totalmente inadmisible.