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Amor. Tres lecciones desaprendidas

"Una relación solo tiene sentido si la decisión de continuar juntos se toma de la forma más libre posible".

Habiendo crecido bajo el mito del amor romántico, todos tenemos expectativas acerca de las relaciones que no pueden sobrevivir al test de la realidad: mi pareja me tiene que querer a mí, y solo a mí, para toda la vida; el amor todo lo puede, cuando dos personas se quieren todo es posible; una relación ha de ser para siempre, cualquier otra cosa es un fracaso y una pérdida de tiempo; hay una persona que nos complementa, sin la cual estaremos vacíos, etc. Una parte minúscula pero imprescindible de abrazar el feminismo como hombre es enfrentarse a estas ideas.

Primero de todo, no es verdad que no se pueda querer a más de una persona. Entender esto no quiere decir que a uno no le quede más remedio que abrazar el poliamor (porque un mero concepto no puede deshacer años de imposiciones), pero sí que hay que eliminar el tabú de hablar libremente de estos sentimientos en la relación, y evitar sentirnos menospreciados si es nuestra pareja quien desarrolla esos sentimientos.

Segundo, y versionando a Bertolt Brecht, el triunfo del amor solo puede ser el triunfo de los que aman. Lo único que puede el amor es lo que puedan las personas que trabajan por él, las relaciones sanas no surgen sin más, porque los mensajes con los que crecemos no lo son.

Y para acabar: una relación solo tiene sentido si la decisión de continuar juntos se toma de la forma más libre posible. Hablando de mi experiencia personal, abrazar esta idea (en apariencia simple) ha supuesto cambios importantes en mi forma de mantener relaciones, como no entrometerme cuando he notado que mi pareja estaba desarrollando sentimientos hacia otras personas; en su lugar, me he mantenido al margen (tampoco diré que ha sido fácil).

La consecuencia puede suponer la ruptura de la relación, pero es posible aprender a no vivirlo como un fracaso, sino como un triunfo: ella puede decidir estar con quien realmente quiera y yo continuar con mi vida o a solas o abierto a otras relaciones donde el amor sea mutuo. Entender que una relación no es un fin en sí mismo sino un medio para la felicidad de ambos conlleva aceptar que la decisión de seguir juntos ha de ser libre e informada, y eso pasa por no impedir que la otra persona pueda conocer a alguien con quien pueda encajar mejor.

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