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La cultura sigue siendo algo ordinario

El próximo sábado 27 de mayo se presenta en Madrid el Estatuto del Artista y Trabajador Cultural de la mano de diversas organizaciones y apoyado por Podemos

Nos decía el intelectual y marxista galés Raymond Williams que la cultura es algo ordinario. Es decir, que es tanto una forma de vida en común como un tipo de trabajo creativo y técnico. Desde esta segunda perspectiva -la relevancia de la cultura como una actividad laboral más- diversas organizaciones presentan el próximo sábado 27 de mayo en Madrid el Estatuto del Artista y Trabajador Cultural. El Estatuto es una propuesta lanzada el año pasado por la Unión de Actores y que, al ser asumida por Podemos, fue siendo incorporada a los programas electorales de todos los partidos que concurrieron a las dos últimas elecciones generales.

Paz a pesar de las guerras culturales

En medio de guerras culturales como las desarrolladas en torno a la Ley Mordaza o la Memoria Histórica, todos los partidos han convertido la necesidad de dignificar el trabajo cultural en algo consensual. El pasado mes de febrero Eduardo Maura (Podemos) logró que el pleno del Congreso de los Diputados aprobara por asentimiento -sin necesidad de votación- la creación de una subcomisión para la elaboración de un Estatuto del Artista. Esta propuesta había sido desarrollada previamente en una comisión de cultura por el grupo parlamentario confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea.

La subcomisión del Estatuto del Artista estará recibiendo diversas comparecencias hasta el 1 de octubre y finalizará en marzo del 2018 cuando termine la fase de elaboración documental. Ha habido más de 250 peticiones de comparecencias pero únicamente habrá 28, por lo que muchas voces y sectores tendrán que hacer llegar su voz a través de documentos. Para el diputado de Podemos Eduardo Maura esta subcomisión está suponiendo un “cambio de paradigma”, ya que a su juicio todos los grupos parlamentarios están teniendo un contacto directo con toda la complejidad asociada al trabajo cultural, que es por definición temporal, incluso en épocas de bonanza económica.

Hablan los colectivos de trabajadores de la cultura

La propuesta inicial de Estatuto del Artista y Trabajador Cultural de la Unión de Actores planteaba mejoras tanto en el modelo de Seguridad Social como el fiscal, además de poner encima de la mesa la necesidad de los sindicatos de artistas -trabajadores que siempre son temporales- pudieran tener representatividad sindical, algo que es imposible con la ley actual. Dentro del mismo sector, la Asociación de Representantes de Actores de España (ARAE) demanda para los agentes artísticos el reconocimiento como “parte de esos trabajadores de la cultura, que se reconozca que estamos ahí y somos necesarios” ya que “cada vez son más los directores, guionistas, músicos, técnicos, etc. que lo reclaman”

El sindicato de técnicos TACE demanda que se les equipare en derechos a los artistas para acabar con una discriminación histórica, e inciden en el problema común de la temporalidad, ya que al no haber en general contratos de larga duración es por lo que hay que proteger, principalmente, a los trabajadores: “en los períodos en el que no estamos trabajando debemos estar también protegidos. Hay que equipar derechos». ALMA Guionistas, por su parte, denuncia que los guionistas se ven obligados a ceder sus derechos de autor “en bloque, para cualquier modo de explotación y sin límite de tiempo”. Esta práctica conocida como buy out para ALMA es “abusiva” y muchos otros problemas “se cortarían de raíz si se nos permitiera negociar de manera colectiva como trabajadores por cuenta ajena”.

En la misma línea que ALMA, la asociación de ilustradores APIM quiere lograr que “las asociaciones profesionales obtengan la capacidad de iniciar negociaciones colectivas, ya que con ello tendremos la capacidad de frenar los abusos de las grandes editoriales, negociar mejor nuestros honorarios o iniciar demandas colectivas”. Finalmente, la Unión Sindical de Músicos demanda que se puedan “compatibilizar las pensiones con los ingresos por los rendimientos obtenidos por derechos de autor” y que se contemple a las enfermedades propias de la profesión “como razones para la baja médica, aunque no lo sean en otros trabajos. No es posible que instrumentistas se vean forzados a trabajar con lesiones que impiden tocar sus instrumentos por esa razón”.

Todas estas organizaciones son un ejemplo del complejo puzle de las industrias culturales. Pero las artes plásticas, literatura, diseño, danza, circo o videoarte son otros sectores a tener en cuenta y cuyas organizaciones no estarán en la mesa del acto del 27 de mayo, pero que serán tenidas en cuenta en el desarrollo final del Estatuto del Artista y Trabajador cultural.

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