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Susana Díaz en la feria: ¡A todo trapo, jefe!
"Por Dios, qué bonita es Sevilla en primavera, Verónica, cómo voy a echar de menos yo esto cuando gobierne España hacia un futuro mejor. Y pasearla en coche de caballos ni le cuento, presidenta, siempre podrá usted volver". La opinión mensual de Gerardo Tecé.
Sevilla. Soleada tarde de primavera. Susana Díaz, presidenta de Andalucía, y Verónica Pérez, la que fuera máxima autoridad del PSOE durante unos instantes a las puertas de Ferraz, se dirigen hacia el Real de la Feria.
Por Dios, qué bonita es Sevilla en primavera, Verónica, cómo voy a echar de menos yo esto cuando gobierne España hacia un futuro mejor. Y pasearla en coche de caballos ni le cuento, presidenta, siempre podrá usted volver. Arranque el carro, jefe, que nos vamos a la caseta del PSOE. Qué bien manda usted. Mando obedeciendo al pueblo y al interés general, Verónica. Como tiene que ser, presidenta. Qué gusto de paseo, hija, igualito que el trampabús ese de los populistas, o el otro fantoche dándole vueltas a España en coche, qué poca clase… Pero poca, presidenta, no hay color. Color, mira qué color, mira, mira, mira, Verónica, qué amarillo albero, mira, mira, mira, qué rojos los trajes de gitana, gloria bendita, es como una bandera de España hecha de tierra y pueblo, me entiendes el símil, ¿no? A usted siempre se le entiende, presidenta, no como a otros. Gracias, hija, mira, mira, mira, qué flores, qué bonita Sevilla y Andalucía y España, esa España que tanto queremos los socialistas andaluces, porque Andalucía es España y España es el PSOE y el PSOE es España y España es Europa y los socialistas… Pare un momento, presidenta, que vienen unos ciudadanos a hacerse una foto con usted. ¡Frene el carro, jefe! Clic, clic, clic.
Cómo la quiere la gente… La gente me quiere porque soy una de ellos, de la casta de fontaneros. Y que usted lo diga, presidenta. Mira lo que te digo, niña, si me dieran un aval para las primarias por cada foto que me hago con un ciudadano, aun así tendría menos avales de los que ya tengo, porque tengo avales como para llenar diez casetas. Qué graciosa es usted, qué arte. De Triana, Verónica, hija. Se nota que es usted puro pueblo. ¡Arranque, jefe! Cómo controla usted los tiempos, presidenta. En eso te voy a dar la razón, Verónica, y por eso te digo que es tiempo de hacer al PSOE grande otra vez, no como lo dejó el otro. Como usted dijo, es hora de coser ese roto. ¿A quién se le ocurriría poner al frente a semejante fantoche? Ehm, bueno, ehm…. Qué te pasa, que te has puesto blanco color azahar, Verónica, ¿estás bien? Habrán sido las curvas, presidenta, que el caballo de ahí se escora un poco.
¡Esas riendas, jefe, que me marea a la chiquilla! Gracias, presidenta. Escorada está España, por la derecha Rajoy y por la extrema izquierda los amigos de Trump, por eso estamos todos mareados. Así es, presidenta. El otro día lo comentaba con Felipe, Alfonso y Juan Luis y me daban la razón: tenemos que construir el PSOE del futuro. Más razón que una santa tiene usted. Mira, hablando de santos y de futuro, me está llamando Corcuera, eso es que estará llegando a la caseta, que le mandé una invitación. Qué buena anfitriona es usted. ¡Queme pezuña, jefe, que vamos con prisa! Qué poderío, presidenta. Mira, mira, mira, cómo levantamos albero, lo que voy a echar yo esto de menos…