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Nuria López (CCOO): “La verdadera reforma que necesitamos en España es la empresarial”
La abogada se emociona cuando recuerda el esfuerzo que hicieron sus padres para que fuera la primera universitaria de la familia. El próximo 2 de junio será la primera mujer en dirigir CCOO de Andalucía.
La entrevista a Nuria López forma parte del dossier Sindicatos para el siglo XXI, que puedes descargar por 1,90 euros o adquirir en kioscos por 4,50
No le gustan las magdalenas de tantas como se comió cuando era niña. “¿Te acuerdas de las del Zángano que tenías que acumular envoltorios para que te regalasen un chándal? Pues de esos tuve unos pocos”, cuenta Nuria López. “Y me acuerdo de las zapatillas Kelme que me regalaron en unos reyes, que no quería que se me ensuciaran”, continúa. Es de Écija (Sevilla). Hija de albañil y trabajadora del hogar. Hoy tiene 38 años, es abogada y se emociona cuando recuerda el esfuerzo que hicieron sus padres para que fuera la primera universitaria de la familia. El próximo 2 de junio será la primera mujer en dirigir CCOO de Andalucía, como previsiblemente votará el congreso. A partir de entonces, con Carmen Castilla al frente de UGT, los dos sindicatos mayoritarios estarán capitaneados por mujeres (y jóvenes).
¿Cómo tiene que ser un sindicato para dar respuesta a la nueva realidad del mercado laboral?
El capital está optando por volver a concentrarse y está utilizando la fragmentación de los procesos productivos a través de las distintas externalizaciones, las contrataciones en cadena, contratas, subcontratas… y eso hace que haya trabajadores y trabajadoras más diversos, con condiciones laborales desiguales y donde las empresas hacen ver que tenemos cada vez con menos puntos en común porque, cuando se va desmembrando la producción, parece que estás trabajando para otra empresa, aunque en realidad lo estás haciendo para el mismo proceso. Estás trabajando para una empresa principal-matriz que, aunque fabrique en otro país, con la producción final obtiene beneficios. Y en ese proceso de cambio de modelo de país, de las relaciones económicas, de la globalización, nosotros empezamos, a principios del año pasado, a abordar un debate interno. Es decir, cómo abordar sindicalmente no solo las situaciones que ya teníamos, sino las realidades que estaban surgiendo. Fue un proceso abierto entre el conjunto de la afiliación. Y fruto de ese debate recogimos propuestas, las trabajamos colectivamente, las intentamos homogeneizar y de ahí surgió el documento que se está debatiendo en el proceso congresual. La organización sabe que tiene que afrontar estos cambios y está dispuesta a ello. Sabemos que el cambio tiene que darse en las formas de trabajo para acercar el sindicato a determinados colectivos de los que ahora, por esa transformación del mundo de la producción, ha estado algo más alejado.
¿Y cómo puede acercarse el sindicato?
Partimos desde el movimiento sindical de clase y, en particular en CCOO, de que son los trabajadores y trabajadoras, esos nuevos trabajadores diversos, esa nueva realidad, la que tiene que decir en primera persona cómo es esa nueva organización a la que tenemos que ir. Podemos hablar de plataformas, pasarelas, etcétera, de integración dentro del convenio colectivo, por ejemplo. Pero queremos contar con esos nuevos trabajadores para que nos digan cómo pueden tener ellos un hilo conductor en esa vertebración. Ya no son solo los falsos autónomos, ahora se habla también de trabajos por proyectos, colaboraciones, asociados, contratos mercantiles y, dentro de esas colaboraciones, se encubre un mundo laboral que basta cambiarle el nombre al inglés para que no parezca un mundo laboral… Queremos intentar que todas esas personas trabajadoras vean que a través del sindicato se puede encontrar ese punto en común con el resto, para que puedan mejorar sus condiciones laborales. Estamos volviendo a tener que reivindicar las ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio y eso, en pleno siglo XXI, es injusto. Las nuevas tecnologías, en vez de ser un elemento de liberación, están oprimiendo al trabajador, más horas, menos salarios y más inestabilidad. Tenemos que abordar las coberturas en caso de que eventualmente te quedes sin proyecto, por la casuística actual. En resumen, tenemos que seguir reforzando que los trabajadores y trabajadoras, independientemente del contrato que tengan, del sector en el que se encuadren, o de la actividad que desempeñen, se unan y organicen para reivindicar sus condiciones mejor que de forma individual, porque eso vemos que empobrece.
¿Sería como convencerlos para que se afilien? Una de las críticas que suelen hacer algunos colectivos es que los sindicatos mayoritarios dependen mucho de las subvenciones y, por tanto, del poder. Y proponen una financiación basada en la afiliación.
Es un bulo. En Andalucía, CCOO se financia en un 98% de las cotizaciones de sus afiliados y afiliadas y el poco dinero público que se recibe va destinado a una finalidad muy concreta que se realiza con mucho rigor y seriedad por parte de la organización. Con eso vivimos. En estos tiempos de crisis, las grandes multinacionales -hay también buenos empresarios-, tratan al trabajador como la mercancía que se compra y se vende igual que un tornillo o un alambre. Y ante eso, el capital sabía que el movimiento sindical de clase es el único capaz de ensamblar y organizar una contestación social. Por eso lo ha intentado abatir con todo el armamento que tiene, incluso poniendo trampas a las propias organizaciones. CCOO es la primera fuerza sindical en España y en Andalucía y eso significa que los trabajadores y trabajadoras siguen confiando en la organización. Lo que ocurre también es que en este país la democracia no se ha desarrollado con la plenitud que tenía que haberlo hecho, porque no hay una apuesta por fortalecer la vertebración de las organizaciones sociales, no solo sindicales. Muchas de las organizaciones con las que tenemos relación trabajan por proyectos, con subvenciones, cuando se necesitaría un instrumento público que permita realizar la función social. Por eso creo necesaria una Ley de Participación Institucional, para que nadie tenga esas dudas y despejar de una vez por todas esos bulos, porque es lo que son. Y además, cuando muchos de nuestros afiliados y afiliadas, en muchos casos, están sufriendo una precariedad absoluta.
¿Cuál es tu mayor prioridad?
Combatir el paro y que el empleo sea de calidad y con unas condiciones laborales dignas. Lo que más me preocupa es hacer compatibles esas nuevas realidades que han surgido con las realidades que estaban en el mundo del trabajo. Porque nos intentan enfrentar y esto no es una guerra entre trabajadores. Lo que tenemos que ver es cómo repartimos mejor la riqueza que se crea, porque hay riqueza para todo el mundo, el problema es que se reparte mal. Hay que hacer un esfuerzo intergeneracional y decir que los trabajadores y trabajadoras, con independencia de la diversidad, somos trabajadores y queremos que los padres, madres, hijos e hijas tengan buenas condiciones laborales, que hablemos de convenios, de quién se queda con el conocimiento… Porque los proyectos son una elaboración intelectual… ¿Del copyright y de los derechos de autor no se habla? Y en esa utilidad es en la que queremos estar, que vean que individualmente las condiciones no se pueden negociar porque siempre pierde el que tiene menos posibilidades. Ahora es todo mucho más diverso, el que está con el portátil, con el pinganillo, con la bata, con la probeta, los multimedias, el diseño… Esa amalgama de realidades debe darse cuenta de que tiene que contar con un hilo conductor para combatir la presión del capital. Nos va a costar hacer pedagogía porque esa la ideología ha calado, pero el movimiento obrero y CCOO van a pelear por construir una alternativa social.
¿Qué supone que seas la primera mujer en dirigir el sindicato?
Ahora que estamos terminando los congresos, podrás ver muchos rostros de mujeres liderando en las provincias, en las federaciones… CCOO lleva 12 años con una política de renovación de cuadros aunque ya antes muchas compañeras pelearon por incorporar con plenitud la igualdad en la vida política, sindical, laboral y social de este país, Sabiendo además que tras la ideología neoliberal se esconde el intento de que la mujer retorne al ámbito doméstico, las mujeres hemos dado la cara y lo seguiremos haciendo; en esta tarea nos han acompañado nuestros compañeros de la organización, conscientes de que la igualdad real es necesaria. Desde siempre y con más ahínco de nuevo en estos tiempos de crisis, las mujeres han peleado por defender sus derechos, han sido solidarias con el conjunto de los trabajadores pagando la cuota sindical y han emprendido una lucha contra las pequeñas y grandes discriminaciones que las reformas han ido poniendo encima, dirigidas a que la incorporación de la mujer no se diera con plenitud, a evitar la Ley de Igualdad… Los pasos que habíamos dado en la igualdad formal y real nos los han intentado quitar ahora, por eso en CCOO vamos a seguir dando la batalla.
¿Y la batalla de la robotización?
En CCOO queremos gobernar los cambios y que nadie se quede atrás, porque habrá trabajadores y trabajadoras que no puedan adaptarse por los tiempos, por la educación, porque hay nativos digitales que la usan bien, pero otras personas no tienen esa formación o posibilidad, y queremos que haya transiciones justas, que se pongan los instrumentos de protección para que la gente que no pueda reciclarse en ello no tenga que caer en la exclusión social. Para ello, tenemos que crear nuevos derechos de protección y España va muy tarde, y Andalucía más. Pero sobre todo hay que hablar de cómo lo hacemos. Porque esa digitalización también llevará mantenimiento, I+D+i, conocimiento… ¿Está preparado para eso el sistema educativo? ¿Están preparadas las políticas activas de empleo para que el reciclaje laboral se produzca? No, y eso va a afectar a los mismos trabajadores y trabajadoras.
¿Habría que crear nuevos impuestos a las máquinas?
Los robots no pagan, pero sí dan beneficios a las empresas en detrimento de los trabajadores. Tenemos que ver cómo el beneficio que van a reportar, la reducción de costes y la mayor producción, se revierte en la sociedad. Puede ser en forma de impuesto, en forma de ley o en forma de pacto social. Siempre vemos la cara del robot, pero no vemos la cara de los del Ibex 35, que son los que se llevan los beneficios. Nosotros vamos a forzar una transición porque va a haber muchos trabajadores y trabajadoras afectados.
¿Están los sindicatos preparados para hacer frente a amenazas como el cambio climático?
Estamos ante un cambio de modelo. Tiene que ser más social, solidario y sostenible, pero no solo económicamente, sino sostenible con las personas y el medio ambiente. Por eso es importante no solo qué hacemos sino cómo lo hacemos. A lo mejor hace 60 años no había una innovación que te permitiera hacerlo de manera compatible, pero hoy sí. Las empresas tienen que ser responsables con los entornos, ahora que se habla mucho de las ciudades sostenibles y amables. Y están haciendo mucha caja registradora a base de destrozar los recursos naturales y el medio ambiente. La verdadera reforma que necesitamos en España es la empresarial. Las empresas tienen que tener una responsabilidad social.
¿Tenemos que dar por perdidos algunos derechos?
La resignación no es la opción de CCOO. No los tenemos que dar por perdidos porque no están perdidos. La reforma laboral está ahí para que la mercantilización venga, para que el miedo se instale… Y eso ata de pies y manos a las personas para reivindicar. Pero también hemos roto muchas costuras a esa reforma con sentencias y con la lucha en las empresas. No creemos en los dioses, creemos en la organización de los trabajadores y las trabajadoras. Y queremos también que la izquierda haga una reflexión y que vea que hay uno, dos elementos clave que tenemos que revertir antes de que se asienten más en la sociedad. Creemos que este periodo es clave para que la reforma laboral no se arraigue en las raíces del sistema, para que los recortes en sanidad y educación no se arraiguen en la sociedad española, que no se asuma que es algo normal. Nos gustaría encontrarnos una izquierda más pensando en lo estratégico que en lo táctico y en el escaparate y nos gustaría encontrarnos unos aliados de izquierda que vieran qué es lo sustancial y nuclear y no lo accesorio. Queremos crear una nueva hegemonía social y cultural que combata las políticas neoliberales y estamos en ese momento, en cortar la línea de especulación y avaricia que existe en las grandes empresas. En ese contexto, nos toca jugar nuevamente el papel que jugamos en la transición de luchas por las libertades, e intentar vertebrar esas respuestas. Aquí todos sabemos emprender, más emprendedores que los trabajadores y trabajadoras sindicalistas, que buscan la solución en un conflicto, no hay. El problema es cuando capitalizas el paro y a los siete meses o al año te has quedado con una mano delante y otra detrás. Eso no es tejido empresarial, es atomización y empobrecer a la gente.
Todas las entrevistas de la serie: Sindicatos del siglo XXI
1- Paula Rodríguez: “La conciliación debe ser una de las principales luchas de los sindicatos”
2- Manuel Gómez, un ingenerio-camarero sin perspectivas de afiliarse a un sindicato
5- Nuria López (CCOO): “La verdadera reforma que necesitamos en España es la empresarial”
6- Patrocinio Sánchez (UGT): “Vamos a empezar a recuperar derechos. No van a poder con nosotros”
7- Ángela Muñoz (Las Kellys): “Los sindicatos mayoritarios nos consideran intrusas”
8- Carmen Botía (Sociología): “Los sindicatos tienen que dejar de mirarse el ombligo”
10- Joaquín Pérez Rey: “Los sindicatos deben aprender de los movimientos sociales”
11- Agustín Yanel: “Hay que regular el trabajo a la pieza, de los ‘freelances’ y colaboradores”