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Lumi Dolls: ¿Mujeres de silicona?
"No hay mujeres objeto. El que busque una, que se alquile una Lumi Doll, y deje a los seres humanos mujeres tranquilos", opina la profesora Amparo Ariño.
Ya sabe lo que hacen en Posibilibots. Réplicas de mujeres, máquinas tragavergas, las llaman algunos. Los chicos del depósito de escuters hablaban muy en serio sobre ellas: el dolor que podrían evitar, los ingresos que generarían. Quizá todas las mujeres tendrían que ser robots, piensa Stan…las de carne y hueso están descontroladas”.
Margaret Atwood, Por último el corazón, 2015, trad. Ed. Salamandra, 2016, p. 243
Las muñecas son muñecas. Las personas son personas. Las mujeres son personas. Las Lumi Dolls, como su nombre indica, son “muñecas prostitutas”, son de hecho la concreción de la “mujer objeto”, materializadas y accesibles. Y existen en la realidad. No en un tiempo y un lugar utópicos como los descritos en su novela por Margaret Atwood. Sino en una realidad tan cercana como la ciudad de Barcelona. Y en tiempo rigurosamente actual: hoy.
Como seguramente ya saben a estas alturas, la mayoría de los usuarios de medios de comunicación, existe desde hace algún tiempo en Barcelona un llamémosle “prostíbulo” que ofrece a sus clientes el uso (nunca mejor dicho) y disfrute (con esa intención se hace) de unas cuantas muñecas. Lumi Dolls, las llaman. Son muñecas “grandeur nature”, es decir, de tamaño natural, como la muñeca que acompaña en su soledad y desvarío al protagonista de la película de Berlanga del mismo título.
Réplicas perfectas del cuerpo femenino que parece ser el idealmente perfecto en la opinión de una supuesta mayoría de los varones. Son de tamaño natural, están hechas de silicona de inmejorable calidad, con un tacto al parecer muy similar al de la piel humana, recubriendo unas articulaciones de aluminio que permiten gran libertad de movimientos y elasticidad. Disponen de los tres orificios convencionalmente más utilizados en las relaciones sexuales por un varón en su relación sexual con una mujer. Las hay de diferentes modelos imitando a mujeres de distintas razas. No voy a extenderme en la descripción del producto. Seguramente, para quienes estén interesados será fácil obtener más información.
La existencia, disponibilidad y éxito de las Lumi Dolls, el interesante negocio que supone para sus dueños alquilarlas, está siendo un tema controvertido. Quizás no debería serlo tanto. Me explico a continuación y espero ser bien comprendida.
¿Quieren algunos varones relacionarse con estos objetos en lugar de relacionarse con mujeres reales? Si es así debe ser que buscan sumisión total y silencio absoluto en su “pareja”. No quieren contraste de pareceres, ni quieren reciprocidad. Ni responsabilidad. No quieren ser juzgados. No desean ser “mirados”, quieren ser el único sujeto. Por eso buscan tener relación con “cosas” y no con seres humanos. Siendo ese su deseo, hacen bien recurriendo a las lumi dolls. Allá ellos con sus apetencias, que ni siquiera voy a calificar de perversiones.
Otra cosa sería que algunos varones acudieran con el mismo propósito a prostitutas humanas con la pretensión de tener el derecho absoluto sobre sus cuerpos, derecho a someterlas, a humillarlas, a lastimarlas. Y es que las prostitutas, las “lumis”, así llamadas despectivamente en el argot del medio, no son “dolls”, no son muñecas, no son objetos. A diferencia de las “dolls”, se trata de mujeres, de seres humanos, tienen sentimientos y la dignidad y los derechos propios de todo ser humano. Otra cosa sería que los varones trataran de reducir a las mujeres en general, a las mujeres de carne y hueso, de razón y palabra, de pensamiento y opinión y libertad, quisieran reducirlas, repito, al estatus de cosa silenciosa y sumisa, al estatus de mujer muñeca. A la condición de mero objeto. Esto sí que sería no solo moralmente indigno y rechazable, sino denunciable y punible con toda dureza por las leyes.
No hay mujeres objeto. El que busque una, que se alquile una Lumi Doll, y deje a los seres humanos mujeres, tranquilos.
Hola, en mi caso la solicitó mi novia para realizar tríos.
Se nota que has sufrido muchísimo, eligiendo a los peores hombres…eres demasiado hembrista.