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La “revolución energética” de Trump: más emisiones, más carbón y más petróleo

El presidente de Estados Unidos ha firmado una orden ejecutiva con la que ha iniciado el desmantelamiento de la política ambiental impulsada por Obama contra el cambio climático.

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. FOTO: G. SKIDMORE.

Cuando su llegada a la Casa Blanca aún parecía lejana, Donald Trump definía el calentamiento global como «un concepto creado por China» con el fin de hacer daño a los norteamericanos, «una estafa» y «una total mentira». Nada más llegar, eliminó de la página oficial de la Casa Blanca casi todas las menciones a las políticas de cambio climático. Y en apenas dos meses de gobierno -compuesto por destacados militantes negacionistas como el secretario de Estado de Energía, Rick Perry, o Scott Pruitt, al frente de la Agencia de Protección Ambiental– ha iniciado el desmantelamiento de la política ambiental que había impulsado Barack Obama contra el cambio climático.

El presidente de Estados Unidos ha firmado este martes una orden ejecutiva con la que deja sin efecto varias medidas que reducen las emisiones de carbono en Estados Unidos y que, según él, han causado una sangría de puestos de trabajo, informa Efe. Con esta orden recupera, además, la producción de energías fósiles. “Se trata de una nueva revolución energética, volver a cumplir sueños y que América sea rica otra vez», afirmó el multimillonario.

Durante su campaña en la carrera por la Casa Blanca, Trump amenazó con cancelar los Acuerdos de París -en la orden, no obstante, no se hace referencia a ello- y retirar todos los fondos que EEUU destina a ese programa. También se mostró partidario de impulsar el fracking y el consumo de carbón.

La nueva orden exime a los gobiernos de tener en cuenta el impacto ecológico de sus proyectos. Hace solo una semana, aprobó conceder a la empresa canadiense TransCanada un permiso para construir el polémico oleoducto Keystone XL, un proyecto al que se oponen grupos ecologistas y cuya construcción prohibió el Gobierno de Obama. Trump parte -y así lo ha dicho siempre- de que la energía solar es demasiado cara y las turbinas de viento son las responsables de que cada año mueran miles de águilas.

Con esta nueva político, EEUU difícilmente podrá cumplir con su objetivo de reducir las emisiones un 30% para 2030 y, consecuentemente, afectará al resto del mundo.

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