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La Policía saca el autobús de Hazte Oír de Sevilla
Un grupo de manifestantes inmoviliza el vehículo frente a las puertas del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía. La luna delantera recibe el impacto de una cadena y huevazos.
Tal como entró salió, aunque con desperfectos. Un grupo de manifestantes ha inmovilizado en Sevilla el autobús de Hazte Oír frente a las puertas del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, que tuvo que abandonar la ciudad escoltados por la Policía.
La organización había elegido la ciudad andaluza, cuyo Ayuntamiento aprobó recientemente una declaración institucional contra el autobús tránsfobo, para presentar su nuevo lema: «Respeto para todos. No al bullying». El propio alcalde, el socialista Juan Espadas, ya había avisado que no eran bienvenidos y pidió a la ciudadanía no caer en la provocación de esta organización: «Esta ciudad no tiene ni ganas ni tiempo».
Con gritos de «libertad sexual», «sin nuestros impuestos no sois nadie», «nos gustan las peras, nos gustan las manzanas», banderas multicolor y pancartas en las que se podían leer entre otros lemas «La transfobia también mata», los concentrados impidieron que el autobús avanzara. Uno de ellos impactó la cadena de una bici en la luna del vehículo, que también fue atacado con huevos y pintadas. Uno de los miembros de la organización ha denunciado que le han golpeado con una bicicleta en la espalda cuando estaba subiendo al vehículo.
El presidente de Hazte Oír, Ignacio Arsuaga, había convocado a los medios poco antes junto a una gasolinera del Aljarafe sevillano, donde desveló el lugar hacia donde se dirigía el autobús. Allí explicó que habían cambiado el mensaje para evitar ofender a cualquier persona.
Tras abandonar la ciudad en dirección Mérida, Arsuaga denunció en un vídeo la violencia con la que fueron recibidos y a quienes, según él, la provocan: los políticos. «Ellos nos han puesto en el punto de mira, y luego otros han ejecutado. Las dictaduras empiezan así. Los políticos señalan y los violentos actúan».
Tampoco pudieron entregar el material que tenían previsto: libros sobre el «adoctrinamiento sexual» y firmas en el Ayuntamiento y en la Junta para pedir respeto: «A los que comparten la ideología de género y los que estamos en contra». «Cómeme el coño, Arsuaga», gritó un concentrado.