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Los grandes bancos europeos ganan 25.000 millones en paraísos fiscales

Las 20 principales entidades europeas, entre ellas Santander y BBVA, registran el 26% de sus beneficios en estos países, que representan solo el 12% de su facturación y el 7% de su personal, según un informe de Oxfam Intermón y la Fair Finance Guide International.

Este edificio en la ciudad de Wilmington, en el Estado de Delaware (EEUU), alberga nada menos que a 285.000 empresas.

Los 20 principales bancos europeos, entre los que se encuentran Santander y BBVA, registran el 26% de sus beneficios en paraísos fiscales, que les reporta 25.000 millones de euros aproximadamente y representan solo el 12% de su facturación y el 7% de su personal, según un informe de Oxfam Intermón y la Fair Finance Guide International, que sostienen que lo hacen para evitar el pago de los impuestos, para facilitar a sus clientes la elusión de estos o sortear ciertas regulaciones o requisitos legales.

Entre las principales conclusiones, la investigación destaca los siguientes datos: las empresas subsidiarias ubicadas en paraísos fiscales resultan el doble de lucrativas para los bancos que las ubicadas en otros lugares. Así, por cada 100 euros de actividad, los bancos obtienen un rendimiento de 42 euros en los paraísos fiscales, en comparación con los 19 euros que obtienen de media en otras ubicaciones.

Además, un empleado o empleada de banco en un paraíso fiscal genera un beneficio medio de 171.000 euros anuales, cuatro veces más que un empleado o empleada medio, que tan solo genera 45.000 euros anuales de media. En 2015, los bancos europeos obtuvieron al menos 628 millones de euros en beneficios en paraísos fiscales en los que no contaban con ningún empleado o empleada, indica el informe. Como ejemplo, el banco francés BNP Paribas obtuvo un beneficio de 134 millones de euros libres de impuestos en las Islas Caimán, donde carecen de personal.

La organización afirma que algunas entidades han reportado beneficios en paraísos fiscales a pesar de reportar pérdidas en otros países: en 2015, el banco alemán Deutsche Bank registró escasos beneficios o incluso pérdidas en sus principales mercados mientras obtuvo 2.000 millones en paraísos fiscales. Los preferidos son Luxemburgo e Irlanda, que concentran el 29% de los beneficios de 2015. Ese mismo año, las 20 principales entidades bancarias europeas obtuvieron un beneficio de 4.900 millones en Luxemburgo, más de lo que obtuvieron en Reino Unido, Suecia y Alemania juntos.

«La nueva normativa de transparencia de la Unión Europea nos permite hacernos una pequeña idea de  la ingeniería fiscal de los principales bancos europeos, y el panorama no es agradable. Los Gobiernos deben cambiar las normativas para evitar que los bancos y otras grandes empresas utilicen los paraísos fiscales para evadir y eludir el pago de impuestos o para ayudar a sus clientes a hacerlo», afirma Miguel Alba, responsable de sector privado de Oxfam Intermón. Según el documento, los bancos no pagaron impuestos por los 383 millones de euros de beneficio que obtuvieron en siete paraísos fiscales en 2015. En Irlanda, las entidades bancarias europeas tributan a un tipo efectivo de no más del 6% (la mitad del tipo legal). Tres bancos –Barclays, RBS y Crédit Agricole– no pagan más de un 2%.

A costa de la pobreza

Intermón Oxfam denuncia, además, lo que supone esta práctica: «Roban a muchos países fondos que precisan para combatir la pobreza y la desigualdad, siendo los países más pobres los más perjudicados. Cada año, la evasión y elusión fiscal por parte de las grandes multinacionales priva a los países pobres de más de 100.000 millones de dólares en ingresos fiscales, dinero suficiente para financiar servicios educativos para los 124 millones de niños y niñas sin escolarizar o atención sanitaria que podría evitar la muerte de al menos seis millones de niños y niñas».

La organización, que valora la nueva normativa europea sobre la elaboración de informes país por país, considera sin embargo que la nueva propuesta de la Comisión Europea, dirigida a otros sectores e industrias, tiene importantes carencias como las siguientes: se limita a empresas con una facturación igual o superior a los 750 millones de euros, un requisito que excluiría hasta el 90% de las multinacionales, y no exige a las empresas que informen de sus actividades en todos los países en los que operan, incluidos los países en desarrollo.

«La normativa de transparencia de la Unión Europea está abriendo al escrutinio público el opaco mundo de la fiscalidad de las grandes empresas. Ahora, es necesario ampliarla para garantizar que todas las grandes corporaciones publiquen informes financieros por cada país en el que operan. Esto facilitará a todos los países, incluidos los más pobres, determinar si las empresas pagan los impuestos que les corresponden o no», concluye Alba.

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