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Un día en la feria de armas más grande de España

15.000 militares, políticos y hombres de negocios se dan cita en el salón Homsec para celebrar los buenos tiempos que vive la industria de la guerra.

MADRID // Homsec quiere convertirse en un salón de referencia internacional para la venta de armamento, una posición a la altura de España, el sexto mayor exportador mundial de productos de guerra y defensa. De momento se contenta con ser el mayor salón de productos militares en suelo español. Este año, las protestas se llevaron parte del protagonismo al estar presentes durante los tres días del evento —la primera se saldó con una veintena de detenciones—y los organizadores compartieron sus opiniones con la prensa, lo cual también es loable en una industria habituada al secretismo y los silencios cómplices. «Se deben al desconocimiento (…), nos encantaría que conocieran el salón», dijo a Europa Press la directora de Homsec, Ana Victoria Suárez, refiriéndose a las múltiples manifestaciones.

En esta sexta edición, que concluye este jueves, los organizadores estiman que 15.000 visitantes harán negocios y desfilarán frente a los productos de guerra fabricados en España, Francia, Suiza o Estados Unidos… Pero, ¿cómo es una feria donde la mayoría de los artículos en venta —misiles, tanques, radares, RPG…— solo pueden ser comprados por gobiernos?

Homsec es un espectáculo en el que se respira tranquilidad y alegría a pesar de las sonadas protestas en su contra. El viento sopla a favor para una industria con un lucro proporcional al miedo y los dramas del momento. Nada más llegar, el visitante tropieza con sus simpáticas contradicciones. El evento tiene lugar en el recinto de IFEMA (Institución Ferial de Madrid), propiedad conjunta del Ayuntamiento —que se ha desmarcado de la organización del salón— y la Comunidad de Madrid con la Cámara de Comercio, en cuyos pabellones también se celebra la Pasarela Cibeles o Fitur. La seguridad de IFEMA está en manos de la Prosegur, pero la de esta feria armamentística privada sí corre a cargo del Gobierno.

Tras varias filas de vehículos de alta gama con matrícula diplomática y del Ejecutivo —»ve enfriando el coche», grita un alto cargo del Ejército de Tierra a su chófer—, el visitante entra en el pabellón 12, un espacio de 1,5 hectáreas construido para unos Juegos Olímpicos que nunca llegaron. A primera vista el interior parece una inocente feria de juguetes para militares. No hay coches de choque ni escopetas de perdigones, pero sí tanques, cazabombarderos y armas de gran calibre para manosear «como si estuvieras en tu casa», dicen en el stand de Raytheon. La gente no deja sus vasos y platos de plástico sobre una barra de contrachapa sino sobre un sistema móvil de misiles tierra aire. Tampoco hay algodón de azúcar, pero sí un constante flujo de canapés y barra libre de jamón de bellota al cuchillo. No se echan de menos los fuegos artificiales entre las demostraciones y los vídeos en bucle de misiles demostrando su poder letal.

Homsec es quizás el único evento de España en el que es posible ver en público a la plana mayor del Ejército español —ni una mujer entre los que acudieron el miércoles— pertrechada en sus mejores galas y luciendo medallas mientras una legión de mujeres jóvenes rellena copas de vino entre vehículos con ametralladoras y aviones no tripulados. Estatuillas de Blas de Lezo a 1.100 euros la pieza y tecnología punta para una de las instituciones más tradicionales y herméticas del mundo contemporáneo.

No acudió al salón el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el rey Felipe VI, aunque el visitante estrella este miércoles fue el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), el general Jaime Domínguez Buj. En su recorrido posó ante los fotógrafos con los tres soldados que custodiaban la nueva versión del tanque pesado Pizarro, la joya de la española Santa Bárbara Sistemas, ahora propiedad de General Dynamics —la misma empresa que fabrica los ascensores OTIS.

¿Por qué trabajan soldados en el stand de General Dynamics? «Les hacemos el favor porque somos el primer batallón que lo ha recibido», responde el más joven de los uniformados. El representante de esta compañía, que ingresó más de 59.000 millones de euros en 2016, remite a su propietario, el Ministerio de Defensa.

El Ibex, presente en la feria
En el centenar de expositores de Homsec no podían faltar algunas de las empresas civiles favoritas del presupuesto militar español, como Iberdrola, Iberia o El Corte Inglés, que este año deslumbró con uno de los stands más grandes de la feria —el primero que se ve al entrar, a 350 euros el metro cuadrado—para mostrar su catálogo de uniformes de combate. A tenor del número de carteles y fichas técnicas en árabe, es fácil deducir la importancia de los clientes de Oriente Medio y el Magreb para una industria que representa el 2,5% del PIB mundial, superior al gasto global en Educación o Agricultura.

Junto a una mesa con varias paletillas de ibérico está el stand de Navantia, repleto de uniformados azul marino, muchos con acento latinoamericano. «Ojalá aumenten la Innovación, como ha prometido la ministra (…). Todo lo que sea dar trabajo yo lo apoyo», dice un militar español de la Armada que luce numerosas condecoraciones y que asegura estar tranquilo a pesar de que España está entre las naciones europeas con un menor gasto militar en proporción al tamaño de su economía. «No pasa nada porque están los programas de modernización, que no van en la partida de Defensa». Los Programas Especiales de Armamento creados por Felipe González y potenciados por José María Aznar y el exministro Pedro Morenés (pronto embajador de España en Washington) atesoran una deuda de más de 21.000 millones de euros. El 97% de esa cifra corresponde a contratos con Santa Bárbara (General Dynamics), Navantia y CASA (Construcciones Aeronáuticas S.A.).

Una representante de Navantia afirma que el programa de Jordi Évole en La Sexta sobre la polémica venta de cinco corbetas a Arabia Saudí no afecta a su negocio porque «va dirigido a un público con un perfil distinto al de nuestros clientes». Cerca del puesto del Ejército de Tierra —sin ellos saberlo, los soldados ejercen como comerciales de carros blindados— y del de Táser (la marca de pistolas de electrochoque que ha elevado su nombre a la categoría de producto, igual que Danone o Tesafilm), se expone un robot equipado con un fusil semiautomático que se maneja con el mando de una Play Station. «Queríamos un mando fácil de manejar y que pudiera comprarse en cualquier lugar del mundo», explica el vendedor. Dice que, de momento, los militares prefieren el control manual, aunque su empresa ya está lista para vender sistemas autónomos letales, máquinas capaces de matar sin supervisión humana popularmente conocidas como robots asesinos.

La picaresca de los feriantes es centenaria y en Homsec luce su versión más refinada. Aeronáutica SDLE igual vende un potente dron no tripulado que un sistema inhibidor antidrones. Indra ofrece desde sistemas para guiar misiles hasta servicios para supervisar procesos electorales. Picaresca. El evento lo organiza el Grupo Atenea, presidido por el ex coronel José Luis Cortina, alto cargo de inteligencia absuelto en el juicio del 23-F. El Grupo Atenea factura hasta 30.000 euros a cada empresa que quiera estar con «400 asistentes VIP» como «delegados internacionales, autoridades civiles, Fuerzas Armadas, Cuerpos de Seguridad del Estado» y otros contactos a sueldo del Estado que Cortina fue tejiendo durante su polémica y política carrera militar. El cóctel VIP con los amigos militares del excoronel asciende a 5.000 euros, el alquiler de un reservado a 10.000, estampar su marca sobre la moqueta, 30.000 euros también. Precios simbólicos para una industria millonaria y unos clientes que pueden comprar a su antojo y en secreto con el dinero de todos.

Cortina conserva la amistad con Florentino Pérez, antiguo socio de negocios que este miércoles invitó a Homsec a una cena de gala en el Santiago Bernabéu. Los asistentes no necesitaron partido de fútbol para firmar contratos y celebrar que los buenos tiempos han vuelto al mercado de la guerra.

*La versión inicial hacía referencia por error al Jefe del Estado Mayor de Defensa (JEMAD), el almirante general García Sánchez, en lugar de al Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), el general Jaime Domínguez Buj.

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