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Un tribunal francés confirma la prisión para un estudiante catalán detenido en la Nuit Debout
La Corte de apelación francesa reafirma la sentencia del pasado mes de julio, que condenaba a Lluc Valverde a un año de prisión con libertad condicional, además de 10.000 euros de indemnización
JOANA VOISIN CRUSAT // El pasado 9 de marzo, la Corte de Apelación francesa declaró al estudiante catalán Lluc Valverde culpable de los cargos de violencia contra la autoridad pública, violencias contra un civil y rebelión. Valverde fue detenido en abril del año pasado mientras hacía fotografías de los disturbios que tenían lugar en la plaza de la República de París, durante una convocatoria del movimiento Nuit Debout.
El joven pasó 60 horas en prisión preventiva, durante las cuales denunció haber sido víctima de violencias físicas y psicológicas de manera constante y sin ninguna posibilidad de poderse comunicar con sus familiares. Ya en libertad y gracias a la intervención del grupo Defcol, se consiguió retrasar su juicio hasta el 5 de julio. Tras ser condenado en primera instancia, la defensa de Valverde interpuso un recurs de apelación y consiguió una segunda fecha de juicio, que tuvo lugar en la Corte de Apelación en febrero.
La sentencia corrobora la del primer juicio. De esta manera no solo se mantiene el año de prisión con libertad condicional y los 10.000 euros de indemnización para la joven inglesa, sino que los cuatro policías que detuvieron a Valverde recibirán aún más dinero, ya que los gatos judiciales han aumentado: 800 euros cada uno en lugar de 500, de manera que la familia habrá de asumir 13.500 euros. «Estamos tristes y enfadados, evidentemente, pero la verdad es que ja lo habíamos hablado y lo esperábamos, no nos ha pillado por sorpresa. Aun así, la sentencia ha sido un golpe duro. El hecho de ver que un sistema judicial que se considera democrático pueda hasta este punto falsear el Derecho, poniéndose completamente al servicio de la Policía y de la represión estatal», explica Lluc. Para cubrir los gastos económicos que se derivan de la sentencia se ha habilitado un mecanismo para dar soporte económico al encausado.
Parte de la situación de Lluc adopta el esquema habitual de criminalización de las movilizaciones sociales, una estrategia que la violación de Theo ha visibilizado considerablemente en Francia: los cuerpos policiales efectúan una detención extremadamente violenta, violencia que se justifica a posteriori cambiando por completo el relato. De esta manera, se invierten los roles: los agresores se convierten en agredidos, y los agredidos se transforman en agresores. En este caso concreto, la culpabilización de la víctima ha ido un paso más allá, ya que se ha asignado a Lluc la responsabilidad de las heridas a otra víctima, una joven estudiante inglesa que se cayó después de haber recibido una pedrada en la cabeza, cortándose la mano con vidrios dispersos por el suelo.
Según la versión policial, Valverde se encontraba en la plaza de la República y los agentes afirmaron haberle visto arrojando objetos peligrosos, así como a la chica en el suelo. Los policías habrían decidido intervenir y enfrentarse al «chico violento que, lejos de dejarse inmovilizar, se continuó defendiendo lanzándoles objetos y atacándoles físicamente. Una versión que, pese a estar plagada de numerosas incoherencias, ha sido finalmente considerada como verdadera. «Estamos hablando no solo de dar validez a unas acusaciones que en ningún caso se pueden probar de manera empírica, sino que que además están negando el grueso de las violencias policiales que sufrí aquella noche. Unes violencias que sí que demostraba un informe médico que las juezas tuvieron en su poder durante los dos juicios», prosigue Lluc.
Para el grupo de apoyo, la inculpación de Lluc también tiene que ver con una cuestión de xenofobia. Para la plataforma Defcol, «el hecho de que Lluc sea un extranjero de un país latino puede haber influido negativamente en el desarrollo del juicio, y seguramente ha sido el motivo por el cual el culpable de la agresión de la chica inglesa ha sido él y no un chico francés». De hecho, durante el segundo juicio, la intervención de la fiscal estuvo marcada por unas declaraciones donde afirmaba que «teniendo en cuenta que este chico es un joven español, asistir a este tipo de manifestaciones violentas debe formar parte de su rutina».
Para Valverde, «todo esto prueba, en todo caso, que por mucho que la Justicia se esfuerce en darate el derecho a defenderte, durante los diferentes juicios que te puedan organizar, al final es una pura puesta en escena: la realidad es que solo prevalece la impunidad incondicional de los policías. Desde el mismo instante en que me detuvieron, ya estaba automáticamente condenado por todos los delitos que me quisieran atribuir. ¿Qué nos queda? No aceptar el sistema, negarse a seguir su juego y negarse a acatgar una sentencia que racionalmente es aberrante. Los únicos criminales aquí son quienes conforman el sistema, desde los policías que me apalizaron hasta la jueza que redactó la sentencia y la jueza que la ratificó», cconcluye el joven.
Artículo .de La Directa, publicado originalmente aquí.