Revista mensual | Sociedad
Antonia Ávalos y Rocío Ballesta (feministas del coño insumiso): “¡Habríamos empoderado a las presas!”
¿Cómo afectó a estas dos mujeres el proceso al que fueron sometidas? Ambas fueron acusadas por la Asociación Española de Abogados Cristianos de un delito contra las creencias religiosas y otro de provocación a la discriminación, al odio y a la violencia por los mismos motivos.
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Han pasado dos años de aquella historia, finalmente archivada por una jueza. “Si no fuera porque es muy lamentable, sería de chiste”, dice una. “Es de broma”, confirma la otra. De fondo, una pared cargada de letras: “El coche provoca impotencia. Art de vivre. Nunca mais. Yomango. La felicidad no se puede comprar”. La primera se enteró de que estaba imputada recién llegada del hospital. Acababan de operarle un pecho. Una mastectomía parcial. A la segunda se le removieron los temores y la angustia que ya vivió en su país, en México, de donde salió huyendo hace diez años de todas las violencias. Rocío Ballesta y Antonia Ávalos fueron acusadas por la Asociación Española de Abogados Cristianos de un delito contra las creencias religiosas y otro de provocación a la discriminación, al odio y a la violencia por los mismos motivos. El hecho, por el que también fueron acusados dos sindicalistas de CGT y una compañera más, fue sacar en procesión un coño gigante –e insumiso– por las calles de Sevilla para protestar simbólicamente por los derechos laborales de las mujeres.
Era el primero de mayo de 2014. “Como inmigrante, si me echaban, significaba no volver a ver a mi hija y destruir un proyecto de vida en España contra la violencia de género, con nuestro comedor social, un huerto ecológico, un doctorado que estoy haciendo”, explica Antonia, presidenta de la Asociación Mujeres Supervivientes, en el coworking donde trabaja Rocío, historiadora. Sobre su mesa, un té a medio tomar. Una taza con siluetas de mujeres generosas. Sus pubis tienen forma de corazones de colores.
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