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La felicidad de África en 20 fotografías
El fotógrafo Jesús Robisco recoge en 'Historias de Cubal' la vida en un hospital de Angola. El 100% de los beneficios de la venta de estas imágenes irán destinados a la rehabilitación del centro y la mejora de las condiciones de ingreso.
Pongamos que se llama África. África es una chica que acaba de terminar el tratamiento por una tuberculosis multirresistente. Permaneció un año en el hospital porque le había abandonado su familia y, justo cuando iba a recibir el alta, ingresó su hermana. Pongamos que se llama Felicidad. No se conocían. Tras el encuentro, hubo una fiesta. Ahora las dos hermanas viven juntas. La historia sucedió en Cubal, en el centro de Angola. Y es solo una de las múltiples sonrisas que captó Jesús Robisco con su cámara. “Es muy complicado obtener lo que se quiere porque, aunque sea tirar piedras sobre mi tejado, pienso que la fotografía tiene mucho de mentira… Es simplemente una pequeña pincelada, una ilusión de aquello que vemos reflejado en ella, sobre todo cuanto más impresionante sea. Es una reflexión un poco rara y que tendría que explicar largo y tendido pero el resumen sería este, que ves muy distintas las fotos cuando has visto in situ la misma realidad”, afirma el fotógrafo.
Aquella realidad que pudo ver él se refleja ahora en Historias de Cubal, una exposición fotográfica nacida de un proyecto de cooperación entre el PROSICS (Programa de Salud Internacional del Instituto Catalán de Salud) y el Hospital Vall d’Hebron en el Nossa Senhora da Paz. El trabajo podrá visitarse hasta el 31 de mayo en Barcelona, en la Unidad de Medicina Tropical y Salud Internacional Vall d’Hebron-Drassanes. El 100% de los beneficios de la venta de estas fotografías irán destinados a la rehabilitación del centro y la mejora de las condiciones de ingreso.
Angola, un país arrasado por 40 años de guerra, registra uno de los peores marcadores sanitarios de todo el mundo. Uno de cada seis niños no llega a cumplir los cinco años y el gasto en salud solo asciende al 10%, según Unicef. El Nossa Senhora da Paz dispone actualmente de 400 camas en una zona donde viven unos 300.000 habitantes. La sección más grande es Pediatría, que dispone también de un centro de renutrición para tratar los casos que necesitan permanecer en el hospital. La falta de recursos y las enfermedades agudas infecciosas constituyen la primera causa de ingreso.
¿Por qué decidiste ir a Cubal?
Fue una serie de coincidencias, yo tenía ganas de hacer algo así desde siempre pero con algún fin, sentirme un poco práctico, tener la experiencia y aprender de ello. Entonces conocí a Israel Molina, director del Programa de Salud Internacional del ICS, que me hizo la propuesta. Necesitaban material gráfico para los distintos proyectos que están realizando allí.
¿Qué has querido reflejar con estas fotografías?
Lo que he querido reflejar y la idea del encargo era mostrar la vida diaria del hospital y los alrededores pero, sobre todo, la felicidad y el optimismo que existe en Cubal, también y a título muy práctico los medios o modos de vida. Las penurias típicas no nos interesaban nada, no queríamos presentar unas fotografías deprimentes que dieran pena porque, aun siendo real, también es una realidad que hay mucha felicidad, más si cabe teniendo en cuenta que a veces viven en situaciones muy precarias. Haciendo un ejercicio comparativo, podría hacer fotografías muy deprimentes dándome una vuelta por cualquier ciudad supuestamente desarrollada y no sería un retrato del todo justo. Pues aquí pasa lo mismo, es verdad que están muy mal pero también hay que ser muy optimistas, y hay que fijarse también en todo lo positivo, este era el encargo.
¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de desarrollar tu trabajo allí?
Querer obtener mi concepto de felicidad y de belleza que a veces se encuentra en lo más cotidiano, de forma muy natural. Me interesa mucho, y a la vez transmitirlo con el concepto que tiene el resto de la gente. Además es algo que hago de algún modo intuitivo a mi modo de ver, me cuesta siempre mucho explicar el porqué de muchas de mis fotografías. Por lo general, me gusta ser muy sutil, para mí una mano, una forma, un espacio, algo muy simple puede tener mucho significado. Me llega, me conmueve e intento comunicarlo, destacarlo, traspasarlo, regalárselo al que va a mirar esa foto, pero esto es lo realmente complicado. Además, te encuentras ante una realidad tan distinta a la tuya que lo primero que tienes que hacer es entenderla para poder fotografiarla.
¿Cuánto tiempo estuviste con ellos?
Veintiún días. Los primeros días simplemente me dediqué a ello, sin ni siquiera llevar una cámara de fotos, un clásico, solamente mi modo de ver y sobre todo una mente muy abierta. En algunas fotografías existe esa sutilidad de pocos objetos en la composición o de utilizar los espacios vacíos que para mí tienen mucha fuerza. Otras, por el contrario, se llenan de significado simplemente por la naturalidad y la autenticidad de estas personas. Hay otras fotografías más evidentes, muy normales, que han sido muy fáciles de hacer y que de algún modo las hago para completar el trabajo.
¿Has viajado a otras zonas de África?
He estado en varias zonas de Marruecos y en Egipto, que sigue siendo África aunque algo distinta. En El Cairo estuve casi un mes trabajando en un proyecto muy distinto sobre una compañía de danza formada por bailarines de distintos países del mundo árabe, toda una odisea en cuanto al concepto, pero lo que sin lugar a dudas tienen en común estos lugares de África es que la gente te acoge, te ofrece su casa, su comida, sus historias de forma natural. Es un tanto tópico pero compruebas que quien menos tiene es quien más comparte y eso les hace inmensamente ricos. En El Cairo, el tendero donde comprábamos la comida nos regaló el último día toda la compra diciendo “Todos somos hijos de un mismo dios”. Para que eso te pase aquí tendrías que estar reuniendo cupones mucho tiempo y aun así no te regalarían nada. Otra realidad que se hace muy evidente en estos lugares es la desigualdad entre la mujer y el hombre. Mientras él toma té o café rodeado de más hombres en un sitio de hombres, las mujeres cargan por todo África con las labores de la casa, llevan agua o fardos en sus cabezas, a sus hijos a cuestas o labran la tierra. Pero no nos engañemos, esto también pasa aquí en cierto modo.
¿Crees que falta información -o se informa mal- en los medios sobre África?
En general creo que nos falta mucha información, aunque hay de todo, muy buenos informantes y más que de sobra medios para estar informado. Pero hay que ir a buscarlo haciendo un esfuerzo, no es algo de lo que se nos esté dando de forma regular. También es cierto que lo que es noticia y lo que no está muy influenciado por los intereses mayores. Por ejemplo, se habla mucho sobre determinadas guerras pero porque directamente nos pueden afectar a nosotros. Sobre otros temas se informa de forma puntual cuando pasa algo de forma muy relevante, luego pasan unos días y no se sigue hablando aunque la noticia siga existiendo.
¿Por qué eres fotógrafo?
Desde siempre tuve inquietud artística pero nunca pensé que podría ser un medio de vida. Yo soy del 71. Aun así cuando estudié no era una opción y supongo que por eso ni lo pensaba. Años más tarde me vi dando clases de educación física porque también el deporte ha sido algo principal en mi vida, al mismo tiempo pintaba y hacía fotos meramente por placer. Me crucé con gente de la danza contemporánea y empecé a hacerles fotos y, poco a poco, vi que, ahora sí, podía ser mi trabajo. Dejé de dar clases y me fui especializando en fotografía escénica. ¿Por qué soy fotógrafo? Creo que es una mezcla entre lo que disfruto haciendo y lo que la vida me ha ido ofreciendo.
Podría dedicarme a muchas más cosas que he probado y me han gustado pero la fotografía puede ser muy creativa, me gusta el reto diario de hacer algo distinto ante tantas opciones aunque sea dentro de mi especialidad. No es que luego lo haga todos los días porque es muy complicado, eso es lo bueno, que por ejemplo ahora he estado haciendo un trabajo en Cubal. También tener un trabajo que te gestionas tú mismo te da mucha libertad, que para mí es muy importante, aunque a veces trabajas mucho más que si fueras un empleado por cuenta ajena. Más que querer ser fotógrafo ha sido un descubrimiento.