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El humorista que insultó a Erdogan y acabó con una ley en Alemania

Jan Böhmermann recitó un poema que difamaba al presidente de Turquía, que pidió al Gobierno alemán que se procesara al humorista. Para ello se acogió a un párrafo del Derecho penal que databa del siglo XIX.

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Alemania no es ajena a la problemática que surge de la lucha antiterrorista. Pero el debate sobre la libertad de expresión recientemente ha girado también en torno a otro asunto. En marzo del año pasado, Jan Böhmermann, uno de los humoristas más populares y controvertidos del país, recitó en su programa de televisión un poema que difamaba al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de la forma más vulgar, zoofilia incluida. El presentador explicó que era un ejercicio para demostrar la diferencia entre la sátira y la difamación. Erdogan no lo entendió así y pidió al Gobierno alemán que se procesara al humorista. Para ello se acogió a un párrafo del Derecho penal alemán que data de los tiempos de la monarquía en el siglo XIX y que castiga la difamación de un jefe de Estado o miembros de gobiernos extranjeros.

En su origen se trataba de evitar conflictos diplomáticos pero muchos políticos y juristas consideran absurdo que este párrafo 103 aún siga vigente. En los años 60 el sha de Persia se acogió varias veces a esta ley para censurar críticas feroces a su régimen en la prensa alemana. En 1977 un tribunal condenó una manifestación en la que se llamaba “banda de asesinos” a la dictadura de Agusto Pinochet, después de que el embajador chileno en Bonn se sintiera ofendido. Pero la aplicación de la ley se ha relajado recientemente. Hace siete años un tribunal de Baviera sentenció que una foto del papa Benedicto XVI con el lazo de la lucha contra el sida y unos condones expuestos durante la celebración LGTB del Christopher Street Day no constituía una difamación del pontífice.

Para que los fiscales alemanes actúen conforme al párrafo 103, el gobierno federal debe dar su visto bueno. El caso Böhmermann puso en aprietos a la canciller Angela Merkel, ya que Turquía es un aliado fundamental. Finalmente, Merkel autorizó el proceso contra el humorista entre fuertes protestas de la sociedad alemana. Al mismo tiempo, el gobierno decidió abolir el polémico párrafo. Muchos políticos, incluso algunos de los partidos que conforman el gobierno de gran coalición, habían exigido sin éxito que se eliminara también el párrafo 90 del Código Penal que castiga la difamación del presidente de la República Alemana con penas de hasta cinco años de cárcel. Alemania y España son países que aún mantienen este concepto de lesé majesté, la injuria al monarca o a la Corona, que fue ideado en el Imperio romano. Hasta Francia, donde el cargo de presidente de la República goza de un trato y una parafernalia especial, abolió la protección especial al jefe del Estado en 2013. En Alemania ha habido muy pocos casos de condenas por difamación del presidente.

El proceso contra Böhmermann fue cerrado sin cargos, pero se ha prohibido la difusión de su poema contra Erdogan. Un poema que ha acabado con una ley anacrónica.

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