Revista mensual
Comedia disidente ‘made in Spain’
El monólogo recupera su condición de altavoz del pueblo y actúa como palanca a favor del cambio social.
Este artículo sobre comedia disidente está incluido en #LaMarea47, un monográfico sobre la libertad de expresión
The comedy should punch up («la comedia debería golpear hacia arriba») es una de las frases hechas más comunes en el circuito de humor anglosajón. Tanto, que el origen y artífice de la regla se ha diluido, y el mensaje ha quedado para la oralidad. El formato de monólogo o stand up comedy, a pesar de la simpleza de su fundamento (un humorista que habla detrás de un micrófono) es uno de los de más reciente creación en el campo de la «ficción». Referentes del formato podemos encontrar millones, remitiéndonos a aquellos juglares que viajaban de pueblo en pueblo y contaban sus historias. También, en el formato narrativo del cuentacuentos y los ingleses «cuentachistes» de los que hablaba Mark Twain.
Pero el nacimiento real de la comedia hablada en forma de monólogo, tal y como la conocemos hoy, ocurrió hace muy poco: durante los años 50 del siglo pasado, con la Beat Generation de EEUU y la llegada de los open mics. En los años 60/70 hubo un repunte en Inglaterra, más acentuado algunos años después durante el mandato de Margaret Thatcher, cuando el humor volvió a transformarse en el modo de expresión pertinente para escapar de la censura. Referentes históricos livianos para enfrentarnos a un formato que, en la actualidad, resulta de los más populares y de los menos valorados.
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