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“La socialdemocracia no ha sido capaz de generar ilusión”
Xavier Sabaté (PSC) reconoce que, a los ojos de la ciudadanía, los postulados socialdemócratas quedan como defensores del 'establishment' al que los ciudadanos culpan de la crisis.
Histórico del Partit del Socialistes de Catalunya (PSC) y ex consejero de la Generalitat catalana, Xavier Sabaté es uno de los impulsores de la corriente crítica Roj@s. Al presentarla públicamente el pasado noviembre, reivindicaron su deseo de dar «un giro radical hacia la izquierda». Con motivo del especial de La Marea dedicado al auge del neofascismo, Sabaté contestó a nuestras preguntas por e-mail.
¿A qué atribuye el auge de los neofascismos en Europa y EEUU?
La crisis económica ha provocado una crisis politica y de confianza en las instituciones, una renuncia a afrontar la crisis desde la política que se ha reducido a obedecer normas y tratados, con una gestión tecnocrática. Todo ello ha conducido a la quiebra del espacio público. Esta retirada de la política impide expresar la indignación con propuestas de esperanza. Se imponen propuestas basadas en el rencor, el odio, la desconfianza hacia el otro. Esa es la base de ese radicalismo de derechas basado en propuestas antipolíticas populistas.
¿Qué parte de responsabilidad tiene la socialdemocracia en este ascenso? ¿La ciudadanía ve sus postulados como una alternativa a la derecha?
La socialdemocracia no ha sido capaz de generar ilusión y ha basado las respuestas en ideas defensivas, de repliegue, esperando que el descenso sea menos brusco. A los ojos de la ciudadanía queda como defensora del establishment, al que los ciudadanos culpan de la crisis. La socialdemocracia ha podido cometer errores, incluso hace políticas no distintas de la derecha. Pero el error principal, más que la sobriedad programática, está en no pensar en la dimensión transformadora. Cuando eso ocurre, uno se acaba adaptando y renuncia a transformar.
En el contexto de crisis económica, la izquierda nunca lo tuvo más fácil para ser una fuerza hegemónica, ¿por qué no conecta con su potencial electorado?
No se puede decir que no sea hegemónica. Lo que pasa es que esa hegemonía se expresa en una sociedad cada vez más diversa y plural que está fragmentada en lugar de articulada. La tarea pendiente es ser capaz de articular, de tranformar esa fragmentación en alternativas capaces de generar un horizonte de futuro esperanzador para amplias capas de la sociedad y ser mayoritaria. Y no conecta con su potencial electorado porque las personas han cambiado sus demandas y ya no se conforman con representantes sino que buscan aliados permanentes que se sitúen a su lado en las luchas por unas condiciones dignas de vida
¿Ha renunciado la izquierda a cambiar el sistema y se conforma con reformarlo?
El sistema está obsoleto. El mismo Sarkozy lo dijo en 2008. El propio sistema se ha autodestruido. Hace falta ejercer una acción reformista, no basada en aplicar reglas sino en cambiar dichas reglas.
¿Por qué han creado Roj@s? ¿Qué hace distinta a esta formación?
Nace para reivindicar el debate de ideas. Busca fortalecer el debate de cuestiones incómodas para los equilibrios de poder en estructuras territoriales. Es una forma de situar un ala izquierda que permita incluir en la agenda política del partido debates y nuevos enfoques. Y, al mismo tiempo, es una forma de ampliar el espectro de la izquierda representando a más ciudadanos descontentos con las líneas oficiales del partido.
La palabra «rojos/as» está estimagtizada en España. ¿Por qué la «recuperan»?
Coca-Cola usa el rojo en sus anuncios. El color de Trump es el rojo frente el azul demócrata. Esperamos que el rojo sea también el color de la izquierda. También confiamos que Alemania tenga un gobierno sin complejos que sea rojo al cuadrado, por la coalición SPD y Die Linke con Los Verdes.
¿Creen que la fragmentación de la izquierda es su principal debilidad? ¿Por qué cuesta tanto «unirla»?
Se piensa más en la suma agregada de esa diversidad. Acabas sumando debilidades en lugar de una integración superadora que requiere un esfuerzo para pasar de esas diferencias del pasado hacia los desafíos del futuro. Eso no significa pensar que una parte de la izquierda se imponga sobre otra. Ni que la diversidad desaparecerá. Se trata de entender el nuevo escenario, que no será una vuelta al pasado.