Los socios/as escriben
Renovarse o morir
El capitalismo no se ha refundado sino que se ha reforzado; y mientras que la izquierda está en un acelerado declive, resurge la extrema derecha.
Cuando oigo o leo lo malo que es el capitalismo, las barbaridades que hace en un sitio y otro, o la amenaza que supone para todo el género humano el desarrollo del sistema capitalista (y los que nos movemos por los medios de comunicación alternativos lo oímos y lo leemos una y mil veces) no puedo por menos de preguntarme: ¿Y si el capitalismo es tan nefasto para la mayoría de la humanidad, cómo es que las fuerzas de izquierda, que llevan más de siglo y medio luchando contra él, no han logrado derrotarlo? Porque la realidad es que el capitalismo, por lo menos en apariencia, está cada día más boyante.
¿No nos sorprende lo ocurrido a partir de la crisis de los últimos años? La crisis económica supuso un cataclismo para el sistema capitalista, de tal manera que incluso algunos de sus más cualificados representantes reconocían la necesidad de refundar el capitalismo. Pero el capitalismo no se ha refundado sino que se ha reforzado; y mientras que la izquierda está en un acelerado declive, resurge la extrema derecha.
¿No se nos ocurre preguntarnos la razón de todo esto? ¿Es consecuencia de la habilidad del capitalismo para presentar un rostro atractivo y amable que ha seducido incluso a sus propias víctimas? Ciertamente eso ha ocurrido. El Monstruo Amable, un excelente libro de Raffaele Simone, describe muy bien este proceso.
¿Y por qué la izquierda no ha sido capaz de presentar un proyecto que además de resultar atractivo estuviera fundado en la realidad y no en el engaño y la ilusión?
¿Vamos a seguir con el discurso de siempre? ¿Podemos seguir hablando y presentando programas y proyectos sin plantearnos estas cuestiones? ¿No se nos ocurre pensar que la izquierda tiene que hacer una autocrítica muy profunda de todos sus planteamientos?
Una autocrítica que llegara hasta sus fundamentos últimos. Desde mediados del siglo XIX la izquierda mayoritaria se ha apoyado en la filosofía marxista y, según Marx, el objetivo de la filosofía era transformar el mundo. ¿Lo ha transformado realmente? ¿Tenemos motivos para suponer que apoyados en esa filosofía, ¡ahora sí que vamos a transformar el mundo!?
¿No habría que buscar nuevos fundamentos, un nuevo aliento que permitiera remontar el vuelo con fuerza y con ilusión?
Antonio Zugasti es socio cooperativista de La Marea.