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Los que sobran en Podemos tienen los dientes rectos
Nada habría que decir de alguien que quiere un partido que busque representar a los rotos, a los despojados, a los que menos tienen. El problema aparece cuando para ello tratas de segregar de tu mismo partido a los que tienen una determinada apariencia estética.
MADRID// En pleno mes de frimario asoman comportamientos en Podemos que reflejan lo peor de las organizaciones de izquierdas más sectarias. Con Vistalegre fijado a finales de pluvioso se avecinan tempestades cuando comience ventoso. El secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha realizó otro aviso a navegantes en el proceso de PCUSización que la formación está viviendo pasado el mes de brumario. En un artículo en La Tribuna de Toledo dejó claro lo que pasaría tras Vistalegre:
”Es obvio que ciertas actitudes individuales de compañeros y compañeras, atendiendo a objetivos e intereses particulares, pueden prestarse a alimentar la maquina del fango. Por eso, aunque no sea agradable, también habrá que hablar de ‘los que sobran’ en Podemos”.
Los dirigentes de Podemos próximos a Pablo Iglesias, y él mismo, suelen utilizar la apelación a la máquina del fango cada vez que los medios de comunicación realizan una crítica a sus postulados. En ocasiones sus reproches a los medios tienen mucho empaque y van cargados de razón y argumentos. Últimamente cualquier sanción a su comportamiento recibe ese apelativo. Todo es fango. Incluso cuando son los mismos miembros de Podemos los que remueven el fondo del estanque.
La táctica propagandística de utilizar el ataque de un enemigo externo sirve para sus propios intereses internos. Esta táctica es la más usada para excusar los comportamientos que pudieran considerarse censurables. El fango de los medios de comunicación sirve tanto contra los medios críticos y las noticias veraces como para los que envilecen la profesión con mentiras. La campaña de Ramón Espinar se hizo únicamente con esta premisa. Y les funcionó. Ahora se empieza a utilizar para purgar a aquellos que no comulgan con las tesis de Pablo Iglesias.
Es paradójico que desde su entorno todo parezca fango menos el discurso de uno de los personajes más representativo de este tipo de periodismo. Un insigne director de periódico de la derecha española, con relaciones muy estrechas con el círculo más próximo a Pablo Iglesias, se enorgullece, y así lo proclama por los pasillos de las cadenas de televisión, de que en Podemos están haciendo lo que él quería. Errejón gustará a PRISA, pero Pablo gusta en otros círculos de poder no más amables con los intereses de los desdentados.
El habitus de clase de Bordieu reducido a la ortodoncia
En lo que algunos quieren llamar debates, que no son más que luchas de poder y paseo de cuchillos, se estila mucho el insulto y el desprecio. Uno de los que desde el entorno del pablismo es utilizado para estas artes de menosprecio a sus adversarios es Ricardo Romero, el rapero amigo de Pablo Iglesias que funciona como azote de Errejón. El problema es que no tiene nivel suficiente para la mesura y acaba despreciando a cientos de militantes próximos al pensamiento discursivo del número dos. Los que se acercaron a Podemos en ciudades, pueblos y barrios de la periferia, sin tanto glamour obrero como Vallecas o Moratalaz pero que sufren sus condiciones de la misma o peor forma.
“Somos el Podemos menos estilizado, quizá el Podemos más vulgar, más de barrio y más visceral. El Podemos de un Secretario General que recibe a Obama con una camisa de camarero. Se nos nota en la ropa, en la mirada, y hasta en los dientes (hay otro Podemos con los dientes perfectamente alineados tras muchos años de ortodoncia-privada en nuestro país-). Es evidente que existen dos almas en Podemos. Una que habla siempre en nombre del pueblo; otra que es pueblo.”
Nada habría que decir de alguien que quiere un partido que busque representar a los rotos, a los despojados, a los que menos tienen. Es lo que se pide a Podemos. Es lo que muchos llevamos pidiendo desde su aparición sin movernos un ápice de posición. El problema aparece cuando para ello tratas de segregar de tu mismo partido a los que tienen una determinada apariencia estética. La ortodoncia como elemento diferenciador de clase y distintivo para ser purgado. Un insulto a todos los compañeros de Podemos que no comparten sus posicionamientos internos y son, al menos, tan de barrio como El Nega; al menos, tan obreros como El Nega; y seguro, con menos recursos económicos que él. Y sobre todo, pueblo. Gente obrera, humilde, con dientes rectos o torcidos y que, además, consideran que las tesis de Errejón son mejores que las de Iglesias. Y eso no es motivo de desprecio.
Los obreros y la clase trabajadora no dejan de serlo por endeudarse para pagarle un tratamiento dental a sus hijos, muchas veces estafados. Si hay que simplificar el concepto de habitus de clase, este lo conforma el esfuerzo y el trabajo que tienen que hacer para lograrlo, ese es el conjunto de propiedades común, y poco tiene que ver con el aspecto final de su dentadura. Roza lo mezquino establecer la blancura de los dientes para definir quién es digno de representar a las clases populares. Porque no hay nada romántico en la miseria, no hace falta un partido que quiera ciudadanos desdentados para patrimonializar su dolor, sino que procure que nadie prescinda de comer para pagarse una ortodoncia. Podemos tiene que ser un partido que asegure dientes blancos y dentadura perfecta a los trabajadores. Para eso no hace falta tener caries y sí menos sed de venganza interna y más respeto por los compañeros y miembros de su partido.
Nota: En una edición anterior por error en vez de Ricardo Romero se indicaba que el nombre era Ricardo Ortega.