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Ecuador: Convencimiento o Sometimiento
"Resulta difícil defender que Correa no haya configurado buena parte de sus acciones de gobierno a una mejora de la vida de las clases desfavorecidas olvidadas".
Resulta difícil defender que Rafael Correa, el presidente de Ecuador que quiso guiar a su país y a Latinoamérica a un cambio de época en lugar de una época de cambio, no haya configurado buena parte de sus acciones de gobierno a una mejora de la vida y las condiciones de vida de las clases desfavorecidas olvidadas en el país, así como políticas emancipadoras regionales.
Resulta difícil argumentar también posiciones proliberales o proestablishment contra de uno de los adláteres principales del socialismo del siglo XXI quien, pese a sus estudios en Administración de Empresas en universidades europeas y estadounidenses, rechazó junto a Bolivia sumarse a un TLC UE- Colombia-Perú que era vendido como un acuerdo político para colaborar en la integración latinoamericana, mientras no era sino un instrumento más de la fase neoliberal en la región.
Sí se le puede criticar a Rafael Correa, sin embargo, que el fundamento económico de su gobierno estaba sustentado en clave de excesiva dependencia sobre el petróleo y otros productos primarios sin excesivo respeto hacia el Medio Ambiente y, en especial, a los mismos Pueblos originarios ecuatorianos que en un ejercicio simbólico no refrendado en la práctica había otorgado absoluta prioridad a los derechos de los pueblos en la dicotomía Desarrollo-Derechos Humanos en su nueva Constitución.
La excesiva dependencia del petróleo por parte de Ecuador y la bajada hasta la mitad de su precio respecto de hace tres años ha provocado un terremoto financiero en Ecuador que parece contradecir ese cambio de época ecuatoriano sustentado en los mismos cimientos productivos que la época a superar. Unos cimientos productivos que, a la par que alimentaban el discurso emancipador ecuatoriano y sus avances sociales, alimentaban las fauces del gran dragón del Desarrollo.
El reflejo decisivo ha sido el sometimiento de Ecuador ante la estrategia geocomercial europea a sumarse al mismo TLC al que en la época de vacas gordas había rechazado tomar por no respetar la especial sensibilidad desarrollista del pueblo ecuatoriano. La estrategia europea fue esperar a que el sistema y la posibilidad de quedar aislados en la configuración comercial global forzara a Ecuador y Bolivia a sumarse a lo ya establecido, sin atender su especial sensibilidad en términos de modelo de Desarrollo. Por el momento Ecuador ya ha claudicado.
Esta alegoría sistémica parece poner en evidencia que lo queramos o no este sistema es inevitable, ineludible y abocado a suponer el fin de la historia. La crisis financiera sistémica que parecía establecerse como ejemplo práctico de la autodestrucción capitalista profetizada por Carlos Marx, ha significado más una evidencia de la inexistencia de alternativas globales efectivas a ese sistema o de tener la capacidad de convencimiento suficiente para su implantación. La fuerza del sistema parece tener la capacidad de cooptarlo todo.