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España suspende en reciclaje

La tasa de reciclaje se ha estacandado en la última década. La Agencia Europea de Medio Ambiente pone de relevancia que España se encuentra muy por detrás de la mayoría de países europeos. 

España no cumple con sus compromisos en materia de reciclaje. Lejos de hacerlo, la situación no ha mejorado en la última década, al contrario de lo ocurrido en la mayoría de estados de la Unión Europea. Es la principal conclusión que se extrae de los datos hechos públicos por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), de los que se ha hecho eco Ecologistas en Acción.

Según el estudio publicado recientemente por AEMA, durante la última década la tasa de reciclaje en España se ha mantenido prácticamente inalterable, con un aumento de sólo dos puntos porcentuales, pasando del 31% en 2004 al 33% en 2014. Las cifras se encuentran muy lejos de lo que exige la Unión Europea, que tiene como objetivo que los Estados miembros alcancen una tasa de reciclaje del 50% en cada uno de los materiales componentes de los residuos domiciliarios, para aumentar al 60% en 2025 y al 65% en 2030.

Los decepcionantes resultados contrastan, según denuncia Ecologistas en Acción, con la importante inversión que se ha hecho –muchas veces con ayudas europeas de los Fondos Feder o de Cohesión- en la construcción de plantas de tratamiento mecánico biológico (TMB), que deberían tratar los residuos y obtener materiales recuperados para ser utilizados de nuevo.

La carta enviada en agosto de 2016 por las Comisión Europea al Embajador de España ante la Unión Europea (el actual ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso María Dastis Quecedo) lo dejó muy claro: con la actual situación de la gestión de residuos en España, es muy difícil que se puedan otorgar nuevas ayudas para la construcción de plantas TMB e incineradoras de residuos.

Para Ecologistas en Acción, la gestión de los residuos debe dar «un giro de 180º de forma urgente y comprometerse con la recogida selectiva de los mismos, en especial de su fracción orgánica, implantando sistemas de recogida eficientes como el puerta a puerta». Además, añade la organización ecologista, «se han de implantar sistemas de depósito devolución y retorno de los envases, para evitar su abandono en el medio natural y mejorar la limpieza de las ciudades, contribuyendo a unas tasas de reciclaje más altas. Se han de abandonar los proyectos de construcción de macroplantas TMB, incineradoras y macrovertederos, impulsando el tratamiento de la fracción orgánica en pequeñas plantas comarcales cercanas a los generadores de esa fracción».

Una situación «desastrosa»

«La situación actual es un desastre, se mire por donde se mire», asevera Carlos Arribas, responsable de residuos de Ecologistas en Acción. «Estamos en una franja media-baja, y aunque es cierto que hay países que están aún peor, España debería estar mucho más arriba. El problema no es que no ascendamos en esa franja, sino que estamos estancados».

¿Cuál es el problema? Según Arribas, son muchos y muy variados. «En primer lugar, los sistemas de recogida son absolutamente ineficaces: se sigue abusando de la recogida en masa de residuos, cuando es imprescindible poner en marcha sistemas de recogida selectiva de materia orgánica. Es algo que sólo sucede en Cataluña, y con eso y con todo no llegan a mucho. Además, y esto es clave, no todos los residuos se tratan: un 25% no recibe ningún tipo de tratamiento: van directamente al vertedero. Hay comunidades que alcanzan incluso un 40% de residuos vertidos sin tratamiento alguno, ni siquiera selección, como la Comunidad de Madrid. Mucha de la materia orgánica que se composta no lo hace de manera adecuada, por lo que el compost resultante no es tal, sino material bioestabilizado, que es materia orgánica pero que por una cuestión legal no se puede utilizar para nada, por lo que acaba igualmente en el vertedero, en lo que implica un gasto de tiempo y dinero inútil. Por último, las plantas TMB deberían mejorar mucho el rendimiento, que en el mejor de los casos ronda un 5%».

Incluso aunque todo ello ocurriera, alcanzar las exigencias de la UE parece prácticamente imposible. «Habría que aumentar casi 20 puntos la tasa de reciclaje, lo que implica que cada año tendríamos que subir 5 o 6 puntos», explica Arribas. El más que previsible incumplimiento traerá consecuencias. «Vamos a tener un problema grave: principalmente, que el grifo de los fondos europeos se va a cerrar», vaticina el portavoz de la organización ecologista.

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