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El PP, el partido que se definió a sí mismo como populista en su ideario

Alianza Popular incluyó el populismo como definición ideológica en los congresos de 1979 y 1987. "Nosotros tenemos que aspirar a recoger de nuevo a esa gran fuerza que está ahí; en un verdadero populismo, como el que sugiere nuestro nombre, el de Alianza Popular", dijo Fraga.

MADRID// La aparición de Podemos puso el término populismo de actualidad en la política española. Un término líquido con un perímetro difuso que ha terminado por confundirse con demagogia y que ha servido como cajón de sastre en el que incluir a cualquier partido que haya que criminalizar [Para aproximarse de una manera efectiva al concepto, mejor leer la tesis doctoral de Íñigo Errejón]. Hay un partido político por encima de todos, el Partido Popular, que ha apelado al populismo de manera peyorativa para buscar el descrédito de Podemos y a su vez unirlo por simpatía con otros como Trump o Le Pen. Sin embargo, Alianza Popular, el partido germen de la organización de Mariano Rajoy, ha sido el único importante en la historia de la democracia española que se denominó a sí mismo como populista para conseguir lograr los apoyos de una mayoría social.

En el III Congreso de Alianza Popular, en el año 1979, que se celebró en Madrid y que ratificó a Manuel Fraga como presidente de AP, el partido se definió como “partido populista, conservador y reformista”. La ponencia política redactada por el propio Fraga decía lo siguiente:

“Yo quisiera que no nos enzarzáramos en cuestiones nominalistas, y que estando como estamos de acuerdo en los principios, en los objetivos, y en las actitudes, no nos dividamos…Nosotros asumimos por supuesto los planteamientos espirituales, que son los válidos, de una derecha popular y para todos; rechazamos cualquier aspecto de represión o de privilegio o de oligarquía. Por eso somos lo que somos, seremos lo que debemos ser, y podemos dirigirnos a la mayoría natural del país, a la parte mayor y más sana de la sociedad. Hoy desunida, desorientada, desencantada… Nosotros tenemos que aspirar a recoger de nuevo a esa gran fuerza que está ahí; en un verdadero populismo, como el que sugiere nuestro nombre, el de Alianza Popular. Ni podemos renunciar a él ni actuar de modo incongruente con esa idea: en la que quepa todo el pueblo, toda la sociedad real; que no se estrecha de un modo que un aldeano, o un trabajador, o un estudiante, no se pueden encontrar representados. Sólo si hacemos esto, de buena fe, y lo hacemos bien, podremos llegar a ser un gran partido mayoritario, como España necesita”.

La ponencia política de Manuel Fraga fue apoyada por el partido y en el texto del manifiesto que salió del III Congreso, en su primer punto, expresó lo siguiente: “Aspiramos a tornar lo mejor de lo que tenemos para basar sobre ello nuevos avances, compartiendo la filosofía de los partidos populistas, centristas y conservadores de Europa, de cuyo ideario nos sentimos afines, lejos de toda actitud extremosa o radical”.

Un posicionamiento teórico populista que apelaba a los ciudadanos descontentos contraponiéndolos a la oligarquía pero que no se correspondía con su posición programática. José Ramón Montero, catedrático de Ciencia Política en la UAM, decía al respecto: “El acentuado populismo con el que caracterizaba a los destinatarios de sus ofertas se contradecía con el dato de que el programa de AP-CP coincidiera “en un 90 por 100” con el de la organización empresarial CEOE.”

No fue el de 1979 el único momento en el que el partido de Mariano Rajoy consideró el populismo como línea principal de su pensamiento. En el año 1987 Informe Semanal se refería al enfrentamiento entre Antonio Hernández Mancha y Miguel Herrero de Miñón por la sucesión de Manuel Fraga de la siguiente forma: “Populistas e ilustrados se enfrentan en Alianza Popular”.

El programa de TVE que recogía la disputa entre ambos decía sobre Hernández Mancha: “Practica el populismo, más como una necesidad vital que como una estrategia política”. El congreso denominado De la sucesión incorporaría el populismo como línea principal del partido para los próximos comicios. El término populismo como arma arrojadiza no se ha escuchado sólo en nuestra época desde la bancada popular hacia Podemos. Era Alfonso Guerra (PSOE) el que acusaba a Alianza Popular en esos términos: «Ustedes son la derecha reaccionaria vestida de populismo y utilizan el discurso de la más vieja derecha”.

En el año 1988, tras la contestación interna que la dirección de Hernández Mancha tuvo en el seno del partido, el entonces líder de AP afrontó el congreso del año 1989 con el populismo como eje de sus políticas. Así lo contaba El País: “Alianza Popular se decantará hacia una identificación como partido populista en el próximo congreso nacional que celebrará el mes de enero, a juzgar por las propuestas realizadas en el documento debatido ayer durante tres horas en el comité ejecutivo”.

El congreso de la refundación acabó con la vuelta de Fraga y la denominación de Partido Popular hasta nuestros días, el populismo salió de los documentos del partido y se quedó en Esperanza Aguirre.

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