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Siento Alalá

"Cuando se afinan los sentidos, se dulcifica el alma y descubrimos que el milagro de la vida está ante nosotros, con todo su esplendor, con toda su belleza... y todo cobra sentido", reflexiona la autora sobre el documental 'Alalá'.

A. C. // El mundo está loco. Yo siempre lo estuve. Yo estoy en crisis. El mundo siempre lo estuvo. Pero hay momentos de lucidez. Esos en los que vaciamos nuestro yo, dejamos volar nuestro ego, ese que lo origina todo, y quedamos en vacío, dejando hueco a la consciencia, a lo presente, a lo real… Entonces se afinan los sentidos, se dulcifica el alma y descubrimos que el milagro de la vida está ante nosotros, con todo su esplendor, con toda su belleza… y todo cobra sentido. Todo está conectado.

Conocí a la joven directora Remedios Malvárez en torno al feminismo. Esa palabra tan vilipendiada sólo por defender el respeto a los derechos humanos de las mujeres. Toda persona democrática y justa es feminista, aunque no lo sepa. Por entonces, yo no lo sabía. Acababa de llegar a la revista Meridiam, y una fotógrafa veterana me recibía con los brazos abiertos. Le echó paciencia… Mientras yo imponía mi soberbia sobre mi ignorancia en la materia, ella aceptaba mis criterios con humildad, introduciendo sutil y perspicazmente comentarios cariñosos pero incisivos, que me hacían reflexionar. Aprender. Crecer.

De aquello hace ya años, y mucho que ha llovido. Me he empapado de feminismo, poniendo nombre a aquello que siempre había tenido dentro. A esa niña interior que nunca ha comprendido la injusticia humana, y que se rebelaba contra ella. Aquella niña que perdió la chispa jerezana de su abuela huyendo de todo aquello que le identificara con su padre, un amante del flamenco y del fandango choquero. Un gran entendido, un payo muy gitano, con un buen corazón pero demasiada ambición, la que dejó dinero y se robó el tiempo y el cariño del hogar.

Ambición, deseo… Llámenle como quieran… No es más que ego, el ego que todos llevamos dentro, y que mueve al mundo, pero no lo une. Es el ego que se resiste a morir, y que se agarra para ello a cualquier cosa… La identidad con una idea, con una persona, con un partido político, con un país, con una religión, con un poder… Y nos apegamos a él, como si fuese la vida en ello, generando sufrimiento, control, celos, envidia, odio, rencor…

Sí, si que ha llovido desde entonces. El agua me ha calado. ¿Ha sido el feminismo? ¿Ha sido Krishnamurti? No lo sé, pero ya no importa. Ya no busco respuestas periodísticas. Busco aceptar mis egos, para que se aplaquen y dejen hueco al presente, a la paz, a la calma, la que conecta con el mundo de los sentidos, de la naturaleza, de la consciencia. La que te deja absorta mirando al mar, oliendo la tierra mojada, saboreando una onza de chocolate, dibujando un garabato, acariciando a un animal, escuchando una melodía. La que nos conecta con el arte, con la creatividad y con nuestra propia esencia, conectándonos también con las personas, libres de prejuicios, de ideologías, de culturas, de religiones, de género…

Anoche llegué a la sala de cine con un propósito. Sí, desde mi ego, quería serle útil a Reme, aportándole mi visión periodística, apuntando en la cabeza los detalles: que si buenos planos, que si el sonido hay que bajarlo, que si la directora de la fundación sobra… ¡Qué lote de reír con las dos viejas! Me recuerdan a mi abuela, cuando se sentaba a la fresquita con su abanico… ese crío que ni sabrá andar lleva el flamenco en sus venas… mira cómo se fija en el otro tocando la caja… ¿Y el otro, no es increíble el compás? Madre mía, ¿cómo se puede tener tanto arte en tan leve movimiento? Uf… ahora quiero bailar… Ay, papá, que eres demasiado purista con el flamenco, que Raimundo hace magia con las manos… que en cuanto salga te compro unas entradas para que mañana mismo vengas a ver la peli con mamá… que noto mis lágrimas correr por las mejillas… lágrimas de alegría, porque no siento tristeza, ni pena por ese barrio… siento una dulce y alegre nostalgia que me conecta con mi origen… y admiración, siento pura admiración ante el arte, ante la música que me conecta con el ahora, libre de pensamientos, de análisis, de juicios… que me conecta con mi padre y con los artistas de las 3.000 Viviendas de Sevilla. Siento Alalá.

Alalá es un documental dirigido por Remedios Malvárez.

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