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‘La mano invisible’: muchas preguntas y ninguna respuesta
David Macián lleva al cine la novela homónima del escritor sevillano Isaac Rosa. La película se estrena este sábado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.
Varios trabajadores acuden a diario a una nave industrial: un albañil construye una pared y la derriba; una mujer coloca piezas en una cadena de montaje sin saber para qué sirven; un carnicero despieza animales en descomposición… Son observados por el público, como en un teatro. Es La mano invisible, el «maravilloso» espectáculo del trabajo, el trasfondo con el que David Macián (Cartagena, 1980) lleva a la gran pantalla la obra homónima del escritor sevillano Isaac Rosa. La película, que compite con 15 más en la sección Las nuevas olas del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF), se estrenará este sábado. Con este primer largometraje, Macián continúa su línea de compromiso social.
¿Cuál es el mensaje de ‘La mano invisible’?
Más que un mensaje lo que hace la película es lanzar varias preguntas al espectador, desmontarle las ideas que ha mamado desde pequeño con respecto al mundo laboral y obligarle a que se plantee si no existe una manera mejor de enfocar el trabajo que la actual.
¿Y da respuestas a esas preguntas que la misma película hace al espectador? ¿Por qué trabajamos? ¿Para qué sirve lo que producimos? ¿Para quién trabajamos realmente? ¿Qué nos aporta el trabajo? ¿Nos hace ser mejores personas?
No, la película no da respuesta alguna. Lo que hace es sumergir al espectador en un ambiente extraño que de primeras le descoloca y le hace mirar con curiosidad lo que está pasando y después le hace ver que los trabajadores que aparecen en la película son muy parecidos a él y que los conflictos laborales a los que se enfrentan son probablemente los mismos que los suyos. A partir de ahí surgen las preguntas que antes mencionabas, el cuestionamiento de ese statu quo. Yo espero que sea una de esas películas que generan debate y dejan poso en el espectador.
¿Crees que la gente se suele hacer esas preguntas cuando va todos los días a trabajar?
No, no lo creo. Pienso que, en general, preferimos evitar ciertas preguntas incómodas y éstas sin duda lo son, porque ¿cuánta gente se siente realmente realizada en su trabajo?
¿Tú te sientes realizado con el tuyo?
Jajaja. Buena pregunta. Digamos que estoy en proceso.
¿Puede tener el mismo efecto en las personas paradas?
La gente parada, sobre todo los parados de larga duración, están deseando encontrar algo, así que muchas veces se agarran a un clavo ardiendo con tal de salir de esa situación. La dignidad y la satisfacción laboral pasan siempre en estos casos a un segundo plano.
¿Por qué has elegido este libro de Isaac Rosa para tu primer largometraje?
Porque me cambió la vida. Puede sonar exagerado pero así es. Lo leí en un momento de mi vida en el que andaba cuestionándome todo aquello que tenía que ver con el mundo laboral y me ayudó a ver las cosas mucho más claras.
¿Ha sido difícil adaptarla al cine?
Fácil no ha sido porque Isaac Rosa en la novela se centra mucho en los pensamientos de los personajes y en describir su trabajo y experiencia pasadas, y tanto a mi co-guionista como a mí nos interesaba que la película fuese lo más coral posible y tuviese buen ritmo, así que cogimos la esencia de la novela y con estas premisas la adaptamos a un lenguaje más cinematográfico.
La habéis rodado de forma cooperativa y autogestionada. ¿Qué significa eso?
Eso significa que hemos sido totalmente libres a la hora de tomar decisiones y que hemos intentado que todo el mundo participara en la gestión de la película. La idea fue siempre apostar por un modelo horizontal y asambleario, que dista mucho de lo que se suele encontrar en la industria cinematográfica. El tiempo dirá si lo hemos conseguido.
¿Con cuánta financiación ha contado?
La hemos hecho con unos 75.000 euros que hemos obtenido a través de diversas aportaciones privadas y con la reinversión de nuestros propios sueldos y recursos. Ojalá la peli dé frutos y podamos recuperar algo de todo esto. En cualquier caso, nos queda la satisfacción de haber sido capaces de sacar el proyecto adelante, que no es poco.