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Octubre, según Dios Tuitero
Habéis prestado más atención al Nobel de Literatura que al de la Paz, reprocha Dios Tuitero
2 de octubre de 2016. Triunfa el no en el plebiscito sobre los acuerdos de paz de Colombia. Extraña especie sois. Parece mentira que a alguien que se le pregunte si quiere la paz conteste que no, y si bien es verdad que la paz nunca debe ser a cualquier a precio, nunca dejará de sorprenderme vuestra afición por exterminaros. ¡Estúpidas criaturas!
Y no debo de ser el único sorprendido, porque tres días después la Academia Sueca galardonaba con el Nobel de la Paz al presidente colombiano “ por sus grandes esfuerzos para finalizar la guerra civil de más de 50 años en Colombia.”
Sin embargo, vosotros habéis prestado más atención a otra categoría, la de literatura, que recaía en Bob Dylan, un tipo que se hizo famoso llamando a las puertas del cielo y que decidió tener a la Academia llamando dos semanas a la suya. Decenas de artículos, tuits y disertaciones fueron dedicadas estos días a si la música era literatura también, o no, si eran galgos o podencos, mientras a nadie parecía importarle si los colombianos se seguían matando o no. No es algo tan vistoso ni atrae tantos lectores. Vivimos a golpe de click, y seguirán los muertos, like a rolling stone....
El 24 de octubre se celebraba el Día Mundial de las Bibliotecas, los únicos recintos sagrados que deberían existir en este puto mundo. Por cada bala que se dispara, muere un libro, y por cada libro que nace, muere un asesino. Os contaré un secreto: por la noche, en los estantes, cuando nadie mira, la Biblia se despereza, aletea sus páginas, se yergue sobre su vetusto lomo e intenta acabar con el resto de los libros. No soporta que ninguno cuestione sus verdades absolutas.
No hace mucho, mi club, la Iglesia, se encargaba de reducirlos a cenizas. Hoy, acosado por la modernidad, son otras cenizas las que preocupan al Santo Padre: las vuestras. Como sabéis, ha prohibido guardarlas en casa o esparcirlas por ahí. ¿Acaso cuestiona que yo esté en todas partes? La obsesión de la Santa Madre Iglesia con vuestro cuerpo es digna de estudio. Ni muertos os deja tranquilos. Cada una de vuestras células le pertenece, y es ella la que decide el destino que deben seguir: reproducción asistida, aborto, eutanasia, células madre… son pecados muy graves en los que no debéis caer. Vuestra vida no es vuestra, es mía y, por delegación, de ellos, esos hombres vestidos de forma ridícula que se reúnen cada cierto tiempo en el Vaticano, el templo más lujoso del mundo.
Hablando de disfraces, ya tenemos aquí a Halloween, y sus eminencias están muy preocupadas porque los chavales se visten de monstruos y seres terroríficos, costumbre muy poco cristiana al parecer, y andan difundiendo directrices para que los pequeños se disfracen de santos, que hay muchos y muy ejemplares. Habría que explicar a sus eminencias que antes que la Fiesta de Todos los Santos ( felicidades, Froilán) ya existía una celebración pagana donde las buenas gentes se disfrazaban para celebrar el fin de la cosecha y ahuyentar a los malos espíritus, celebración de la que, como tantas, otras la Iglesia se apropió.
De todas formas, tengo la solución perfecta: el disfraz de San Denis, primer obispo de París, que fue decapitado y se dio un paseo de seis kilómetros, atravesando Montmartre, con su cabeza bajo el brazo. Así aunamos las dos cosas: un santo y algo terrorífico. Todos contentos. Hasta el mes que viene, sed buenos.