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Pablo Iglesias escupe sobre la tumba del PSOE
El líder de Podemos utilizó un discurso duro y contundente contra el PSOE para presentarse como único partido de la oposición.
MADRID// Boris Vian tuvo que escribir bajo el seudónimo de Vernon Sullivan su obra Escupiré sobre vuestra tumba porque sabía que en la época de su publicación era una transgresión que aconsejaba embozarse bajo un nombre falso. Su denuncia social antirracista no fue bien acogida porque era un “ultraje a la moral y a las buenas costumbres”. Como el libro de Vian, el discurso de Iglesias no es que sea transgresor, es que así lo cree el pensamiento dominante. Lo convierten en transgresor con sus gruesos calificativos posteriores.
El discurso de Pablo Iglesias durante la sesión de investidura ha vuelto a recibir multitud de críticas de los garantes de los usos y costumbres de la política española porque una frase retórica no les ha gustado. “Dicen que han movilizado ustedes a 500 policías. Hay más delincuentes potenciales en esta Cámara que allí afuera, señorías”. Las crónicas se han llenado de indignación por una afirmación genérica de las que se han escuchado en tantísimas ocasiones.
De hecho, Rafael Hernando, diputado del PP, ha realizado una afirmación más gruesa, directa y falsa en la última fase del pleno que ha provocado una reacción mediática en la misma dirección. Hacia Pablo Iglesias y hacia Podemos. El portavoz del PP ha acusado a Iglesias de haber usado el nombre de España para ponerse al servicio de dictadores. Pablo Iglesias ha pedido el turno por alusiones tal y como dicta el artículo 71.1 del reglamento del Congreso. Ana Pastor ha preguntado a Rafael Hernando si retira del diario de sesiones la afirmación y el diputado del PP ha respondido incidiendo en la acusación. La presidenta del Congreso, a pesar del reconocimiento de la alusión, ha negado el turno a Iglesias, lo que ha provocado que los diputados de Unidos Podemos abandonaran el pleno mientras los miembros del PP les llamaban “terroristas”.
En ambas situaciones el denostado fue Pablo Iglesias. Como decía Boris Vian, “los del pueblo le colgaron igual, porque era un negro”. Los medios le dieron igual porque era Iglesias.
Un PSOE derrotado y desnortado
Pablo Iglesias ahondó en la herida abierta y sangrante que la gestora del PSOE se empeña en no coser. La intervención de Antonio Hernando no era fácil. El hombre que puso la cara en la interminable ronda poselectoral por las televisiones al no es no tuvo que subir a la tribuna de oradores a manejar un discurso imposible: defender la abstención para que gobierne Rajoy intentando transmitir que harán oposición a Rajoy. El poco apoyo que su intervención dejó en sus propias filas fue claro: con diputados socialistas ignorando sus palabras, sin aplaudir sus momentos álgidos, si es que hubo alguno. Hernando incluso tuvo que aguantar el desdén de Pedro Sánchez al no recibir el aplauso cuando el portavoz le realizó varios guiños dialécticos.
La debilidad de Hernando no pasó desapercibida para Iglesias, que rozó la crueldad al percibir los intentos del portavoz del PSOE de marcar diferencias con el PP después de que Rajoy hubiera dicho que tiene mucho más que ver con los socialistas que con los independentistas: “Señor Hernando, ha dicho… somos diferentes, somos diferentes, somos diferentes. Permítame que le recomiende una lectura de Georges Lakoff, No pienses en un elefante”. Dentro podría encontrar lo que le ocurre a los ciudadanos cuando la información que recibimos no se adapta a los marcos preestablecidos que tenemos; o, mucho más mundano, lo que ocurre cuando tratas a los votantes como idiotas. Aunque esto último no sea aplicable sólo al PSOE y es bastante recurrente entre todos los partidos del espectro.
El líder de Podemos utilizó las metáforas históricas de las renuncias ideológicas del PSOE con las que Antonio Hernando intentó justificar el giro de la abstención para posicionarse como la única oposición posible frente al PP a la vez que deslegitimaba la posición del portavoz de los socialistas: “Ha dicho usted que el tiempo les dará la razón. Que fue muy duro renunciar al marxismo pero el tiempo les dio la razón. Que fue muy dura la reconversión industrial pero el tiempo les dio la razón, que fue muy dura la entrada en la OTAN pero el tiempo les dio la razón, le ha faltado decir que fue muy duro descabalgar a Pedro Sánchez y seguir de portavoz pero el tiempo me dará la razón”. Antonio Hernando asistía noqueado y epatado ante el discurso de Iglesias, con la mirada perdida en la bancada popular y sin mirar en ningún momento la tribuna de oradores. Pocas veces un diputado escenificó de forma tan meridiana para los periodistas que estábamos en la tribuna de prensa su posición de extrema debilidad.
Discurso en clave interna
Existen dudas sobre si Pablo Iglesias ha desaprovechado una oportunidad para recoger apoyos de la siega de votos socialistas que provocó el cisma en el PSOE. Un ataque tan frontal hacia un moribundo no parece la mejor forma para que aquellos que se sienten desengañados y dudan si seguir al lado del enfermo que yace en Ferraz pasen a dar su apoyo a Podemos. Como bien dijo Alexandra Fernández, de En Marea, refiriéndose al PSOE en otra momento del debate, cuando alguien se siente acorralado y con miedo se pliega en sí mismo, se hace bola, y espera mejor ocasión para reaccionar. El duro discurso de Pablo Iglesias contra la actitud del PSOE puede provocar el efecto contrario que persigue y afianzar en las filas del partido a los que dudan en abandonarlo.
En un momento del debate, Pablo Iglesias citó a Valle Inclán y sus espejos cóncavos para mostrar la verdadera apariencia de Felipe González y otros insignes personajes. No es baladí citar al creador del esperpento en una sesión parlamentaria como la de ayer. Pero habría servido mejor para hurgar en la herida del PSOE citar a otro ilustre escritor del 98 que además era socialista y se carteaba con su homónimo impresor.
No cabe duda de que el portavoz de Podemos en el Congreso tiene fe en sí mismo y no necesita que los demás crean en él, aunque a veces para lograr un objetivo es mejor dar cien veces en la herradura que una vez en el clavo. Algunos consideran que lo mejor es oponerse sin saber de qué se trata y otros que refinada soberbia es abstenerse de obrar para no exponerse a la crítica. Unamuno sirve para analizar el hoy con su ayer, y tenía para todos.