Medio ambiente | Revista mensual
[VIDEO] Informe: aceite de palma, el negocio y las consecuencias
Para algunos, es una alternativa sostenible. Para otros, un cultivo que provoca desigualdad y destrucción medioambiental. Así se produce el nuevo oro rojo.
Seguramente no lo sabe, pero consume aceite de palma todos los días. Está presente en margarinas, bollería industrial y chocolatinas, pizzas, cereales, cosméticos, detergentes, jabones, velas; y si su coche consume biodiésel, es muy probable que el agrocombustible haya sido elaborado con este aceite, el más apreciado por la industria debido a su versatilidad, sus propiedades y por la alta rentabilidad de las plantaciones. En pocos años, se ha convertido en un floreciente negocio ligado a multinacionales como Unilever, Cargill y entidades financieras: hace 30 años, se producían en el mundo 1,5 millones de toneladas aceite de palma; hoy es hoy el aceite vegetal más consumido, con cerca de 50 millones de toneladas.
Como la caña de azúcar, la soja y el maíz, la palma se considera un cultivo flexible o flex crop: sus múltiples usos la convierten en una materia prima o commodity ansiada por los mercados internacionales. El nuevo oro rojo –es el color del fruto de esta planta– está presente en uno de cada dos productos que se encuentran en un supermercado; al menos eso dijo, en un encuentro de productores de palma celebrado en 2013 en Guatemala, el director técnico de la Mesa Redonda por el Aceite de Palma Responsable (RSPO, en sus siglas en inglés). Este organismo se creó por iniciativa de WWF, con el objetivo de conceder certificaciones de sostenibilidad y responder así a la polémica provocada por la rápida deforestación que sufre el sureste asiático, una de las mayores zonas productoras de aceite de palma en todo el planeta.
Puedes seguir leyendo el informe en #LaMarea43.