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La bella y la bestia, remake
La escritora reflexiona sobre las candidaturas de Clinton y Trump. "Un director de teatro no hubiera podido imaginar una mejor puesta en escena: de un lado la mujer libre... De otro, la bestia machista, racista, prepotente, intolerante y violenta".
He estado pendiente -como medio mundo- del desaforado debate electoral de Estados Unidos, y he llegado a la conclusión de que no es solo ridículo, simplorete y mediático. Que sí lo es, pero además tiene un componente de fondo: la confrontación entre las dos caras del imperio y su diferente manera de tratar al mundo. Por mucho que Hillary resulte tan indeseable, como representante que es del oficialismo norteamericano y sus grandes negocios, torpezas y barbaridades, no se puede desconocer que es mujer, y, como dirían las abuelas, bien educadita. Y es significativo que le haya tocado como contrincante el tipo más basto y patán que uno pueda imaginar como candidato; lo que se dice un cafre en plena forma.
Un director de teatro no hubiera podido imaginar una mejor puesta en escena: de un lado la mujer libre, el pluralismo, la tolerancia racial, las opciones de género, la apertura intercultural, la negociación (al menos ese es el papel que ha ido asumiendo ella), y enfrente, la bestia machista, racista, prepotente, intolerante y violenta (papel que él asume con más y más desparpajo).
Otra vez la fábula de la bella y la bestia, como si los cuentos de hadas hubieran pillado desde el principio a la raza humana y su eterno retorno de lo mismo.
¿Ganará la educadita? Desde luego, al fin de cuentas este es el siglo XXI y no el XIX, y ella llevará adelante sus guerras y negocios imperiales con toda corrección y buena letra. Pero el macho cabrío y sus huestes seguirán por siempre respirándole en la nuca.
Laura Restrepo es escritora y periodista colombiana.