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Calais, el fracaso de Europa
En plena crisis política, Calais es el claro ejemplo del fracaso de las políticas migratorias europeas y se ha convertido en uno de los ejes de la campaña de las próximas elecciones presidenciales en Francia.
CALAIS // Diversos colectivos sociales intentaron este fin de semana manifestarse en Calais, al norte de Francia, para protestar por las condiciones de vida de los miles de inmigrantes que desde hace meses viven hacinados en un campamento improvisado con la esperanza de acceder hasta Reino Unido. Pese a que la protesta estaba prohibida por las autoridades -que en cambio sí permiten las agrupaciones de marcado carácter racista contrarias a los derechos de este colectivo-, unos 200 inmigrantes y 50 manifestantes lograron reunirse en las proximidades de la conocida como Jungla de Calais. La Policía francesa disolvió la concentración con gases lacrimógenos y cañones de agua, que lanzó indiscriminadamente contra inmigrantes y manifestantes.
Pese a la prohibición, centenares de manifestantes habían salido por la mañana desde distintos puntos del país con la idea de llegar al campamento y poder dialogar con los propios inmigrantes. A a unos 50 kilómetros de Calais, la gendarmería retuvo a cuatro autobuses con 177 personas procedentes de París. «Un control rutinario», según explicó a los retenidos uno de los agentes. Durante las casi tres horas de inmovilización de los autobuses, los gendarmes intentaron que los retenidos en el arcén regresaran a París. «¿Por qué queréis ir a Calais? ¿No os sirve verlo por la televisión?», preguntó con provocación uno de los policías. Un comentario que acentuó un clima de tensión en plena autovía. Tras casi dos horas de detención, un grupo de migrantes improvisó una pequeña manifestación. Sólo una hora después, los autobuses regresaron hacia París escoltados en todo momento por un coche de la gendarmería.
En plena crisis política, Calais es el claro ejemplo del fracaso de las políticas migratorias europeas y se ha convertido en uno de los ejes de la campaña de las próximas elecciones presidenciales en Francia. Hace dos semanas, el expresidente Nicolas Sarkozy, líder del partido conservador Los Republicanos y candidato a las presidenciales por su formación, aprovechó su visita a Calais para exponer su dura postura contra la inmigración con medidas que impiden casos de reagrupación familiar, la acogida de migrantes que soliciten asilo político y la renegociación del Tratato de Touquet (2003), que había firmado como ministro del Interior bajo el mandato de Jacques Chirac.
Sólo cinco días después, el actual presidente francés, el socialista François Hollande, acudió a Calais por primera vez tras cinco años de gobierno. Allí se comprometió a desmantelar el campamento en los próximos meses para distribuir a los inmigrantes en diferentes Centros de Acogida y Orientación (CAO) a lo largo de todo el territorio francés. Una medida tomada con recelo sobre todo por los círculos más extremistas que paulatinamente erigen discursos cada vez más racistas y negativos hacia el colectivo migrante.
Mientras, a siete meses de los comicios, en la Jungla miles de personas sobreviven como pueden bajo el azul característico de los plásticos de las tiendas, a la espera de un futuro que se muestra más pesimista que esperanzador.