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La crisis humanitaria se agrava en Alepo

Los cuatro hospitales que aún funcionan en la ciudad siria carecen de material médico, medicinas y sangre. Apenas 30 médicos atienden a las 275.000 personas que sobreviven entre sus ruinas.

Las cifras son desgarradoras: 213 muertos en pocos días, 158 ataques aéreos en 72 horas, 275.000 personas atrapadas entre las ruinas de una ciudad arrasada, 30 médicos para atender a una población con escasos alimentos y sin agua potable. Así es la vida en Alepo, uno de los escenarios más salvajes de la guerra que desde hace seis años desangra Siria. «No he visto nada que se compare con los horrores que estamos viendo ahora», ha admitido el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.

Alepo, al norte del país, está tomada por grupos armados opuestos al régimen de Bachar al Asad, incluidos los yihadistas del Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda. En los últimos días, el Ejército del país, con el apoyo militar de Rusia, ha lanzado una fuerte ofensiva aérea y terrestre para recuperar el control de la ciudad. Los bombardeos sobre la zona este destrozaron dos hospitales, lo que ha agravado todavía más la precaria situación de la población civil que sobrevive entre los escombros. La ONU ha advertido que estos ataques contra las instalaciones hospitalarias podrían incluso constituir un crimen de guerra.

Los cuatro hospitales que todavía funcionan en Alepo carecen de material médico, medicinas y sangre. Ni siquiera tienen anestesia para atender a los heridos. Médicos de la ONG Save the Children han relatado a la agencia France Press que «los pacientes son colocados en el suelo» y «los equipos médicos trabajan al límite de la resistencia humana». Las mujeres embarazadas y unos 85.000 niños solo tienen a su disposición un ginecólogo y dos pediatras en una ciudad que, desde hace dos meses, no recibe ayuda humanitaria. La población sólo puede comer una vez al día porque el precio de los alimentos, cada vez más escasos, se ha disparado.

«Imaginen un matadero. Esto es peor. Incluso un matadero es más humano. Hospitales, clínicas, ambulancias y personal médico en Alepo son atacados sin pausa», ha denunciado el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. «Las municiones incendiarias que se lanzan en Alepo son indiscriminadas y son una clara violación de las leyes internacionales, al igual que las bombas de barril que caen de los cielos», coincide el embajador de Reino Unido en la ONU, Mattew Rycroft.

Esta situación impide que accedan a Alepo los convoyes de asistencia organizados por Naciones Unidas, que exige «establecer inmediatamente corredores humanitarios para evacuar a los enfermos heridos». Muchos de ellos ancianos, mujeres y niños.

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