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Dejar la ciencia en manos de un ‘crowdfunding’
La Marea Roja saldrá por tercera vez a la calle con el lema #SinCienciaNoHayFuturo.
El 30 de septiembre se hablará de ciencia y de investigación. Probablemente no mucho: una noticia, una pieza, un reportaje, un titular. En resumen, una reseña solo justificada por un acontecimiento o un evento. El evento es la noche europea de los investigadores, que se celebra en 250 ciudades europeas, incluidas Madrid, Sevilla y Córdoba. Y por tercera vez, en forma de Marea Roja de la Ciencia, el sector científico saldrá a la calle con el lema #SinCienciaNoHayFuturo.
David García Arístegui, participante en el movimiento y en el colectivo Ciencia para el Pueblo, incide en que ellos hablan del “sector científico, no de la ciencia”. “Muchas veces los medios de comunicación solo hablan de la Ciencia con mayúsculas y de investigadores de gran renombre. Nosotros hablamos del personal investigador, del personal técnico y del personal administrativo. Alguna vez hemos cometido un error, que es poner a grandes popes científicos en la pancarta de cabecera. Este año queremos personas anónimas, que todo el mundo se sienta vinculado en esa movilización”.
La falta de dinero para la investigación es un problema importante, pero no el único. “Hay que poner la lupa y el microscopio en las condiciones laborales y la carrera científica que hay en este momento en España. Un montón de investigadores se están viendo forzados a emigrar por las pésimas condiciones laborales y la falta de carrera que hay aquí”, lamenta.
Para Arístegui, la cuestión no es que la sociedad no valore la ciencia, sino que desconoce su funcionamiento y su estado. “Ahora mismo es un sector muy precarizado, donde muchísima gente tiene que trabajar gratis. Se está expulsando a la clase trabajadora de la carrera científica. Únicamente pueden dedicarse a ella las personas que tienen más medios”, denuncia.
El tema es cómo se investiga, y cuánto, pero también el qué. De un tiempo a esta parte se viene produciendo un proceso de “mercantilización” de la ciencia que Arístegui rechaza: “La ciencia es una actividad para mejorar el conocimiento y la sociedad, no una herramienta para patentar todo lo patentable o sacar réditos a corto y medio plazo”.
El Ejecutivo actual no es, desde luego, un aliado de la Marea Roja. Una de sus últimas propuestas ha sido la promoción de Precipita, una plataforma para impulsar proyectos científicos a través de crowdfunding que Aristegui califica de “broma pesada”. “Es demencial. Algo tan delicado no puede ser que tenga que pasar por el crowdfunding, porque entonces solo se financiarían las investigaciones que sean más simpáticas o más susceptibles de ser vendidas”. Desde 2009, España ha reducido la inversión en I+D+i desde el 1,45% del PIB hasta el 1,25% mientras que la media Europea ha ascendido hasta situarse en torno al 2%, denuncia La Marea Roja. Incluso las reorganizaciones o cambios sin coste que se habían solicitado tampoco se han producido.
El resto de actores políticos no se libran de la crítica. “Antes de las elecciones entran en un estado de enorme receptividad en la que te dan la razón en todo, es maravilloso. Una vez pasan las elecciones, curiosamente, cambia mucho su manera de interaccionar con los diferentes sectores”. Ni siquiera los nuevos partidos están comprometidos, según explica: “Los partidos del cambio no plantean nada netamente distinto a lo al bipartidismo. Un montón de buenas palabras y buenas intenciones, sí. Pero al nivel práctico realmente no hay una hoja ruta clara de qué es lo que proponen para el sector científico y para la investigación de este país”, concluye.
Entre otras propuestas, el colectivo reclama reconocimiento al desempeño y el esfuerzo del personal; financiación pública de la investigación independiente del devenir político; eliminación de la cofinanciación de proyectos de investigación y de contratos de personal científico y de apoyo, que ahoga a los pequeños/medianos grupos y/o centros -los programas de financiación deben incluir los fondos necesarios para cubrir los gastos reales-; separación clara de los fondos para investigación pública y privada, así como para la investigación “civil” y la militar; carreras científicas no dirigidas al liderazgo de grupos de investigación: «Es insostenible que todos los contratados postdoctorales tengan que competir por plazas de jefes de grupo como única opción para poder consolidar su puesto de trabajo», afirma La Marea Roja.