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Òscar Camps: “Algún día los cadáveres llamarán a nuestras puertas”
Este pequeño empresario cogió parte de sus ahorros para fundar la ONG Proactiva Open Arms, con la que organizó a voluntarios para realizar labores de rescate en Lesbos y el norte de Libia.
Hace justo un año, las fotografías del cadáver de Aylan varado en una playa de Turquía se convirtieron en el icono del drama de los refugiados. Una de las conciencias más golpeadas tuvo que ser la de Òscar Camps (Barcelona, 1963), propietario de una empresa de socorrismo establecida en la capital catalana, porque decidió, directamente, desplazarse a Lesbos. Cogió parte de sus ahorros para fundar la ONG Proactiva Open Arms, con la que organizó a un grupo de voluntarios para realizar labores de rescate, no sólo en la isla griega, sino también en las aguas al norte de Libia. Además, Camps se mueve en el ámbito social. Su organización colabora en el festival colaborativo Esperanzah, cuyas entradas se dedicarán a financiar a organizaciones que trabajan con refugiados.
Decidió pasar a la acción tras la muerte de Aylan, pero el goteo de niños ahogados en el Mediterráneo no cesa.
La situación parece no tener fin. Aunque haya pasado un año desde su muerte, el número de refugiados que en estos momentos tratan de llegar a Europa es menor que el año pasado pero el número de muertos ha aumentado. Algo no está yendo muy bien.
¿Cómo es posible?
En la primera parte del verano ha habido naufragios importantes y eso ha hecho que las cifras se disparen. A nosotros no nos gusta mucho hablar de cifras porque son vidas, son historias, son dramas. Se omiten, se enfrían.
Se convierten en estadística.
Pero es verdad que la situación es mucho peor. Ahora están llegando por miles en los días en los que el tiempo es favorable. No ha acompañado mucho la climatología este año. Para salir de las costas de Libia necesitas que el mar esté muy plano y una ligera brisa del sur. Cuando esto ocurre, y pasa poco, salen por miles, muchos más que el año pasado. Hemos tenido jornadas de 7.000 u 8.000 personas, diseminadas en medio del mar, hacinadas en embarcaciones. Esto desborda cualquier previsión. Son muchos niños. El otro día hubo 14 muertos en un pequeño naufragio cerca de un barco de rescate.
Es complicado gestionarlo.
Sí, es muy difícil que no pase. Por lo tanto intentamos estar allí, lo más cerca posible de la frontera con Libia, para poder asegurarlos lo máximo posible. Y en Lesbos no han dejado de venir pese al acuerdo de la vergüenza entre Europa y Turquía. Sigue el goteo, siguen llegando mil y pico cada mes, desde todas las islas griegas, no sólo desde Lesbos. Tenemos un equipo fijo en el norte de la isla. Seguimos teniendo la necesidad de estar, no nos atrevemos a irnos.
¿No hay perspectivas de mejora?
No creemos que esto vaya a parar. La desesperación es tan grande en los lugares de origen que se la juegan a una carta. Es lamentable pero es así, Europa no les deja otra vía posible para buscar refugio que lanzarse al mar con una mafia que juega con su vida. Ellos lo saben, son conscientes. Están dispuestos a morir. Y cuando alguien está dispuesto a morir para conseguir algo normalmente lo consigue. Debemos ser más valientes y tomar las decisiones que tengamos que tomar, porque esto no se va a detener y vamos a quedar retratados en la historia. Pero hay mucha gente que quiere acoger.
No se les da las herramientas y estamos viendo incluso cómo ayuntamientos como el de París tienen que tomar la iniciativa.
Exactamente. Creo que es el momento de las ciudades, del pueblo, de los ciudadanos. Es una causa humana, para intentar que muera gente. Algún día los cadáveres llamarán a nuestras puertas, como ya ocurre en la frontera sur de España. Queremos remover conciencias, que la sociedad remueva la administración empezando por los ayuntamientos. Ya lo estamos consiguiendo, tenemos el apoyo de muchos. Y a partir de aquí, pues bueno, educaremos mejor a nuestros hijos.
Usted ha sido elegido Catalán del Año y ha podido hablar en instituciones europeas sobre el drama del que es testigo. ¿Le está ayudando el reconocimiento?
A nivel personal no me gusta tener que recibir un premio por este motivo. Ojalá nunca lo hubiera merecido o tenido que merecer, porque eso significaría que tenemos otro tipo de políticas. Pero ya que viene por votación popular pues es de agradecer.
¿Les ha servido para acceder a una mayor financiación?
La que recibimos es del pueblo, de los propios españoles. Por lo demás todo sigue igual. Sí es cierto que hemos tenido más acceso a algunos medios de comunicación, sobre todo en Cataluña, y lo hemos podido aprovechar para seguir difundiendo el drama que vivimos cada día al norte de Libia y en Grecia.
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