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La desprofesionalización de las profesiones
"Este modelo propicia la segmentación por clases que es justo el motor que genera la pobreza y la riqueza, es decir, la creciente desigualdad social como resultado de las políticas económicas implantadas a raíz de las últimas crisis económicas", opina el antropólogo Juan Gabriel Rodríguez.
Juan Gabriel Rodríguez Laguna* // El nuevo tejido laboral que se está intentando implantar por la fuerza en España desde hace unos años está haciendo estragos en la naturaleza y medios para la supervivencia de nuestros/as profesionales. En la actualidad tratan de hacer ver que Eldorado se encuentra en el emprendimiento ante la falta de ofertas de empleo y la descomunal demanda de oportunidades por parte de profesionales inactivos. Formar y especializar a los futuros expertos en una materia concreta para terminar dando bandazos por una viciada y consumista economía de servicios tampoco es la solución al problema. Emigrar a otros países está bien siempre y cuando sea para mejorar académica y profesionalmente y no por obligada necesidad debido a la falta de oportunidades en un país supuestamente desarrollado como es el caso de España.
Los poderes, siguiendo esta dirección, tienen que cambiar cuantiosos elementos sociales, culturales, políticos y económicos del nuevo modelo laboral para que funcione y adquiera solidez y estabilidad en el conjunto de la población o simplemente liquidar el Estado del bienestar ahorrándonos todo lo anterior. En otra dirección, realizando de igual forma cambios y ajustes, hay que evitar la multiprofesionalización masiva y por la fuerza de los ciudadanos porque se está demostrando que no es la salida al problema del empleo, aunque sí un placebo institucional, debido a la enclenque base que acusan la mayoría de los productos y servicios obtenidos, dada la falta de medios, información y formación, que da lugar a un tejido económico-social frágil y estacional. Por tanto, son necesarias otras dinámicas o corregir las deficiencias de las que tenemos en marcha.
Hay que entender que todos/as los profesionales españoles no pueden bascular entre ser emprendedores o funcionarios. Tampoco pueden oscilar eternamente entre un tejido laboral precario, sin unos objetivos marcados y falto de especialización, y el desempleo que generan un futuro inestable como única salida mientras se alcanzan los objetivos profesionales o mejoras laborales. Hay que mantener las especializaciones profesionales para crear demanda interna y crecer en calidad y competitividad frente a la demanda externa. Hay que respetar y revalorizar las profesiones para terminar con las saturaciones del sistema y dejar fluir las iniciativas profesionales del país desde la óptica del beneficio interno frente al beneficio orquestado desde el exterior por la economía imperante de clara fisonomía neoliberalista.
Los profesores tienen que serlo por vocación y no por falta de oportunidades evitando de esta forma la saturación de las bolsas y una educación desganada e influenciada por modelos neoliberalitas que obvian los contenidos críticos. Los emprendedores tienen que serlo porque se sientan capaces de crear un negocio sostenido y no por aferrarse a la falsa ilusión del beneficio continuo generada por los poderes de los modelos empresariales capitalistas en época de crisis económica, que tan poco beneficio les reportan, sino aferrarse y luchar por un modelo laboral estable dentro de un tejido económico homogéneo en competitividad continua y respetuosa, siendo por esto último incomprensible la estimulación empresarial nacional al mismo tiempo que se permite la entrada de multinacionales al país con indudables ventajas corporativas que establecen las dinámicas profesionales y laborales del Estado arruinando a la mayoría de los pequeños y medianos negocios. Los funcionarios tienen que serlo porque se vean capaces de invertir su tiempo en aprobar unas oposiciones como carrera para conseguir los objetivos deseados profesionalmente y no por la obligatoriedad de encontrar un trabajo estable frente a la precariedad o nula oferta especializada, obteniendo como resultado la eficiencia administrativa dentro del propio sistema. Y de esta forma la gran mayoría de los/as profesionales.
Esta desprofesionalización de las profesiones o invasiones profesionales, donde entra la carrera de político/a, no hace más que debilitar la economía y la calidad de los productos, precios y servicios. La debilidad productiva se extiende a la población mediante la falta de oportunidades, servicios sociales, falta de propuestas a los problemas básicos, violencia, problemas mentales, desinterés general, etc. Se está acabando con la segmentación profesional que lleva a una severa contrariedad laboral la cual repercute en todos los fundamentos económicos que conducen al desarrollo de un país. Se refuerza considerablemente la economía de servicios como única salida a los problemas de la crisis económica mientras la concentración de la actividad productiva pasa a manos de unos pocos/as. Este modelo propicia la segmentación por clases que es justo el motor que genera la pobreza y la riqueza, es decir, la creciente desigualdad social como resultado de las políticas económicas implantadas a raíz de las últimas crisis económicas.
* Juan Gabriel Rodríguez Laguna es antropólogo.