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Honrar a todas las víctimas y analizar las causas de todos los terrorismos

"Nos sorprende que la historia del terrorismo se haya convertido en una prioridad como materia de estudio en Castilla y León para el PP cuando jamás ha querido reconocer a las víctimas de la dictadura", sostienen los autores.

José Sarrión, Rubén García y Rocío Anguita* // La Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León ha dado luz verde a un nuevo anteproyecto de ley que propone incluir en el currículo educativo de la enseñanza secundaria “la historia, evolución y consecuencias de las distintas formas de terrorismo en España” en el marco de lo que el PP denomina “Educación para la Paz”. Unos contenidos que, desde este prisma, parecen más bien enfocados a abordar la paz desde un determinado enfoque muy limitado, dejando además de lado el análisis de otros tipos de terrorismos que no son cosa del pasado, sino que siguen produciendo víctimas diarias, como la violencia de género, el terrorismo económico o incluso el terrorismo político.

Nos sorprende además que la historia del terrorismo se haya convertido en una prioridad como materia de estudio en Castilla y León para el PP, cuando históricamente este partido se ha negado de forma reiterada a condenar diferentes formas de terrorismo, como el ejercido por la dictadura fascista del general Franco. Si, como aseguraba el consejero de la Presidencia, De Santiago-Juárez, “era necesaria una ley para el reconocimiento a las víctimas, para que no se sientan olvidadas”, cómo es posible que hayan dejado durante años en la cuneta y en el olvido a las miles de víctimas del terrorismo fascista de una dictadura que se niegan una y otra vez a condenar. ¿O es que hay víctimas de primera y víctimas de segunda para el PP? ¿O es que las víctimas del terrorismo golpista militar de la dictadura no son víctimas porque defendían la libertad y la democracia legalmente elegida de la II República? A pesar de las reclamaciones de la sociedad civil democrática y de tantas asociaciones por la recuperación de la memoria histórica, jamás el PP ha querido reconocer a estas víctimas.

Si esto es un tema crucial que el PP tiene que aclarar en este proyecto, aún nos asaltan numerosas dudas sobre otros aspectos también importantes, ante el enfoque que parece tomar este anteproyecto. La primera es si va a ser una enseñanza destinada a honrar a todas las víctimas del terrorismo. ¿A las víctimas del terrorismo de Estado también? ¿Se incluirá también la historia, evolución y consecuencias de las víctimas del terrorismo de la UE con su política migratoria?, ¿y de las víctimas del terrorismo machista de la violencia de género, como apuntábamos anteriormente? ¿No habría que honrar también a los sindicalistas que perdieron la vida luchando por los derechos laborales y las libertades de toda la clase obrera e incluir su historia, evolución y consecuencias de su generosidad y compromiso? ¿Y quizá no tendríamos que honrar a todos los periodistas que la perdieron por informar verazmente o a miembros de ONG y movimientos sociales, quienes dieron su vida por causas y derechos humanos de forma consciente y comprometida?

Por otra parte, nos asalta la duda sobre el tiempo tan comprimido que tienen los estudiantes, que tienen un currículum ya sobrecargado de asignaturas, materias, contenidos, competencias, resultados de aprendizaje, estándares de evaluación, etc. Porque para dedicar todas esas horas a analizar los distintos tipos de terrorismos, sus causas y consecuencias, nos preguntamos si eso supondrá que el PP de CyL quitará entonces horas a Matemáticas y Lengua o a otras asignaturas. ¿De dónde saldrá el tiempo para ello? En todo caso, consideramos que es la asignatura de Historia en la que mejor podría encajar esos contenidos, si es que no pretenden crear una nueva asignatura, como insinúan los medios de comunicación (igual pretenden restaurar la Educación para la Ciudadanía del PSOE, reconvertida ahora en esta nueva asignatura). En cualquier caso, habría que replantear el modelo de historia que se desarrolla en el currículum escolar, porque no siempre se llega a la época contemporánea y los contenidos que se plasman en los libros de texto, y son los que se trabajan habitualmente en las aulas, suelen contar el “terrorismo de Estado histórico”, ya sea de las monarquías absolutistas o de los regímenes feudales, como si de un relato heroico se tratara, donde el protagonismo, el reconocimiento y las medallas, lo tienen fundamentalmente los genocidas que perpetran las guerras, las invasiones y las masacres, y las víctimas siguen olvidadas en las cunetas de la historia.

Pues bien, aprovechando este impulso que la Junta de Castilla y León ha adoptado, con esta estrategia novedosa e innovadora pedagógicamente, en la que se ha decidido a repensar la historia que nos han contado hasta el momento los libros de texto y está dispuesta a honrar en los contenidos educativos a todas las víctimas que hemos ido dejando olvidadas en la historia española, reconstruyendo el currículum educativo desde las víctimas, creemos que es obligación reconocer ya no solo tantos millones de seres humanos víctimas de guerras emprendidas por los poderosos para controlar territorios y recursos, sino también las víctimas de una cultura patriarcal amparada y sostenida por un modelo social machista o las víctimas de un sistema económico que saquea a los pobres para dárselo a los ricos, legalizando los desahucios y el rescate de los bancos que nos esquilmaron previamente, asentado en un capitalismo de amiguetes como sistema económico y político, que socializa las pérdidas a toda la ciudadanía y privatiza las ganancias para unos pocos accionistas de las grandes corporaciones.

Pero debemos ir más allá del reconocimiento de las víctimas y potenciar en nuestros alumnos y alumnas la semilla de la empatía, el diálogo, la convivencia en paz y el espíritu crítico ante la realidad, para que nunca más vuelva a haber víctimas de cualquier tipo de terrorismo (incluyendo especialmente aquel que ahora desangra nuestra sociedad: la violencia de género, el capitalismo desenfrenado, las políticas imperiales de invasión y saqueo, etc.). Para eso las asignaturas como Historia, como Filosofía, como Ética, o incluso asignaturas específicas como en su día fue Educación para la Ciudadanía, ayudan a pensar, reconocer, analizar y actuar ante situaciones que provocan estas víctima porque hay personas que se encuentran en desventaja o incluso en un contexto agresivo. No debemos olvidar que una de las funciones esenciales en la educación secundaria es el conocimiento de los problemas sociales del entorno más inmediato, así como en un contexto internacional más amplio. Porque si hablamos de unos contenidos orientados para trabajar sobre la paz, ¿cómo podemos hablar a nuestros alumnos y alumnas de lo que está ocurriendo con los refugiados de guerras y masacres que hemos alentado desde occidente y que nos negamos a acoger y que, en muchos casos, están siendo expulsados a campos de concentración como los que vivieron los españoles y españolas cuando tuvieron que huir de la dictadura franquista?

Esperamos que esta sea la audaz apuesta del actual equipo de Gobierno de Castilla y León. Una apuesta que sin duda favorecerá que los jóvenes de nuestra región sean también capaces de analizar las causas del terrorismo y las consecuencias de políticas que provocan miles de víctimas inocentes en la profundas aguas del mediterráneo, fruto de un terrorismo económico que ahora se aplica a los refugiados de las guerras que han provocado los estados imperiales y las corporaciones empresariales armamentísticas que siguen alentando la guerra como un negocio muy rentable para sus accionistas.

Necesitamos asignaturas y contenidos que abran la mente de nuestros alumnos y alumnas, que defiendan nuestros valores constitucionales y los Derechos Humanos. Esperemos que no sea la política partidista de siempre, que parece que solo considera víctimas a quienes decreta el Partido Popular y su ideología.

*José Sarrión es procurador IU-Equo en las Cortes Castilla y León; Rubén García es profesor de Primaria y co-coordinador del Área de Educación de IU de CyL; y Rocío Anguita es profesora de la Facultad de Educación de la Universidad de Valladolid y c*o-coordinadora del Área de Educación de Izquierda Unida de CyL.

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