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Todavía es fácil echar al PP
El PSOE, junto a Podemos y Ciudadanos, es lo menos malo, dadas las circunstancias.
Este domingo muchos votantes tuvimos que elegir entre lo malo y lo peor, porque ningún partido político de izquierdas, en España, está cerca del ideal. Estamos acostumbrados, los votantes de izquierdas, a tener que elegir entre lo malo y lo peor: es hora de exigir a nuestros políticos de izquierdas que hagan lo mismo y que lo hagan por nosotros (si de verdad tanto les importamos).
Lo malo es un Gobierno del PSOE con el apoyo de Podemos y Ciudadanos. Lo peor es cuatro años más del PP. Ya no vale el argumento de que un Gobierno liderado por el PSOE será igual que uno liderado por el PP, de que las políticas serán las mismas. En caso de que el PSOE llegara a gobernar, con el apoyo de Podemos y Ciudadanos, lo haría obligado a un intenso diálogo y a la búsqueda de consensos alambicados: no cabría esperar nuevas salvajadas como la reforma del 135 o la asunción cerril de los memorándums de la troika.
Un Gobierno PSOE-UP-Cs podría, además, iniciar la muy necesaria regeneración de las instituciones y la reforma de la Ley electoral. Por fin, dos partidos de la nueva política podrían tutelar ese proceso y lograr que el PSOE (una de las formaciones del bipartidismo) tenga que escuchar nítidamente el mensaje de los nuevos. Un mensaje que, tanto Rivera como Iglesias se han hartado de repetir, no es antagónico en lo que se refiere a la regeneración democrática.
En manos de Iglesias está el quitarse el sambenito de haberle dado al PP y a Rajoy un balón de oxígeno y cuatro años más en La Moncloa. Tiene la posibilidad Pablo Iglesias de librarnos en esta próxima legislatura de las políticas salvajes del PP.
En manos de Rivera está el quitarse el sambenito de que es la marca blanca del PP, el submarino de Génova. Tiene la posibilidad Albert Rivera de mostrar si es verdad, como no se cansa de repetir, que realmente el suyo no es un partido de la derecha pura y dura.
En manos de Sánchez está la posibilidad de articular un proyecto de país que atienda a la mayoría social y, además, emprender la regeneración del PSOE desde la posición de fuerza que le da el haber resistido al sorpasso y, también, el hecho de que todos sus barones (y baronesas) hayan perdido en sus respectivos territorios.
Nadie ha ganado. Tampoco el PP: porque no puede gobernar en solitario. La única lectura madura y realista del resultado electoral, para la izquierda, es que nos toca quedarnos con lo malo si queremos evitar lo peor. Sánchez y Rivera lo vieron claro en diciembre. Iglesias deberá ceder ahora, si es que la gente le importa de verdad más que su destino personal. A la gente le conviene más casi cualquier cosa que otros cuatro años de Rajoy.
Todavía es fácil echar al PP y a Rajoy. Basta con abandonar la ética de la pureza y asumir la de la responsabilidad. El PSOE, junto a Podemos y Ciudadanos, es lo menos malo, dadas las circunstancias.