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Rajoy se hace fuerte en la Moncloa ante el debilitamiento de la izquierda
Y ahora, ¿qué? El escenario es prácticamente igual de complejo que tras el 20-D. El PSOE vuelve a tener la llave de la gobernabilidad en España.
No ha habido sorpasso. Se les ha borrado la sonrisa. Los titulares y entradillas de la mayoría de los diarios del país se ceban este lunes con Podemos, que aparece como el gran perdedor de estas elecciones, pese a que se trata de una formación que, en menos de dos años de existencia, ha colocado 71 escaños en el Congreso y parece haber desterrado el bipartidismo de la escena política española. Las expectativas dibujadas por Pablo Iglesias y los suyos daban al PSOE por superado, algo comprensible a la luz de las encuestas preelectorales, y se veían obteniendo un resultado cercano al del PP.
Finalmente, no ha sido así. Los conservadores no sólo han mantenido lejos a sus dos competidores más cercanos, PSOE y Podemos, sino que han aumentado su ventaja, llegando a los 137 escaños. La cifra del algo más de medio millón de votantes que han optado por el PP es muy parecida, precisamente, a la de los que ha perdido Ciudadanos con respecto al 20-D, que se ha quedado por debajo de los 40 diputados (32). “Les digo al PP y al PSOE que si están dispuestos a sentarse desde mañana [por hoy] en una mesa para formar Gobierno, Ciudadanos estará en esa mesa”, emplazó Albert Rivera tras conocerse los resultados.
La llamada del PP a sus votantes perdidos, al “voto moderado”, para frenar a Podemos, parece haber dado buen resultado a los conservadores. Ahora toca encajar las piezas para formar pactos que parecen aún más complicados que tras el 20-D, ya que las opciones de izquierda, que eran las más plausibles entonces, ahora están más debilitadas. En este escenario Mariano Rajoy ha hecho ya alusiones a una alianza con el PSOE como al vía más deseable. “España merece cuanto antes un Gobierno moderado para que la recuperación llegue a todos”, ha defendido en La Cope. Con esta victoria, previsiblemente, amainarán las críticas que venía recibiendo Rajoy los últimos meses.
Iglesias no renuncia a formar gobierno progresista
Podemos, por su parte, que estaba llamado a superar al PSOE y disputar la victoria al PP, ha perdido más de un millón de votos y se mantiene como tercera fuerza, lejos de los socialistas. La mayoría de los focos se han vuelto hacia ellos, y son muchos medios los que ya plantean que la alianza con IU ha resultado un fracaso. Iglesias ha admitido que su formación esperaba unos “resultados diferentes” pero ha reivindicado que ésta se consolida “como espacio político en España”. “Es el momento de abrir el diálogo entre las fuerzas progresistas”, ha dicho el líder de Podemos, que no renuncia a un gobierno de izquierdas.
Pero si hay un ganador, además de Rajoy, ese es Pedro Sánchez. Por un lado, el PSOE se mantiene como primera fuerza dentro de la izquierda y como principal partido de la oposición, un papel que las encuestas preelectorales, que predecían un sorpasso de Podemos, habían apuntado como posible. Por el otro, Sánchez sale reforzado a nivel interno, sobre todo ante Susana Díaz, la líder del partido en Andalucía, una región en la que se han visto superados por el PP. Pero la noche del domingo el candidato socialista se giraba, sobre todo, a Podemos: “Espero que Pablo Iglesias reflexione porque él pudo poner fin al Gobierno de Mariano Rajoy y no quiso”, espetó.
Y ahora, ¿qué? El escenario es prácticamente igual de complejo que tras el 20-D. El PSOE vuelve a tener la llave de la gobernabilidad en España. Si mira a su izquierda, a Podemos, tendrá que pactar también con partidos independentistas, que han supeditado su apoyo a la promesa de un referéndum de secesión en Cataluña. La otra opción de Sánchez sería abstenerse y dejar gobernar al PP, ya que si los socialistas vuelven a entenderse con Ciudadanos, en esta ocasión la suma de escaños no superaría a la de los conservadores. De manera que Rajoy está hoy más cerca de quedarse en la Moncloa que hace seis meses. Y el PSOE se enfrenta, de nuevo, a sus peores monstruos.