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Rajoy se acomoda a la defensiva ante el desencuentro entre Sánchez e Iglesias
Al único debate entre los cuatro candidatos le ha faltado, la mayor parte del tiempo, agilidad. Excepto el presidente en funciones, todos han comenzado con el compromiso de que no se repetirán elecciones.
El único debate a cuatro entre los principales candidatos a la presidencia del Gobierno ha arrancado perezoso, sin sorpresas y sólo ha salido de su encorsetamiento en breves ocasiones, sobre todo en el bloque sobre corrupción. Cada uno ha jugado su papel: Mariano Rajoy, el de gobernante con experiencia que ofrece realismo; Pedro Sánchez, el de progresista que no ha logrado formar gobierno por culpa de Podemos; Albert Rivera, el del portador del cambio alejado del extremismo; y Pablo Iglesias el de socialdemócrata abandonado por un PSOE escorado a la derecha.
Al debate organizado por la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión, presentado por tres periodistas de diferentes cadenas, le ha faltado, la mayor parte del tiempo, agilidad. Excepto Rajoy, todos han comenzado con el compromiso de que no se repetirán elecciones. El presidente del Gobierno en funciones, fiel a su estilo, no ha entrado en grandes polémicas y se ha limitado a sacar pecho de su gestión en tiempos “muy duros”. “Hablar está muy bien. Luego dar trigo es más complicado”, ha espetado. Eso sí, ha prometido la creación de dos millones de puestos de trabajo, aunque sin dar detalles de cómo pretende hacerlo.
Albert Rivera ha tendido algunos puentes con Rajoy, al que por otra parte ha criticado varios puntos de su acción de gobierno. “Creo que las cosas se pueden hacer mejor”, ha asegurado, pero también ha concedido que no está “a favor de derogarlo todo”. Con quien sí se ha mostrado muy agresivo el líder de Ciudadanos, sobre todo en la segunda mitad del encuentro, ha sido con Iglesias, a quien ha acusado de querer subir impuestos a la clase media, de no tener un modelo alternativo a “derogar cosas” y de aceptar dinero de Venezuela.
Además, el líder de Ciudadanos ha utilizado la deuda bancaria de IU para imputársela a Unidos Podemos, pese a que ésta ha quedado fuera de la coalición: “Devuelva el dinero que deben usted e IU a los bancos”, ha pedido. Rivera se ha apoyado en recortes de prensa y tuits para criticar a Podemos, a quienes ha acusado de generar “bandos” y “división entre españoles”.
Por su parte, Pedro Sánchez ha criticado la temporalidad y la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, entre otros efectos de las políticas de Rajoy. Ha insistido en la necesidad de lograr la cohesión social y se ha comprometido a derogar el copago farmacéutico y a invertir hasta el 7% del PIB en sanidad en los próximos ocho años. Pero en la idea que más ha insistido el socialista ha sido en que la formación de gobierno no fue posible tras el 20-D porque Pablo Iglesias lo impidió.
De hecho, la ha repetido constantemente a lo largo del debate y ha respondido a las invitaciones al entendimiento por parte del líder de Podemos: “Agradezco la mano tendida del señor Iglesias”, ha aducido, pero ha pedido “que suelte antes la mano del señor Rajoy”. Para Sánchez, ambos políticos “votaron juntos contra un gobierno progresista”. En este punto ha ahondado en la pretensión de Rivera de dibujar a un Iglesias “intransigente” y situado en los “extremos”.
El candidato de Unidos Podemos aseguró en varias ocasiones a Sánchez que “se equivoca de adversario” y ha puesto como ejemplo de entendimiento a los “ayuntamientos del cambio”, donde PSOE y Podemos han llegado a un pacto de gobierno. “Después del 26-J va a tener usted que elegir, si gobierna con nosotros o gobierna con el PP. Estaría bien que le dijera a sus electores con quién va a formar un gobierno, si con nosotros o con el PP”, le ha emplazado. Iglesias ha hablado de temporalidad, precariedad, de la necesidad de subir impuestos a “los de arriba”, ha prometido subir el salario mínimo y ha acusado a Albert Rivera de decir “perogrulladas” y “generalidades”.
También ha destacado que las medidas que propone su partido, más allá de la justicia, persiguen la “eficiencia”. “Hemos conseguido que Madrid y Barcelona suban en el ranking de ciudades atractivas para la inversión”, ha señalado Iglesias. Y ha vuelto a producirse algún momento de cierta tensión con respecto al tema de Cataluña y el de las puertas giratorias, sobre todo entre Sánchez e Iglesias. “El derecho que de verdad defienden en Podemos es la autodeterminación de Galicia, el País Vasco y Cataluña”, ha criticado Sánchez. Este último punto ha sido uno de los principales escollos para la falta de acuerdo entre las dos formaciones a la hora de formar gobierno. Y promete seguir siéndolo.