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“Cualquier forma de representación sin una mayoría ciudadana que la apoye deja de ser representación”
El equipo europeo de Podemos viaja a París para celebrar sus dos años en el Europarlamento. Tania González responde a La Marea.
Apenas tres meses después de su nacimiento, Podemos obtuvo 1,2 millones de votos y cinco escaños en las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo de 2014. Aquel hito hizo que el partido de Pablo Iglesias pasara de ser un proyecto anecdótico a una formación ambiciosa y segura de sí misma ante los ojos de sus rivales y de muchos ciudadanos. Ahora, el equipo europeo de la formación morada viaja a París para celebrar sus dos años en el Europarlamento. Lo hace con un debate abierto en un teatro situado a escasos veinte metros de la Plaza de la República, centro de gravedad del movimiento Nuit Debout.
Tania González es portavoz de Podemos en el Parlamento Europeo y una de las eurodiputadas que participa en el encuentro, titulado “De las plazas a las instituciones”. “No venimos a dar lecciones”, dice la eurodiputada de 34 años nada más empezar su última intervención ante el público. González responde así a La Marea.
Muchos franceses creen que el 15-M y Podemos son lo mismo. ¿Qué les respondería?
Hay muchos elementos que compartimos, pero el 15-M y Podemos son dos expresiones diferentes de unos mismos sentimientos de hartazgo con cómo la clase política estaba gestionando la crisis económica, con la desconexión de la clase política y la reivindicación de nuevas formas de democracia. Cuando el 15M abandonó las plazas se multiplicó, se diversificó en incontables movimientos, colectivos, centros sociales… Y sobre todo, supuso un cambio en el sentido común mayoritario, en la percepción de la realidad política. Podemos es una herramienta política que nace en ese contexto, tratando de dar respuesta a los malestares y las demandas ciudadanas que se venían expresando, con la voluntad de convertir la indignación ciudadana en cambio político e institucional.
¿Qué se comenta sobre la Nuit Debout en los bastidores del Parlamento Europeo?
Desde el Parlamento Europeo veíamos cómo los lenguajes de signos del 15-M se replicaban allí y en sus intervenciones públicas hablan de la falta de expectativas de los jóvenes y de un creciente malestar político. Es inevitable pensar en el 15-M al mirar a Francia en estos momentos, identificar en la Nuit Debout y las movilizaciones contra la Ley del trabajo actitudes de salud democrática, de preocupación por los asuntos públicos, gente con hambre de futuro en un contexto político difícil como es el francés. Sin embargo, son países diferentes, con contextos diferentes y no hay recetas mágicas que sean exportables de un país a otro. Esto hemos querido dejarlo claro a nuestro paso por París. Hemos ido a ver, escuchar, conocer e intercambiar experiencias. Creo que el pueblo francés nos ha dado grandes lecciones de democracia a lo largo de su historia y confío en que de nuevo hará gala de su bandera: libertad, igualdad, fraternidad.
Frédéric Lordon, intelectual francés y una de las caras visibles de la Nuit Debout -a su pesar-, declaró a los pocos días del nacimiento de la Nuit Debout: “Me pregunto si Podemos no es un contraejemplo, eso que no debemos hacer: volver al marco electoral”. Lordon cree que “volver al juego institucional es la muerte asegurada de todos los movimientos”. ¿Qué opina?
Cualquier forma de representación sin una mayoría ciudadana que la apoye y que le manifieste sus demandas deja de ser representación y se convierte en un mandato autista de quien gobierna. Por eso es tan necesario que la actividad institucional no sea un objetivo en sí misma, sino un canal, una herramienta para trasladar las demandas ciudadanas y de la sociedad civil, que haya una sociedad civil activa que tenga representantes que les escuchen y hagan políticas acordes a las mayorías sociales. Plantear que entrar en las instituciones es la muerte de los movimientos sociales, es un falso dilema que le hace un flaco favor a esa mayoría social que necesita un cambio profundo en las instituciones. Lo que desde luego sería un error es permitir que las instituciones sigan secuestradas por los intereses de una minoría privilegiada. Hablar desde la comodidad de la pureza puede ser muy gratificante pero no dota de herramientas prácticas para un cambio político real que devuelva a la gente un país con futuro, dignidad y derechos.
Los “ingredientes de la indignación” de España son diferentes a los de países como Francia, particularmente debido a la elevada tasa de desempleo y a que el estallido de la burbuja inmobiliaria profundizó los efectos de la crisis financiera internacional. ¿Qué “ingredientes” cree que podrían despertar la indignación en los países del centro y norte de Europa?
Es cierto que los componentes de la crisis española son muy particulares en su origen, pero las medidas de austeridad fueron muy similares para los países del sur de Europa. La indignación no es una caja de herramientas de la que sacar una u otra dependiendo del país. No obstante, estos años las gentes de los países afectados por la crisis han estado muy atentas las unas a las otras y han aprendido mucho. En los países del norte de Europa la indignación discurre por otros caminos, quienes no sufren el diktat de la austeridad tienen motivos para protestar contra una Comisión Europea que actúa en contra de los valores de la UE tanto en materia económica como en la gestión de la crisis de los refugiados, así como en la gestión del TTIP. Creo que hay sobrados motivos para que la indignación prenda con fuerza en muchos países de Europa, pero en cualquier caso, a cada uno le duelen las conquistas y los derechos que le quitan, el retroceso en la calidad de vida, lo que pierde, se parta de condiciones más beneficiosas o menos.
A grandes rasgos, hay dos corrientes al interior de la Nuit Debout y están brotando las primeras fricciones. Una de ellas es más próxima al mundo sindical y tiene prisa por entrar en las instituciones (Francia celebra elecciones presidenciales en 2017); la otra piensa a largo plazo y se inspira más en el 15M y sus ideas de empoderamiento y participación ciudadana. ¿Cree que pueden aprender algo de Podemos?
Fue un debate que se dio en muchas asambleas y foros desde el 15-M y ejemplifica una permanente tensión que, lejos de confrontar, permite que quienes han tomado la decisión de entrar en las instituciones empujados por un sentimiento popular de cambio político, puedan encontrar interlocutores en la sociedad civil y la ciudadanía que sean capaces de generar demandas a las instituciones. Estamos ante un momento político nuevo, que pretende acabar con muchas viejas formas de ejercer el poder político ya fuera en los ayuntamientos o en los parlamentos. En España nos acostumbramos a que quien gobernaba tenía un cheque en blanco sin escuchar a la ciudadanía salvo en las elecciones. Es hora de que la política escuche todo lo que la gente tenga que decir.
La extrema derecha avanza con fuerza en Europa. En el Parlamento Europeo estos partidos tienen una alta representación, ¿cómo es la convivencia con estas formaciones políticas en los pasillos del hemiciclo?
Por suerte el Parlamento Europeo es lo suficientemente grande como para no tener que convivir con ellos permanentemente. Grupos de la extrema derecha como Amanecer Dorado o el Frente Nacional protagonizan cada pocas semanas episodios lamentables de carácter xenófobo y violento. Hace dos meses un diputado de Amanecer Dorado fue expulsado del pleno por referirse a las personas turcas como seres inferiores. Este no es un caso aislado y hay en el Parlamento un número significativo de eurodiputados con valores xenófobos que van en contra de los valores de la Unión Europea. Las autoridades europeas no deben, bajo ningún concepto, amparar o permitir que estas formaciones políticas xenófobas sigan intimidando a eurodiputados de otras formaciones. En cualquier caso, si queremos frenar este tipo de sentimientos y de reacciones es urgente reorientar el rumbo de Europa, recuperar un proyecto social y solidario que ilusione y proporcione esperanza y soluciones a su gente. De lo contrario corremos el riesgo de que el descontento y la desesperación se canalicen a través de este tipo de fuerzas políticas que ofrecen soluciones aparentemente sencillas pero que esconden el horror tras de sí.
Hasta hace poco el Frente Nacional canalizó la indignación de muchos obreros, trabajadores del campo e incluso descendientes de extranjeros. Ahora la Nuit Debout está debilitando el “monopolio de la indignación” de Marine Le Pen, aunque sigue muy fuerte en las encuestas. El discurso nacionalista con tintes socialistas toma fuerza en países como Alemania, Reino Unido o Dinamarca. ¿Cree que va a cambiar esa tendencia? ¿Cómo?
La Nuit Debout y las movilizaciones contra la Ley del Trabajo han tenido la virtud de llegar en un momento en el que nadie las esperaba. En los últimos años el Frente Nacional ha ido creciendo al no haber ninguna otra fuerza que canalizara los descontentos contra la crisis de forma transversal a la sociedad. Incluso parecía que con el decreto del Estado de emergencia tras los atentados de París y las leyes aprobadas durante este periodo no obtendrían respuesta. Sin embargo, la respuesta frente a la Ley del Trabajo El khomri ha disputado uno de los significantes sobre los que el Frente Nacional tenía más fuerza, el trabajo. Lo que las movilizaciones francesas demuestran es que en Francia existe un nuevo sentimiento de mejora democrática que no ha hecho más que nacer.
Respecto a otros países, hoy vivimos en una Unión Europea en donde el presidente del Consejo de Estado, Donald Tusk, es conocido por decir “no vengáis a Europa” a los refugiados y por ser artífice del oneroso acuerdo UE-Turquía, y donde el presidente de la Comisión no tiene reparo alguno en actuar de cancerbero de los intereses económicos de los países del norte. Vivimos en un momento en el que al tiempo que las fuerzas euroescépticas y nacionalistas miden sus fuerzas con referéndums como el Brexit, surgen nuevas posibilidades de esperanza en una Europa más social, como el nuevo gobierno de los verdes en Austria.
El rechazo al TTIP es uno de los grandes argumentos que esgrimen los indignados de République. ¿De qué forma la presión de la calle puede influir en unas negociaciones que se desarrollan en secreto?
La movilización ya ha surtido efecto. Hace dos años cuando llegamos al Parlamento Europeo el TTIP era un tesoro oculto de las élites europeas. Negociaciones secretas, una sala con grandes medidas de seguridad y el contenido del tratado apoyado por la gran coalición socialista y conservadora. Gracias al trabajo de gente como Lola Sánchez hemos podido dibujar el mapa del tesoro con el que vendía a precio de saldo nuestra soberanía. Han sido dos años en que la movilizaciones de activistas, ciudadanos y redes de la sociedad civil han conseguido que se hable del TTIP pese al silencio mediático sobre lo que se estaba negociando. Igualmente han sido decisivas las filtraciones de Greenpeace sobre el contenido del tratado. Como respuesta a toda esta presión, la Comisión Europea parece que va a restringir el envío de documentos tácticos de las negociaciones del TTIP a los países miembros. Hace falta seguir trabajando por que se conozca el contenido de este tratado que, de aprobarse, tendrá consecuencias catastróficas en nuestra economía, en el empleo, los derechos sociales, los servicios públicos y el medio ambiente.
Julio Rodríguez, candidato de Podemos al Congreso por Almería, ha reabierto el debate sobre la OTAN. ¿Hay alguna esperanza de que Podemos reconsidere el referéndum de pertenencia a la OTAN que desechó a finales de 2015?
A lo que Julio Rodríguez ha hecho referencia ha sido a que la OTAN es una organización nacida tras la Segunda Guerra Mundial y que debería tener una menor relevancia a medida que se consolide una estrategia de defensa europea. Hemos expresado en muchas ocasiones nuestro rechazo a las respuestas bélicas dadas a los atentados de París y Bruselas porque consideramos que no solucionan el problema. Las formas de combatir el terrorismo islámico necesitan de un enfoque complejo que contemple una mayor cooperación entre los países y el corte de las vías de financiación de estos grupos terroristas. Y, en todo caso, nuestra apuesta en las Relaciones Internacionales es siempre una apuesta por la paz y por el diálogo para la solución de conflictos.
Hay muchas mujeres con peso en Podemos, pero los cargos más altos siguen estando en manos de hombres. ¿Por qué?
Vivimos en una sociedad machista y patriarcal, arrastramos desigualdades históricas entre hombres y mujeres. El área de Igualdad de Podemos, con Clara Serra a la cabeza, ha desarrollado un trabajo espectacular desde sus inicios para combatir la desigualdad dentro y fuera de nuestro proyecto. Hemos conseguido dar muchos pasos, con las listas cremallera, por ejemplo. Pero aún queda mucho camino por recorrer. La política es una actividad tremendamente masculinizada y para nosotras es verdaderamente difícil abrirnos paso. Primero porque las actitudes y las formas que más se valoran son esas que podríamos denominar tradicionalmente masculinas, con las que no nos sentimos cómodas, pero también porque a los hombres les cuesta entender cómo hacer hueco a las mujeres, y deben hacer esfuerzos activos para ello. No puede depender sólo de nosotras. Tenemos que feminizar la política, hacia dentro y hacia fuera. Para mí es necesaria paciencia pero sobre todo constancia. Después de cada proceso de primarias las compañeras del Área de Igualdad elaboran informes identificando fallas como las que señalas y haciendo a su vez propuestas de solución, que se debaten en las reuniones del Consejo Ciudadano. También elaboran documentos de igualdad para el diseño de la campaña, por ejemplo. El trabajo que el área está haciendo es espectacular, al igual que el de todas las compañeras que empujamos para apoyarlo. Pero está claro que aún queda camino por recorrer.
Usted vive en Bruselas, ¿ya ha rogado el voto para las próximas elecciones?
Las eurodiputadas y los eurodiputados pasamos la mitad de la semana trabajando en nuestra circunscripción nacional. Podré votar en Avilés y estar en un día tan importante junto a toda la gente que lleva desde que nacimos luchando por el cambio político en nuestro país. No obstante, sé por Marea Granate que mucha gente que reside en el exterior se está encontrando con muchos problemas a la hora de rogar el voto, ya sea por trabas burocráticas o porque no les llegan las papeletas a tiempo. El Gobierno en funciones debería de haber garantizado el derecho al voto de la población residente en el exterior. Es indecente, absolutamente indignante que se impida el derecho más básico, más elemental en una democracia. Precisamente, la semana pasada, los eurodiputados y eurodiputadas que formamos parte de las fuerzas del cambio que acuden juntas a estas elecciones escribimos una carta a Frans Timmermans… Hasta ahora, todos los intentos para facilitar el voto han sido desoídos por Rajoy que es como el perro del hortelano, ni deja que llegue el cambio, ni está dispuesto a cambiar.