Economía
Greenpeace se sube a las torres Kio de Madrid contra el TTIP
Seis activistas se han encaramado este martes a las torres Kio de la capital para protestar contra la negociación del tratado de libre comercio.
Poco después de las siete de la mañana, armados con todo el material necesario y portando una gran pancarta que reza ‘No al TTIP’, seis activistas de la organización ecologista Greenpeace han ascendido este martes a la fachada sur de una de las madrileñas torres Kio para protestar contra la negociación del Tratado de Libre Comercio entre la UE y Estados Unidos (TTIP).
Los ecologistas quieren denunciar de esta manera la opacidad de las negociaciones que se están produciendo entre Europa y EEUU para la aprobación del tratado, y que a su juicio contravienen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y los compromisos alcanzados en la cumbre contra el cambio climático de París (COP21). De ahí que hayan escogido la llamada «puerta de Europa» de la capital.
En un comunicado, Greenpeace subraya que «es importante decir alto y claro que nos oponemos a este acuerdo. Hay que paralizar estas negociaciones porque se están poniendo en riesgo conquistas ambientales y sociales», explica uno de sus portavoces, Miguel Ángel Soto. «Ya durante los primeros años de negociación ambos bloques, la UE y los EEUU, empezaron a rebajar y recortar políticas y normas ambientales, como la Directiva de Calidad de los Combustibles que permite la importación de petróleos altamente contaminantes de EEUU y Canadá o la paralización del control de pesticidas con efectos nocivos para la salud».
El objetivo de los activistas es alcanzar una altura de 80 metros, mientras otro grupo explica a pie de calle las razones de la acción. Al lugar no han tardado en llegar varios coches de la Policía y un camión de bomberos. Una hora después de arrancar la protesta, éstos últimos han desplegado una grúa para acceder a los activistas y corroborar que se encuentran «correctamente asegurados», según ha explicado la organización.
«El momento de empezar y quedarte suspendido de la cuerda es el momento que más miedo da», ha explicado a Greenpeace uno de los escaladores, Juanma López, almeriense de 35 años. «Empiezas a pensar si todo está bien y en su sitio. Estamos trabajando muy rápido y bajo mucha presión. Cuando ves que todo va bien te relajas». Tras cinco horas de trabajo en altura, los activistas consiguieron desplegar la pancarta.