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Endesa: saqueo empresarial, merma laboral

La compañía eléctrica y gasista, privatizada hace dos décadas, aligera su plantilla y recorta derechos laborales mientras mejora sus ganancias y reparte todo el beneficio entre sus accionistas

Esta misma semana, el miércoles 9 de mayo, Endesa presentaba los resultados del primer trimestre de 2016. El consejero delegado de la otrora gran empresa pública española, José Bogas, subrayaba que «la solidez» del nuevo balance parcial de la entidad, ahora en manos de la italiana Enel (paradójicamente pública), «permite avanzar que Endesa está en el buen camino». Eso es, 342 millones de beneficio neto durante los tres primeros meses del año, tras los 1.085 millones conseguidos en 2015.

El beneficio de 2016 se volverá a repartir al 100% entre los accionistas de la compañía eléctrica y gasística, cumpliendo con el plan anunciado por hasta 2019. Una regadera de cash que no moja a todos por igual.

Tras ocho años de crisis y con los lógicos problemas financieros aparejados, el sector de la electricidad en España ha logrado mantenerse a flote básicamente subiendo precios a los consumidores (España paga una de las luces más caras de Europa) y tirando del déficit tarifario pagado por el Estado. O sea, por los consumidores también. Aunque bien es cierto que las grandes empresas eléctricas no han tomado medidas especialmente drásticas en materia de empleo, sí han emprendido un camino sin retorno que ha afectado a sus plantillas más por efecto de una gota malaya que por grandes operaciones de ajuste laboral. Todo ello en casi tres décadas en las que los beneficios privados no han parado de crecer desde que el presidente socialista Felipe González iniciara la privatización en 1988 y su sucesor conservador José María Aznar la rematara en los años 97 y 98. Una empresa que generaba dinero al Estado pasaba a generarlo a sus accionistas.

Endesa tenía alrededor de 25.000 trabajadores en el año 2000. Tras 16 años de prejubilaciones, bajas incentivadas y despidos bonificados, la plantilla se ha reducido aproximadamente un 60%, hasta los 10.500 empleados. Sin embargo, el volumen de trabajo y el de negocio, a juzgar por los inmaculados balances de beneficio neto y los elevados repartos de dividendos, no han disminuido. El secreto, más trabajo a repartir y la subcontratación de servicios.

Desde el comité de empresa, Antonio Jiménez, de CCOO y en Endesa desde hace más de 40 años, critica el proceso de adelgazamiento laboral de los últimos lustros: “Además de aumentar las cargas de trabajo, porque lo que antes hacían diez ahora lo hacen cuatro, lo sangrante es el aumento paulatino de las subcontratas. Por ejemplo, un trabajador, pongamos oficial de segunda, que cobraría pongamos por caso 1.500 euros al mes, es cubierto por un trabajador de subcontrata por 800 euros”. En estos momentos, según Jiménez, habría una carga de trabajo en España para “unos 15.000 o 16.000 empleados. Tenemos 10.500 y el resto es cubierto por trabajadores fuera del convenio de empresa. Y la idea es dejarlo en unos 7.500 o 7.700 trabajadores en un futuro cercano”.

Salarios 40% más bajos y pérdida de conocimiento

El ajuste en los ciclos combinados ha sido una de las medidas adoptadas por la empresa presidida por Borja Prado para recortar costes tras las decisiones regulatorias del Gobierno, que han penalizado muy ligeramente la cuenta de resultados de las tres grandes eléctricas en España. Siguen ganando mucho, pero un poco menos. Fuentes del Comité de Empresa de la compañía del Ibex 35 aseguran que las intenciones de Endesa pasan por la modificación definitiva del Convenio Colectivo del que disfrutan los empleados del grupo (el próximo se negocia de cara a 2019) con decisiones como rebajar hasta un 40% el salario de los empleados que comiencen a trabajar en la compañía, reducir los días de vacaciones, no subir el sueldo en función del IPC o la eliminación del derecho a tener la luz gratis.

Unos recortes que ya ha empezado a producirse. Consultando las tablas salariales se observa que, en 2014, con la entrada en vigor del IV Convenio marco se produjo una fuerte reducción de un 25% de los salarios de entrada de los trabajadores, alargándose los plazos necesarios para alcanzar el salario base, también reducido en un 20%.  Además, se suprimió el complemento de jornada partida para los nuevos ingresos así como la promoción horizontal, sustituyéndose por una promoción salarial que la propia empresa otorga a aquellos empleados que considera oportuno, creando una doble escala salarial entre los trabajadores que entraron antes de dicho convenio y los que lo hacen desde dicha fecha.

Además, está lo que desde los sindicatos llaman “pérdida de conocimiento”. Con el último ERE firmado en 2013, la plantilla de Endesa se redujo en más de 1.000 efectivos, casi en su totalidad a través de bajas incentivadas. No se marchó nadie que no quisiera, pero Jiménez observa una forma de proceder muy repetida en las grandes empresas, sobre todo en las que forman parte del selectivo Ibex 35. “Se extinguen con buenas condiciones contratos de gente de mediana edad, que lleva mucho tiempo en la empresa y se sustituyen muy parcialmente por trabajadores más jóvenes que cobran mucho menos y que están mucho menos concienciados sobre sus derechos laborales. Llevamos 15 años perdiendo paulatinamente mucho del conocimiento generado durante las décadas anteriores por este goteo constante”.

Endesa justifica las causas de esta caída en el empleo y siempre se ha limitado a responder que “no corresponde a ningún ajuste, ni pérdida de empleo por la reforma eléctrica ni por la crisis”. Para ellos se trata simplemente del desarrollo del Plan de bajas voluntarias, puesto en marcha en el año 2000, y que “ofrece unas condiciones muy favorables”, afirman desde la compañía.

Sueldos desorbitados a directivos y cortes de luz

Un grupo de organizaciones de defensa del medio ambiente y de los consumidores, encabezado por Greenpeace, Adicae y la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, aprovecharon la última Junta de Accionistas de la entidad para criticar la gestión de Endesa en varios aspectos.

Por un lado, denunciaron lo que consideran sueldos “desorbitados” de los directivos, así como el fichaje de ex políticos y “empresarios de la banca” para los órganos de control. También denunciaron el “escaso compromiso por las energías limpias junto al elevado peso del carbón y la nuclear en su parque generador” de la eléctrica.

Estos grupos responsabilizaron a Endesa de agravar el problema de la pobreza energética, ya que, según su análisis, en 2015 la empresa realizó 241.306 cortes de luz que afectaron a unas 50.000 familias.

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