Los socios/as escriben
En huelga de hambre contra los abusos y arbitrariedades del Servicio Exterior Español
Contable en la Oficina Comercial de Riad, Martín Menoyo denuncia el modelo del Servicio Exterior actual, "que favorece los abusos, la arbitrariedad, y los intereses y privilegios de los cuerpos de diplomáticos y técnicos comerciales, que no encuentran contrapesos". Asimismo, demanda que se puedan celebrar elecciones sindicales.
#OtroServicioExteriorEsPosible
Buenas tardes. Soy Juan Ramón Martín Menoyo, trabajo para la Administración española en el exterior y quería anunciaros que inicié hace 4 días una huelga de hambre indefinida en protesta por la arbitrariedad, abusos de poder y desprecio hacia l@s ciudadan@s, la ley, y los empleados públicos, que campan a sus anchas en el Servicio Exterior español. Y la hago para reivindicar que otro servicio exterior es posible. Un servicio exterior moderno y eficaz, donde no se dilapiden fondos públicos, se respete a los empleados, que esté verdaderamente al servicio del ciudadano, y no para que determinados altos funcionarios se sirvan de su puesto. Tengo experiencia ayunando y apoyando huelgas de hambre y me veo con fuerzas y reservas. Estoy tomando bebidas isotónicas, aguas y jarabe de arce, exclusivamente.
Como seguramente sabéis, el Servicio Exterior español lo componen las Embajadas, Consulados Generales, Oficinas Comerciales, Agregadurías de Defensa, AECID, oficinas de turismo, etc. Estos organismos, que dependen de distintos ministerios, en ocasiones no se coordinan de la manera que requeriría un servicio exterior eficaz para los intereses del país. La lucha entre distintos cuerpos superiores de la Administración lo explica en muchas ocasiones. Hay representación en al menos 118 países y más de 6.000 funcionarios y otros tantos contratados laborales.
Actividad sindical
Yo personalmente llevo 12 años trabajando como contable en la Oficina Comercial de Riad, en una posición confortable, a pesar de que Arabia Saudí no sea el mejor destino del mundo, y con un buen sueldo, aunque los contratados laborales llevemos 7 años sin un aumento que compense el incremento del coste de la vida de vida que se ha dado en los últimos años aquí y en muchos otros países. Durante todo este tiempo he intentado contribuir a mejorar esta situación, afiliándome a UGT, convenciendo a l@s compañer@s para que se afiliaran, ayudando a crear una Federación sindical siendo su secretario general y, cuando dejé el sindicato, intenté favorecer que l@s compañer@s se organizaran para defender sus derechos con una visión colectiva. Tengo que decir que no conseguí todos los objetivos a los que aspiraba. Por eso, considero que ha llegado el momento de dar un paso más, mediante un toque de atención que ayude a concienciar a la sociedad sobre la necesidad de un cambio profundo en el Servicio Exterior.
La gota que ha colmado mi vaso ha sido la reciente negativa a abonar la indemnización a mi compañero de la embajada en Riad el Sr. Abdulatif Haj Kheder, pero hay multitud de casos, de actitudes, de decisiones y de inacciones plagadas de arbitrariedad, abusos de que han caracterizado tristemente Servicio Exterior Español. El Sr. Abdulatif, tras casi 38 años de servicio como traductor solicitó la indemnización de fin de servicio que le correspondía según lo que determinaba la legislación saudí, su contrato, y artículos de la propia legislación española. A pesar de ello, los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores, rechazaron abonarle la indemnización, dando argumentos sin la menor base legal, lo que constituye un caso claro de prevaricación.
Se califica por sí mismo el hecho de que, tras casi 4 décadas de democracia, los contratados laborales en el Exterior de la Administración española (más de 6.000 personas en organismos como los que he mencionado), no puedan elegir a sus representantes sindicales. Y eso a pesar de sentencias condenatorias contra la Administración, de la Audiencia Nacional y del Supremo de finales de 2013 y de pronunciamientos de organismos internacionales, tras las correspondientes denuncias de los sindicatos al no poderse celebrarse las elecciones a finales de 2011. Es un ejemplo claro de desprecio hacia las libertades fundamentales de los contratados laborales, entre los que está la libertad sindical.
Cito algunos ejemplos más de abusos, arbitrariedades, irregularidades e ilegalidades (se podrían mencionar muchos más).
-Un caso que se define por sí mismo, sin necesidad de mencionar ningún calificativo. El Gobierno español ha contratado recientemente como “consejero asesor” de Interior en la Embajada de España en Brasil al comisario de policía Jesús Figón Leo, quien confesó en una comisaría brasileña haber matado a sus esposa en mayo de 2015.
El comisario ocupaba el puesto de consejero de interior de la Embajada, pero, al alcanzar la edad de jubilación, no podía mantener su puesto. Así pues, para que no perdiera su inmunidad, el gobierno, tras un acuerdo entre los Ministerios de Asuntos Exteriores e Interior, decidió crear ese puesto a su medida para que el Sr. Figón mantuviera la inmunidad diplomática.
No creo que como sociedad merezcamos esto. Para que se produzcan hechos como éste es necesario que se mezcle corporativismo policial tolerado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, con esquemas ideológicos muy determinados sobre cómo debe funcionar la policía. En este sentido, es relevante mencionar que policías de distinto grado vinculados a las UIP (Unidades Antidisturbios), en algunos casos con denuncias a sus espaldas, han sido premiados con puestos en distintas Embajadas, como es el caso del inspector-jefe Francisco Javier Virseda, que fue destituido a raíz de su “gestión” de los incidentes generados tras la multitudinaria manifestación de las Marchas de la Dignidad el 22 de marzo de 2014 en marzo en Madrid. Para compensarle, se creó para él ad hoc el puesto de Agregado de Interior en la Embajada de España en Chile, que no existía en esa legación diplomática con anterioridad.
Ésta parece una práctica bastante habitual. El sistema de libre designación (a dedo) para los funcionarios que impera también en el Servicio Exterior facilita mucho que esto ocurra. Las remuneraciones dependen del destino, pero son realmente elevadas: En la Embajada de España en Riad, un policía proveniente también de la UIP, durante su reciente estancia en Arabia cometió numerosos abusos de autoridad, jactándose públicamente también de los excesos cometidos como agente antidisturbios en España, y anunciando su deseo de agredir a un compañero de la Embajada por discrepancias ideológicas.
Otro miembro de la policía, en 2014, agredió gravemente a un becario que residía en la Embajada en Riad. En 2009, un agente, amenazó e insultó gravemente a otro compañero, que lógicamente lo denunció. La única consecuencia para el agente, fue que tuvo que dejar apresuradamente el país y reincorporarse a su puesto en España.
– Otro caso significativo fue el del diplomático Pablo Bravo Lozano, quien fue cesado por el actual gobierno en mayo de 2012, tras la visita del Ministro de Defensa a Arabia Saudí. Según fuentes diplomáticas, la causa de esta destitución fue al “excesivo protagonismo” del embajador en negociaciones como las de la venta de carros de combate al país del Golfo o en el macrocontrato de Medina a la Meca. Llamativamente, fue cesado tras 2 años y medio en el puesto, y cuando sólo le quedaban 10 meses para alcanzar su jubilación. Servirse y abusar de su posición para sus intereses personales se ajuste más a la realidad, que el eufemismo del que se hicieron eco los medios.
En cualquier caso, parece que sus intereses no se han visto muy dañados, puesto que tras su jubilación fue nombrado consejero de importantes compañías presentes en Arabia Saudí como Gonvarri, S.L. o TYPSA, y fue recibido como tal con todos los honores por la Oficina Comercial de la Embajada de España en 2015 como representante de la primera.
Hay que precisar que no es el único caso de ex embajador en Arabia nombrado como consejero o directivo de compañías presentes en el país, lo cual parece encajar bastante bien con el esquema de puertas giratorias. El caso del Embajador en Polonia, del Sr. Bravo, y los recientes de los de Bélgica, Finlandia y el embajador comisionista Gustavo de Arístegui obedecen a un mismo patrón. El de creerse con patente de corso para servirse del puesto, sabiéndose absolutamente inmunes. Se toman medidas contra ellos sólo cuando denuncias anónimas, o filtraciones de enemigos llegan a los medios. O cuando inmersos en su burbuja diplomática, y fuera de la realidad, acaban creyéndose que pueden cometer los mismos excesos que cometen a diario, también en presencia de cargos políticos o incluso de ministros. La severidad de las medidas, en cualquier caso, puede ser muy desigual y discrecional con irregularidades similares. Incluso es perfectamente posible que puedan ser destinados de nuevo en el Exterior con posterioridad.
Contratados laborales
Otro ámbito en los que se han dado irregularidades, son las convocatorias de selección de contratados laborales en el Exterior: El funcionamiento de estos procesos se ajusta bastante a las pautas descritas anteriormente. Arbitrariedad, abusos de autoridad, en los que subyace una concepción patrimonialista de la Administración. Los puestos se anuncian en el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores o del ICEX, pero en el caso del primero, se exige que los candidatos se desplacen al país donde se convoca el puesto para examinarse, sin dar la opción, razonable y técnicamente viable de examinarse en España. Esto descarta a muchísimos aspirantes que no pueden permitirse los gastos, o que no pueden acceder al país por los requisitos para conseguir visado.
Por otra parte, el candidato o candidata está en muchos casos elegido, o vetado el que no puede serlo, antes de que se convoque la plaza. Una vez convocada, en ocasiones, se “pierden” algunos de los documentos, que casualmente son imprescindibles para admitir la solicitud. O se “retrasa” su recepción para que no lleguen a tiempo. Esto ha ocurrido en un Consulado español en Estados Unidos, recientemente. La valoración de entrevistas o pruebas escritas suelen ener pocas garantías de imparcialidad, y son difícilmente revisables. Pero es aún más llamativo que en los concursos de méritos para valorar la experiencia y formación se concedan puntuaciones objetivamente inverosímiles e injustificables según las propias bases del concurso-oposición.
Esto sucedió con las puntuaciones del candidato elegido para la plaza de Analista de Mercado en la Oficina Comercial de Riad, convocada en 2015. A pesar de las alegaciones, correos, y recursos de alzada que realizaron la mayoría de los candidatos, el Tribunal responsable en primera instancia ratificó la resolución. En una instancia superior, resolvió el recurso de alzada sin entrar en el fondo del asunto, hecho que se produce sistemáticamente. La posibilidad de que una instancia superior ministerial en España enmiende la plana a la Jefatura de una embajada u oficina comercial, es casi nula. El criterio “discrecionalidad técnica”, que es de aplicación en la Administración, se estira hasta el infinito, hasta que es arbitrariedad. Parece difícil no considerar estas pautas de actuación una humillación a l@s ciudadan@s que tratan de concursar en estos puestos en el exterior. La preferencia de cónyuges de diplomáticos para puestos de personal laboral que se convoquen en el exterior y el criterio de libre designación para destinar a funcionarios en el exterior completan el cuadro.
-En lo que se refiere a la gestión de recursos y fondos públicos en el Servicio Exterior, la falta de unos criterios uniformes a la hora de abordar las compras e inversiones públicas, la escasez de mecanismos de control y supervisión, a pesar de las restricciones presupuestarias, unida a la opacidad sobre el montante total y las partidas de gasto, han hecho que ésta sea manifiestamente mejorable. Cuando se ha hecho público el gasto de las embajadas, se plantean dudas sobre la pertinencia o proporción de algunos gastos, o incluso sobre si los responsables no habrán incurrido en alguna irregularidad, dilapidando o malversando recursos, o incurriendo en gastos suntuarios. Que la residencia del Embajador en Marruecos haya costado 5,95 millones de euros, la de Jordania 4,85, o la residencia de diplomáticos en el Vaticano 1,77, o el coste de las obras en la residencias del embajador en Japón, Doha o Zagreb hayan ascendido a 560.000, 349.998,61 ó 233.015,72, respectivamente, no parece justificado.
Principales problemas
Existen en mi opinión 2 problemas fundamentales, que explican en buena medida esta situación:
-En primer lugar, no existe un sistema de supervisión ni de inspección eficaz que garantice el cumplimiento de la ley y las distintas normas aplicables en la administración del exterior. Es evidente que no se puede fiar todo a la buena fe ni a la honradez y ejemplaridad de los funcionarios al cargo.
Por ejemplo, en la oficina comercial donde trabajo, la última inspección ha tenido lugar en 2005, y efectuada por el Técnico Comercial José Nuño García, que se iba a incorporar al puesto de Consejero Económico y Comercial Jefe en ese momento, y que ha vuelto a hacerse cargo de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada en 2015.
Es un modelo, el del Servicio Exterior actual, que favorece los abusos, la arbitrariedad, y los intereses y privilegios de los cuerpos de diplomáticos y técnicos comerciales, que no encuentran contrapesos que compensen el poder excesivo que ostentan. El bloqueo a unas elecciones sindicales, en las que se pueda elegir delegados que podrían ejercer ese contrapeso, se explica precisamente por el interés en mantener ese modelo.
Las Jefaturas del Servicio Exterior, interesada y deliberadamente, confrontan el necesario principio de jerarquía, con el derecho del personal, en su doble condición de empleados públicos y ciudadanos, a plantearles quejas, objeciones, reclamaciones o denuncias, cuando abusan de su autoridad con el personal, violentan derechos o malversan fondos y recursos públicos. Saben que su posición dominante hará que sus subordinados desistan por miedo a represalias. Lo mismo ocurre con la confusión entre el principio de discrecionalidad y la arbitrariedad como norma. La ley de Acción Exterior, aprobada en Octubre de 2013 lejos de mejorar este estado las cosas, lo que hace es elevar a categoría de ley el actual modelo de servicio exterior trasnochado y elitista, consolidando los intereses corporativos y los privilegios de los cuerpos citados. Es necesario aclarar que los partidos que han gobernado el país las últimas décadas han permitido o propiciado esa situación, tratando de favorecer a sus afines ideológicos dentro de esos cuerpos de la Administración, eso sí.
-Además, en ocasiones los responsables del Ministerio o de las distintas jefaturas en el exterior, incumplen deliberada y sistemáticamente la propia legislación española, la de sus propios ministerios, la de otros países aplicable y las cláusulas de los contratos de trabajo firmados. El caso del compañero Abdulatif y el de las elecciones sindicales, que tenían que haberse celebrado a finales de 2011, como han ratificado los tribunales españoles, y organismos internacionales, son dos casos muy claros.
Termino con mis peticiones para abandonar la huelga de hambre:
-Que se abone la indemnización del compañero Abdulatif, y que se respeten la legislación española, la que sea aplicable de otros países, y las cláusulas de los contratos de todo el personal público en el exterior. No parece que sea pedir mucho, tener respeto por las normas que uno mismo se ha dado.
-Que los contratados laborales en el exterior, tras casi 40 años de democracia, finalmente puedan elegir sus delegados sindicales en sus circunscripciones, y que puedan ejercer efectivamente su acción sindical como marca la ley. ¡¡Elecciones sindicales ya!! Tampoco creo que sea pedir algo excesivo.
-Que se implante de manera inmediata un sistema de control, inspección y supervisión eficaz, que sirva para garantizar el cumplimiento de las distintas normativas aplicables y contrapesar el excesivo poder que ostentan en el actual modelo el cuerpo de diplomáticos y de técnicos comerciales. Se trata de algo apremiante y de sentido común.
Estoy convencido que para cambiar situaciones tan lamentables como éstas, además de apostar por un cambio político, es necesario también un cambio cultural. Que en las Administraciones públicas prime el interés colectivo frente a los corporativos puede parecer hoy en día una utopía. Pero no tiene por qué serlo, si dejamos a un lado la resignación y nos comprometemos a apoyar ese cambio en nuestro entorno personal y laboral, siendo conscientes de nuestras posibilidades y limitaciones, pero también de que las iniciativas de un determinado número de personas que hacen lo que creen que tienen que hacer para mejorar las cosas en un momento concreto, puede concienciar y llevar a moverse a muchas más. La parábola del colibrí creo que es procedente en este caso: En un bosque en llamas, un animal pregunta al colibrí:“¿Dónde vas? ¿Estás loco? Tenemos que huir del fuego”. El colibrí le contestó: “En medio de la selva hay un lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio”. Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle “Estás loco, no va a servir para nada. Tú solo no podrás apagarlo”. Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió: “Es posible, pero yo cumplo con mi parte.”
Hay momentos en los que la dignidad te impide quedarte quieto ante desprecios tan flagrantes. Hacia l@s compañer@s, hacia las leyes, hacia l@s ciudadan@s y hacia uno mismo. Os pido que cada uno, como el colibrí, en su ámbito, en la medida de sus posibilidades, y según su criterio haga también su parte. No nos resignemos. Para ayudarme en esta causa, os pido leer y difundir este manifiesto en redes sociales, firmar el manifiesto en change.org y avaaz.org, Asimismo si tenéis conocimiento de irregularidades o arbitrariedades que se produzcan en el servicio exterior, denunciadlo públicamente o en filtrala.org, si queréis mantener el anonimato.
#OtroServicioExteriorEsPosible
Texto publicado originalmente en el blog personal de Juan Ramón Martín Menoyo.
Menoyo es socio cooperativista de La Marea.