OTRAS NOTICIAS | Sociedad
La ABTS denuncia los costes de la industria de los cruceros en Barcelona
La Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible trata de articular a toda la ciudad en una lucha contra el turismo que no respeta el medioambiente
Llega el buen tiempo a Barcelona y con él riadas incesantes de turistas que vuelven a levantar la polémica entre los vecinos. En esta ocasión, ha sido la presentación del estudio Impacto Económico de la Actividad de Cruceros del Port de Barcelona, elaborado por la Universidad de Barcelona y que, según ha denunciado la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible (ABTS), no tiene en cuenta los costes sociales y medioambientales que sufre la ciudad. «Un solo crucero consume el mismo volumen que 12.000 coches, pero de combustibles más tóxicos y ricos en azufre”, alertan en un manifiesto desde esta plataforma integrada por asociaciones de vecinos y otros colectivos.
Para la ABTS, la llegada masiva de turistas, además del daño medioambiental, produce una congestión de la movilidad en Barcelona, sin que esto repercuta en un sector económico que se caracterice por unas condiciones laborales adecuadas, sino más bien al contrario. Daniel, portavoz de la asamblea, explica que la ABTS ha retomado la campaña Stop Creuers (Stop Cruceros), con la que denuncian constantemente la llegada de estas embarcaciones. “El turismo masivo no era un tema hace diez años pero hoy en día existe un consenso en que éste daña la ciudad. En pocos años estará completamente asumido que la industria de cruceros tiene unas consecuencias nefastas”, asegura.
ABTS ha querido aprovechar el acto en la UAB para denunciar también la falta de crítica de las instituciones, que, asegura la organización, sólo tiene en cuenta los beneficios. “Hasta ahora el ayuntamiento no ha hecho más que aplaudir y promover la llegada de cuantos más cruceros mejor, y con el reciente cambio de equipo de gobierno ha habido un giro, aunque únicamente a nivel discursivo, de momento”, explica Daniel. El activista apunta a las dificultades competenciales con respecto al puerto, un “consorcio opaco participado entre entes públicos y privados en el que, sobre todo, mandan los privados”.
La ABTS funciona como una plataforma de asambleas de barrios y organizaciones ecologistas y trata de articular a nivel de toda la ciudad una lucha contra el turismo no sostenible que hasta su nacimiento se encontraba deslocalizada. La coordinadora se muestra partidaria del «decrecimiento turístico» y de una municipalización del Port Vell que permita una regulación más respetuosa social y medioambientalmente. «Exigimos una reflexión metropolitana y una transofrmación de las actividades portuarias, de la relación de la ciudad con el mar, mediante la recuperación del Port Vell como verdadero puerto urbano y ciudadano bajo control democrático», reivindican en el texto.