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El papel de Grecia en la crisis de refugiados

Paqui Vives, que lleva casi 30 años residiendo en Grecia, analiza el papel del Gobierno heleno en la crisis humanitaria.

Paqui Vives* (ATENAS) // Se estima que hay unas 70.000 personas atrapadas en Grecia, a este lado del Egeo, muchas de ellas sin solicitud de asilo en proceso y rodeadas de fronteras cerradas. Sólo en los muelles del puerto del Pireo hay 5.000 refugiados en las salas de espera, almacenes y hasta acampados en tiendas en los aledaños, ahora desde las islas se los desvía a otros puertos y poblaciones del país. Idomeni, esa población fronteriza ya tristemente conocida, empieza a descongestionarse aunque hay enfrentamientos casi a diario con la policía.

El panorama no puede ser más desolador, corren ríos de tinta, imágenes espeluznantes se nos clavan en la retina por los dramas personales contados y mientras las mafias rodean a los grupos de refugiados como rapaces ávidas de presas. Para ellos lo más duro sin duda es el día a día y la falta de esperanza, para nosotros constatar la indiferencia de nuestros compañeros de viaje, la falta de conciencia y solidaridad de la Europa “rica”.

El Gobierno griego está haciendo un esfuerzo humanitario ímprobo, superior sin duda al que le correspondería si hubiera habido otra actitud de los 28 países miembros. Razón de más si tenemos en cuenta la actual situación económica del país por todos conocida: cinco años de crisis, recesión, un paro del 25% y los tres rescates que han recortado sueldos y pensiones, frenado el consumo y empobrecido al pueblo griego convirtiéndolo en deudor eterno si no se consigue una quita de esa dudosa -por inmoral- deuda.

Desde el Gobierno se están habilitando instalaciones de todo tipo como cuarteles, almacenes, campamentos de verano infantiles, edificios públicos, etc… como centros de acogida, lugares que puedan ofrecer techo, agua y luz y un mínimo de dignidad, difícil de conseguir en situaciones límite como éstas. Por otro lado, la sociedad griega se ha volcado en la ayuda, recoge ropa y alimentos en campañas casi diarias, hasta el punto que da la sensación que es por efecto de magia que salen sin parar conejos o pañuelos de la chistera – es decir de donde hay bien poco-. Sin duda la gente recuerda su propio periplo, cuando llegaron como refugiados del Asia Menor- donde habitaban generaciones y generaciones de griegos- salieron sin nada, con lo puesto, durante la primera mitad del siglo XX.

De forma provisional la gente incluso ha acogido a familias enteras en sus casas pero ¿cómo va terminar todo esto? La extrema derecha (Amanecer Dorado) que irrumpió en el Parlamento con fuerza, está intentando desestabilizar metiendo presión a través de la ortodoxia y en contra del islam, despertando los miedos y sembrando dudas sobre el fanatismo religioso de los refugiados.

Es evidente que hay que actuar y si es cuestionable  que no se pueda condenar a la Unión Europea por un delito de omisión de socorro, cada uno de nosotros como ciudadanos debe elegir entre la indiferencia y la protesta en forma de solidaridad y reconocimiento del derecho al asilo.

Dicen que hay que cortar el  “efecto llamada” pero condenan a muerte en las travesías  y al  hacinamiento a miles de seres humanos. 

Cuenta la mitología griega que el rey Egeo dio la consigna de cambiar el color de las velas a su hijo Teseo, en caso de volver victorioso del laberinto del Minotauro. Teseo con la ayuda de  Ariadna venció, pero se le olvidó la promesa hecha a su padre. Cuando Egeo divisó la flota a lo lejos –creyendo a su hijo muerto- se suicidó tirándose al mar que desde entonces lleva su nombre.

Ni Merkel es la Ariadna que nos va a guiar a la salida de este laberinto, ni parece que Tsipras sea el Teseo salvador (al menos él solo), pero está visto que el mar Egeo sigue devorando víctimas inocentes, en este caso venidas de todos los ángulos del laberinto político del Mediterráneo oriental.

Números que asustan:

  • En 2015más de 885.000 personas cruzaron de forma irregular las fronteras griegas, y de ellas 876.000 venían de Turquía.
  • Según los últimos datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), durante el mes de enero de 2016 han llegado a Europa 54.500 refugiados a través del Mediterráneo, de los cuales 50.600 lo hicieron por las costas de Grecia
  • De ellos- sólo en enero- 236 murieron ahogadas en la travesía la mayoría mujeres y niños.
  • Esta cifra es 21 veces mayor que los 1.472 que las autoridades registraron en enero de 2015.

* La autora, Paqui Vives-Gayá, lleva casi 30 años residiendo en Grecia, tierra adoptiva en la que se encuentra totalmente integrada. Su vida profesional en ese país se ha desarrollado como profesora del Instituto Cervantes de Atenas, donde es la representante sindical de las y los trabajadores

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