Tus artículos
No es tan pronto
Pronto veremos si la SGAE es capaz de refundarse o es inevitable su escisión, debido a los intereses contrapuestos de músicos y editores, mientras dramaturgos y cineastas intentan ejercer de árbitros de la contienda
«He’s just a walker / and he’ll never stop walking away / It’s not too soon he said, / It’s not too soon at all».
Throwing Muses
Una carta a los socios deja claro que, por primera vez en mucho tiempo, la amenaza de una ruptura en el seno de SGAE (recordemos, Sociedad General de Autores y Editores) parece real. Atrás quedan incontables iniciativas que únicamente alcanzaron algún efímero impacto mediático y/o en redes sociales (eXgae, Autores Indignados, Autoralia, SGAE SOStenible, etc.) pero que jamás plantearon una verdadera alternativa a la decana de las entidades de gestión. En el horizonte está EKKI, la alternativa a las ocho entidades de gestión existentes, SGAE incluída, que se plantea para creadores, editores y productores de Euskal Herria, pero que de momento no ha empezado a funcionar.
Hay que recordar que SGAE se estructura en cuatro colegios. Pequeño Derecho agrupa a compositores musicales y letristas, con los que normalmente se asocia toda la entidad de gestión y que aporta la mayor parte de los derechos que recauda la entidad. Gran Derecho, el Colegio más pequeño en número de socios y recaudación, donde se asocian los autores dramáticos y sinfónicos. Audiovisuales, colegio mermado por la única escisión que ha sufrido SGAE, DAMA, donde se integran directores de cine y guionistas. Y finalmente, el colegio más polémico, el Editorial, por el que muchas veces se califica a SGAE de “sindicato vertical”, en alusión a los peculiares sindicatos franquistas, que agrupaban a patronos y obreros.
Las editoriales musicales son unas figuras muy desconocidas para el gran público, que sólo suelen conocer a las compañías discográficas, pero que gozan de un enorme poder dentro y fuera de la SGAE. Por resumir el funcionamiento de una editorial musical, son entes que suelen quedarse con el 50% de los derechos de los autores musicales (hasta 70 años después de su muerte), sin quedar nunca muy claro qué aportan a cambio. Eso lo sabe perfectamente José Miguel Sastrón, compositor y vicepresidente de SGAE por el Colegio de Pequeño Derecho, que lleva años cuestionando su funcionamiento e incluso la existencia misma de las editoriales.
¿Cómo se plantea la posible ruptura en SGAE? En una carta enviada al Colegio de Pequeño Derecho, impulsada por Sastrón, se plantea:
establecer una hoja de ruta de cara a la separación de gestiones dentro de la entidad que evite que colectivos que defienden intereses ajenos a los nuestros decidan sobre cuestiones que nos afectan. En todo caso, no estamos dispuestos a permitir que continúe la situación actual, en la que nuestro colectivo, que representa más de un 80% de la masa social y de los ingresos de esta casa, se vea gobernado por quienes representan una minoría en uno y otro concepto.
La “separación de gestiones” en una entidad estructurada en cuatro colegios no es más que una apuesta clara por su desmembramiento, la batalla final en una larga guerra entre el Colegio de Pequeño Derecho (el 80% de la SGAE) y el Colegio Editorial. Pronto veremos si la SGAE es capaz de refundarse o es inevitable su escisión, debido a los intereses contrapuestos de músicos y editores, mientras dramaturgos y cineastas intentan ejercer de árbitros de la contienda.