El fracaso de Pedro Sánchez acerca el escenario de nuevas elecciones

Primer intento, primer fracaso. El Congreso ha rechazado la investidura de Pedro Sánchez con 219 votos en contra, 130 a favor (PSOE y Ciudadanos) y una abstención (Coalición Canaria). El resultado, que no se ha movido de lo previsto, está muy lejos de los 176 escaños necesarios en la primera vuelta. La próxima votación se realizará el viernes, cuando el candidato socialista sólo necesitará una mayoría simple para ser investido presidente.

La jornada de este miércoles, sin embargo, ya ha dibujado un escenario donde la probabilidad de unas nuevas elecciones está cada vez más cerca. El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha sido el encargado de abrir la sesión, y lo ha hecho con un discurso lleno de ironía en el que ha cargado duramente contra el líder socialista, Pedro Sánchez, a quien ha acusado de haber estado un mes preparando una «candidatura ficticia» con el único fin de lograr «promoción personal» de cara a unas nuevas elecciones y a su propio partido. Rajoy ha evocado también el miedo a la «inestabilidad» que un gobierno del PSOE podría provocar en una España en la que, ha asegurado, el empleo sube y la economía está «en marcha».

El segundo turno ha sido para el líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien ha lanzado un discurso duro en todas direcciones, pero particularmente contra el PSOE -a quienes ha acusado de «engañar» históricamente a su electorado- y aquellos dentro del partido más reacios a pactar un gobierno de izquierdas. Iglesias, en ocasiones con un tono agresivo, se ha presentado de manera contundente como la alternativa progresista. Primero se ha dirigido al PP, de quien ha dicho que «sí es un político corrupto». «Ustedes han sido serviles con los poderosos y arrogantes con los débiles», ha agregado. Y posteriormente ha mirado a los socialistas: «Desconfíe, señor Sánchez, de los consejos de los que tienen su pasado manchado de cal viva», ha espetado, y les ha afeado las puertas giratorias y las políticas de austeridad.

Ante los ataques a la historia reciente del PSOE, el líder socialista, Pedro Sánchez ha replicado tajante: «Me siento muy orgulloso de Felipe González», para agregar, poco después, que su partido no «juega» con el terrorismo, en referencia a las palabras de Iglesias en Twitter, este martes, con las que denunciaba que Arnaldo Otegi había sido encarcelado por sus ideas. Aun así, Sánchez ha querido aparecer como conciliador: «Demos una oportunidad al cambio, le tiendo la mano», ha enfatizado. Durante una de las intervenciones de Iglesias, la bancada socialista se ha revuelto y el presidente del Congreso, Patxi López, ha tenido que volver a encauzar la sesión llamando al orden.

Albert Rivera, líder de Ciudadanos, ha bajado el tono con un discurso con una apariencia mucho más conciliadora, aunque ha dejado claro que Rajoy «no es creíble para encabezar esta nueva etapa política». El dirigente de centro derecha ha comenzado pidiendo pactos: «Tenemos que rehacer el proyecto español y para ello hacen falta los 350 diputados de esta cámara». Del mismo modo, Rivera ha llamado a «recuperar las clases medias trabajadoras» mediante, entre otras cosas, una reforma en materia laboral con el objetivo, ha dicho, de «reequilibrar la relación entre empresa y trabajador».

Desde IU, Alberto Garzón ha insistido en la incompatibilidad entre la economía de derecha y la agenda social de izquierda: «La oligarquía del franquismo sigue siendo la oligarquía de la democracia», ha recordado. Garzón, anfitrión de la mesa negociadora entre PSOE, Podemos, Compromís y su partido, ha mostrado confianza en que aún es posible un gobierno presidido por Sánchez, «aprendiendo de los errores pasados» y entendiendo que el bipartidismo ha terminado. «Vamos a intentarlo», ha concluido el líder de IU.