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Una alcaldesa “del cambio” frente a su primera huelga

Ada Colau admite que cuando se presentó a las elecciones municipales “era muy consciente de que iba a tener que enfrentarme a todo tipo de límites y contradicciones”

Asamblea de trabajadores del metro previa a la huelga de esta semana. CGT

Cinco meses de negociación sin acuerdo entre sindicatos del metro y el Ayuntamiento de Barcelona han acabado en dos días de huelga en pleno Mobile World Congress (MWC), una cita que los trabajadores han querido aprovechar para lograr visibilidad. Y lo han conseguido. La huelga ha llenado portadas y tertulias y en la segunda jornada de este congreso mundial ha habido casi un 30% menos de usuarios en el metro de la ciudad.

La presión sobre la alcaldesa, Ada Colau, ha sido grande. John Hoffman, organizador del evento de alta tecnología por el que han pasado figuras emblemáticas como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha declarado que se siente “muy decepcionado” con la huelga, y ha avisado de que abordarán este tema “una vez pasado el evento”. Por si fuera poco, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha aprovechado para pescar en río revuelto y ha mostrado su intención de llevarse el MWC a la capital.

Pero, ¿cuáles han sido los motivos de los trabajadores para ir a la huelga? CGT apunta a dos ejes: poner fin a la precariedad y la descongelación salarial. Los empleados de la empresa pública se quejan, además, de las desigualdades entre los sueldos de la plantilla y de la dirección. Según explica Victoria Rodríguez, secretaria general de CGT metro, la empresa no ha tenido “ninguna intención de negociar”. “No traía nada a las reuniones, sacaba cosas que no tenían nada que ver con el convenio, anulaba reuniones…”, explica.

De los 16 encuentros que, asegura Rodríguez, fijaron empresa y trabajadores para negociar, solamente se han producido ocho. “El gran escollo no ha estado en el tema salarial, donde prácticamente se había llegado a un acuerdo, sino en la contratación”, apunta. El empleado, profundiza, ha de estar ocho años trabajando sólo en verano, tres meses al año, para pasar a tener un contrato indefinido. Además, los trabajadores se tienen que encargar de múltiples tareas, desde atención al cliente hasta mantenimiento de estaciones.

“Se nos está criminalizando”

“Hemos estado cuatro años sin quejarnos. Ninguna huelga. No nos hemos movido para nada”, recuerda Rodríguez. Entonces, ¿por qué ahora, cuando el nuevo gobierno aún no ha cumplido un año en el cargo? El convenio, aducen, lleva ya dos prórrogas y urge negociar uno nuevo. ¿Esperaban más receptividad por parte de Barcelona en Comú? “Los primeros sorprendidos hemos sido nosotros, había mucha gente que tenía esa ilusión, de que ahora había en el ayuntamiento un gobierno diferente. Pero se nos está criminalizando”, denuncia Rodríguez.

La mayoría de los cargos políticos actualmente en TMB, la empresa de metro, han sido colocados por anteriores gobiernos de CDC y PSC. Los trabajadores creen que a Ada Colau estas personas “le hacen la cama”. Òscar Sánchez, portavoz del comité de huelga, es contundente en una entrevista con Vilaweb: “El gobierno de Colau quizá ha cambiado, en parte, las formas, pero en el fondo desgraciadamente hace exactamente como todos los gobiernos anteriores”. “Tiene gestos, pero de gestos no vivimos”, añade.

Los sindicalistas se muestran especialmente molestos con que Colau haya ligado el cumplimiento de sus demandas con una hipotética subida de las tarifas o un empeoramiento del servicio. “Es un problema de repartición de los beneficios, el metro gasta menos de lo que ingresa”, asegura Victoria Rodríguez, que siente declaraciones de este tipo como una “criminalización”. “Tenemos un volumen de pasaje muy grande e incluso el dinero del metro se reparte a otros sistemas de transporte. Nos ha dolido mucho esa relación”, agrega.

Mejoras ofrecidas por el Ayuntamiento

Por su parte, el Ayuntamiento alega que no se pueden cumplir las demandas “de máximos” de los huelguistas. “La empresa pública que es TMB ha ofrecido desde hace meses mejoras en todos los aspectos planteados por los representantes sindicales: mejora salarial, reducción de la temporalidad y mejoras en transparencia de la empresa”, ha explicado Ada Colau, que se ha implicado personalmente en las negociaciones, en una carta abierta publicada en su perfil en Facebook. Sin embargo, “el comité de empresa se ha mantenido en posiciones de máximos en la cuestión retributiva, con unas peticiones que no son posibles dentro de la capacidad presupuestaria limitada de TMB”.

Según explican fuentes municipales, el 90% de la plantilla tiene contrato fijo y el consistorio quiere ir acabando poco a poco con la temporalidad del resto. Además, el 75% tiene jornadas a tiempo completo, un margen que también se comprometen a ampliar. A diferencia de lo que sostienen los sindicalistas, desde el Ayuntamiento aseguran que el punto más distante entre las dos partes es el de los salarios. El consistorio ofrece una subida del 1% -”el máximo legal”, apuntan- más compensaciones y un día festivo extra que se cambiaría por retribución. Los trabajadores piden un aumento del 3%.

Una de las principales críticas que han hecho los sindicatos ha sido la desigualdad entre los salarios de plantilla y dirección. Fuentes municipales aseguran que la transparencia irá aumentando, con el impulso de un portal de transparencia, pero precisan que los sueldos de los directivos suponen un 1,2% de la masa salarial de TMB. El consistorio también se defiende de la acusación de supuestos servicios mínimos “abusivos” durante la huelga. “Lo marca la Generalitat”, alegan.

La alcaldesa ante las contradicciones

Colau ha recibido a raíz de la huelga un gran número de críticas desde la izquierda. Asi lo expresa ella en su misiva en redes sociales: “Estos días, a raíz de la huelga de metro en Barcelona, he leído cosas como ‘Colau se sienta del otro lado’, como si la ‘Ada alcaldesa’ fuera completamente distinta de la ‘Ada activista’”. La regidora continúa: “Es evidente que como alcaldesa tengo unas responsabilidades diferentes a las que tenía antes, pero me mueve exactamente la misma voluntad que me ha movido siempre: hacer lo posible para trabajar por el bien común y mejorar la vida de la gente, sobre todo de la que más lo necesita”

La alcaldesa de Barcelona se dirige a esa gente “decepcionada porque ‘yo antes estaba del otro lado’ o feliz de confirmar que ‘el poder cambia a las personas, ya lo decía yo’”. Y admite que cuando se presentó a las elecciones municipales “era muy consciente de que iba a tener que enfrentarme a todo tipo de límites y contradicciones”. Ante éstas, Colau asegura que trata de actuar “cada día con honestidad, con humildad y con la tranquilidad que da ocupar un lugar de responsabilidad sin deberse ni a partidos, ni a bancos, ni a nadie más que a la ciudadanía”.

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