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Muebles en el desierto

Abdulah Ahmed Arabia acaba de volver de los campamentos saharauis en Argelia. Cuarenta años después de la Marcha Verde, la situación no ha cambiado de manera significativa, dice el representante del Frente Polisario en la Comunidad de Madrid.

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Abdulah Ahmed Arabia acaba de volver de los campamentos saharauis en Argelia, a los que viaja «un mínimo cinco o seis veces al año» con el objetivo de canalizar toda la ayuda humanitaria para los saharauis. Cuarenta años después de la Marcha Verde, la situación de los campamentos no ha cambiado de manera significativa, dice el representante del Frente Polisario en la Comunidad de Madrid, pero sí la manera de ver el conflicto de muchos de sus habitantes.

«Llevamos desde el alto el fuego de 1991 esperando la aplicación de un plan de paz y el necesario proceso de descolonización. Es mucho tiempo. Las nuevas generaciones han crecido bajo la ocupación y no ven perspectivas de solución«, explica. Para Arabia, el fin del conflicto con Marruecos «sigue pasando por la vía pacífica». Sin embargo, apunta: «Cada vez nos cuesta más convencer de ello a muchos jóvenes, que nos exigen romper con el status quo. Hoy en día, el pueblo saharaui está más cerca que nunca de un retorno al conflicto armado. Esperemos que nunca se llegue a esa situación».

En este sentido, las palabras pronunciadas el pasado 16 de enero por la ministra sueca de Exteriores, la socialdemócrata Margot Wallström, fueron un jarro de agua fría para las aspiraciones del pueblo saharaui. «El Gobierno sueco ha decidido no reconocer el Sáhara Occidental», zanjó Wallström. El giro del Ejecutivo sueco trataba de suavizar la situación de bloqueo, por parte de Marruecos, a la apertura de una tienda de muebles de Ikea en Casablanca y su expansión por el país.

En 2012 el parlamento del país escandinavo había reconocido al Sáhara Occidental como una república independiente, lo que provocó una importante tensión diplomática entre este país y el dirigido por el rey Mohamed VI.

Arabia considera que las declaraciones de Wallström responden a la «presión feroz» por parte de Marruecos. «Es una nueva demostración de la hipocresía de los gobiernos europeos, y de cómo los intereses económicos pueden llegar a imponerse a la justicia, los derechos humanos y las legítimas aspiraciones del pueblo saharaui», denuncia. Pese a ello, se muestra optimista. «Hace cinco años era impensable que un país escandinavo diera el paso de reconocer al Sáhara Occidental, antes incluso que Francia o España”, comenta. Todavía tiene esperanza de que a final se acabe imponiendo la postura del parlamento sueco sobre los intereses de Ikea.

*Abdulah Ahmed Arabia nació en El Aaiún hace 49 años, cuando esta ciudad era la capital de la colonia española del Sáhara Occidental. Es licenciado en Relaciones Políticas Internacionales.

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