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Los bolivianos ponen fecha de caducidad al gobierno de Evo Morales
A diferencia de los resultados cosechados en las elecciones presidenciales de 2014, donde el presidente ganó los comicios con el 60%, los sondeos le dan una clara derrota en seis de los nueve departamentos (regiones autónomas) del país.
TARIJA (BOLIVIA) // Evo Morales no salió el domingo por la noche al balcón del Palacio Quemado de La Paz. En esta ocasión no tenía el cuerpo para los chistes y mandó al vicepresidente del país, Álvaro García Linera, a dar la cara. El pueblo boliviano parece haber determinado mayoritariamente, en un referéndum constitucional, que su gobierno caduca en 2019 y que ya no se puede volver a presentar a las próximas elecciones presidenciales del país.
La Constitución Política del Estado boliviano (promulgada en 2009 bajo el mandato de Morales) establece un máximo de dos legislaturas para el presidente y vicepresidente del país. Evo Morales y Álvaro García Linera ya llevan tres legislaturas. El Tribunal Constitucional interpretó en su momento que el primer periodo presidencial empezaba a correr a partir de la primera elección desde la elaboración de la nueva Carta Magna, pero el mandatario quería modificarla para tener una cuarta oportunidad.
Los escrutinios extraoficiales daban una ligera victoria del no a la reforma (51-52%). Tras conocer los resultados que daban prácticamente un empate entre ambas opciones, el Gobierno boliviano dijo confiar en revertir ese porcentaje gracias al voto rural y al de los bolivianos residentes en el exterior. “Es altamente probable que esas cifras se modifiquen de una manera drástica. Por lo tanto, creo que el festejo forzado que están haciendo algunos funcionarios públicos de alcaldías y gobernaciones en algunos departamentos es innecesario y no vaya ser que su alegría forzada el día de hoy se convierta en llanto el día de mañana”, señaló el vicepresidente con cara de pocos amigos.
Sin embargo, poco después, la ventaja parece agrandarse. Con el 23% del escrutinio oficial, el 67% de los votantes se decantaba por no prolongar el mandato de Morales, según informa AP. A diferencia de los resultados cosechados en las elecciones presidenciales de 2014, donde el presidente ganó los comicios con el 60%, los sondeos le dan una clara derrota en seis de los nueve departamentos (regiones autónomas) del país.
“Ha influido mucho el cambio que ha tenido el Gobierno con relación a algunas prácticas que se venían realizando en Bolivia. Es decir, el tema de la corrupción, la discriminación, los abusos de poder y la falta de respeto a la norma han influido bastante, más allá de los escándalos que han surgido en estos últimos días”, opina el analista político Francisco Solares, quien considera que con el referéndum boliviano se confirma el giro a la derecha que han ido experimentado recientemente otros países de la región como Argentina o Venezuela.
Reducción de la pobreza
Evo Morales llegó a la presidencia del país en 2006 convirtiéndose en el primer presidente indígena de la historia de Bolivia. En estos diez años de mandato del líder cocalero, el país andino ha reducido la pobreza extrema del 40% de la población al 10%, ha experimentado un crecimiento anual del 5% del PIB (gracias a la nacionalización de los hidrocarburos) y ha realizado grandes inversiones en infraestructuras y en industrialización.
No obstante, el manejo de los recursos, la disminución de los ingresos del Estado producto de la disminución de los precios internacionales del petróleo y los escándalos que atañen a su gobierno han desgastado su popularidad. “La nacionalización, las inversiones, el boom económico y la industrialización ya no está generando el impacto que generó años atrás. La economía es muy sencilla y cuando una persona empieza a no tener el dinero que tenía antes las cosas caen por su propio peso”, apunta Solares.
No obstante, de confirmarse oficialmente la derrota en el referéndum, Morales tiene por delante todavía tres años para revertir la situación y buscar un candidato que lo sustituya en el gobierno y en las filas de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS). “Estos resultados muestran que Bolivia en estos momentos se encuentra completamente dividida por lo que tratar de empezar a cuestionar ahora los resultados es encender una mecha para que pueda existir un conflicto y debe analizarse desde muchos aspectos para que no vuelva a repetirse lo que ocurrió en el pasado”.
Escándalos de corrupción
La corrupción en el entorno del Gobierno ha sido uno de los principales detonantes para que alrededor de la mitad de los bolivianos haya decidido rechazar prolongar el mandato de Morales. Al escándalo millonario del Fondo Indígena, un fondo destinado a fomentar el desarrollo de las comunidades indígenas y campesinas del país, en el que se destapó el manejo irregular de alrededor de 100 millones de bolivianos (13 millones de euros) y por el que hay 4.300 procesados y 29 personas encarceladas, entre ellos dirigentes políticos e incluso una exministra, se ha sumado en las últimas semanas un supuesto caso de tráfico de influencias en beneficio de una exnovia y madre de un hijo de Evo Morales.
La expareja del mandatario, Gabriela Zapata de 29 años, es gerente de una empresa china que ha mantenido con el Estado distintos contratos por valor de más de 500 millones de dólares. Morales confirmó haber tenido un hijo con Zapata (que ya falleció) pero aseguró que había dejado de tener contacto con ella desde 2007 por lo que negó las acusaciones de tráfico de influencias y culpó a Estados Unidos de conspirar para derrocarle.
Los primeros resultados causaron la euforia de los partidarios del no que salieron a las calles de las principales ciudades del país a festejar la victoria. “El Gobierno tiene mucha plata y no hace nada para Tarija por eso he votado por el no”, destacaba ataviada con su bandera y su camiseta con el estampado del eslogan del no, Cruz Guerrero, una ama de casa de mediana edad que confiesa que nunca ha votado a favor de Evo Morales.