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María San Miguel: “Censurar la obra de Nanclares por miedo es ignorancia pura”
La compañía Proyecto 43-2 denuncia que el Ayuntamiento de Cartaya ha vetado 'La mirada del otro', una representación que lleva al escenario los encuentros entre víctimas y arrepentidos de ETA en la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava) entre 2011 y 2012.
Las últimas 48 horas han sido frenéticas y nefastas para Proyecto 43-2. Según la compañía teatral, el Ayuntamiento onubense de Cartaya, gobernado por Independientes por Cartaya, ha censurado la obra teatral La mirada del otro, una representación que lleva al escenario los encuentros entre víctimas y arrepentidos de ETA en la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava) entre 2011 y 2012 y que ha sido representada en 23 teatros del territorio nacional.
En una nota de prensa, la compañía ha denunciado que el espectáculo, inicialmente programado para el próximo 9 de abril, se cae del cartel por el miedo del equipo de gobierno a protagonizar una polémica similar a la de los titiriteros en Madrid. Hablamos con María San Miguel, creadora y productora de Proyecto 43-2, y actriz en la citada obra. San Miguel asegura haber recibido más presiones de otros ayuntamientos donde tienen programada una función.
¿Qué ocurrió en Cartaya?
El miércoles fuentes del ayuntamiento nos dicen que el espectáculo se cae y que la razón no es otra que la polémica de los titiriteros en Madrid. El técnico de cultura había visionado el pasado verano el vídeo resumen del espectáculo, lo había aprobado e incluido dentro de las ayudas para exhibición de espectáculos que facilita el INAEM a través del programa Platea. Esa es ahora la coartada. Han aprovechado que desde el programa Platea del INAEM les piden programar un espectáculo de danza para justificar la retirada de nuestra función. Pero sabemos que es una decisión política. El Ayuntamiento ya había presentado la programación del semestre.
¿Cuál ha sido la reacción del Ayuntamiento desde que se hizo pública la censura?
Siempre vía Twitter, han dicho que nos hemos aprovechado de la polémica, que somos unos maestros de la manipulación y alegan razones técnicas para desestimar nuestra contratación.
¿Os ha pasado antes?
Nunca cuando ya estaba cerrada la contratación. Sí es cierto que por miedo al tema, nos han dicho que no nos iban a contratar. Pero esta vez hemos decidido sacarlo a la luz, porque como artistas y ciudadanos estamos avergonzados con lo que está pasando con el recorte de libertades. También nos ha sucedido que una localidad ha recibido presiones para cancelar la actuación. Finalmente se ha resuelto eliminar la palabra ETA de los carteles. Hemos llegado hasta este extremo. Con esta obra, tratamos de fomentar el diálogo y el entendimiento y censurarla precisamente por miedo es ignorancia pura.
¿Teméis a la autocensura?
En ningún caso. Estamos trabajando en una trilogía sobre el terrorismo y lo hacemos de una manera muy concreta: hacemos una labor muy cuidada de investigación, hablando con disidentes y con víctimas, y con el equipo político que hizo posible los encuentros de Nanclares. Lo que ocurrió en Nanclares nos habla de que otra sociedad es posible. Más que de censura debemos hablar de responsabilidad. No le tengo miedo a la censura. Mi padre vivió el franquismo y me ha enseñado que esto debería ser otra cosa. Lo que me asusta ahora es la exposición mediática. En ningún caso hemos denunciado para tener publicidad. Quien lo piense no entiende nada de lo que está pasando en nuestra sociedad.
¿Ha habido otras consecuencias?
El teléfono no me para de sonar, es una locura. Pero también está sucediendo que se refuerza el apoyo de otros ayuntamientos, como en Toledo, donde actuamos este fin de semana, o del Teatro de la Ciudad, en Madrid, a donde volvemos en marzo, y donde estamos trabajando con Edu Madina para uno de los bolos. También nos acaba de salir una función en Alicante. Ya estuvimos en la Muestra de Jóvenes Autores Contemporáneos, y nos acaban de llamar para volver al Teatro Principal de la ciudad.