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Escraches de antidisturbios como los de los “imitadores del matonismo de ETA”
El concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid fue insultado y su coche oficial zarandeado por agentes que protestaban contra la disolución de los antidisturbios locales. Los escraches eran ETA para Aguirre y completamente aceptables para Carmena.
MADRID// El concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, José Javier Barbero, y el director de la Policía Municipal, Andrés Serrano, fueron increpados por miembros de la Policía Municipal de Madrid a la salida de su despacho ayer martes en la Plaza de la Villa. Los trabajadores se manifestaban por la disolución de las Unidades Centrales de Seguridad, el grupo de antidisturbios de la policía local. El concejal y el director de la policía tuvieron que refugiarse en un bar y sólo pudieron salir cuando llegó el coche oficial. Cuando arrancaba, el vehículo fue zarandeado por los agentes manifestantes, que dedicaron a Barbero calificativos como hijo de puta, rojo de mierda o sinvergüenza.
Según eldiario.es uno de los policías que se manifestaba agredió a un periodista quitándole el móvil para lanzárselo a otra reportera que estaba cubriendo la noticia. Julián Leal, miembro del sindicato mayoritario de Policía Municipal, en declaraciones a Hora Taxi ha declarado: “Nosotros no estamos a favor de insultos y en ningún momento ha habido alguna agresión”.
El escrache, tan denostado por los contrarios de la PAH, y tan defendido por sus partidarios, ha vuelto para dejar en evidencia a todos los que no veían blancos o negros en esta actuación. El escrache o la manifestación nos gusta cuando defendemos los motivos que lo llevan a cabo. La causa de la PAH parece bastante diferente a la de los antidisturbios. Protestar y perseguir a los diputados para evitar que la gente vulnerable pierda sus casas no es similar a protestar y perseguir a un concejal porque prefieres seguir siendo antidisturbios y no patrullar por las calles. Más aún cuando quienes lo hacen son agentes, los que tienen el patrimonio exclusivo de la violencia en un Estado. Un agravante que muchos se niegan a aceptar.
Que un policía que es antidisturbios llame “rojo de mierda” a un concejal tendría que preocupar a cualquier demócrata por las implicaciones que eso tiene. Si bien es cierto que los que hemos cubierto decenas de manifestaciones sabemos que no es una novedad. Un jefe de la UIP me llegó a espetar lo siguiente cuando le pregunté si había algún tipo de control sobre un grupo neonazi en una manifestación antiaborto: «Los que crean problemas son los rojos, los comunistas, ¿no crees?»
Parece motivo más que suficiente para que el Ayuntamiento de Madrid anuncie que abrirá una investigación para determinar si los insultos podrían incitar al odio. Y no estaría de más que ésta se ampliara a la connivencia de las patrullas de antidisturbios con grupos de extrema derecha.
El escrache es libertad
Lo cierto es que el equipo de Ahora Madrid va a tener difícil denostar el tipo de protesta que ha llevado a cabo con una coherencia mínima porque siempre defendieron que era una forma legítima de protesta. Manuela Carmena en una entrevista en televisión dejó muy claro que el escrache era una opción completamente aceptable de protesta: “Me parecen bien, porque lo que me parece inaceptable es que vivimos en una ciudad como Madrid y el Parlamento está cercado. y una ley con 1.400.000 firmas no se va a debatir».
El escrache que era ETA
Desde el Partido Popular no ha habido reacción para denunciar el escrache que los policías han hecho a sus adversarios políticos más allá de recordar lo que la alcaldesa pensaba. Pero sí sabemos lo que consideraban que le parecían cuando eran las PAH quienes los realizaban. Esperanza Aguirre calificaba este tipo de actitudes como propias de “imitadores del matonismo de los seguidores de ETA en el País Vasco”. Dudo mucho que ahora vaya a acusar a los policías de ser proetarras.
La recientemente dimitida política escribía en su blog que las actuaciones que ahora la Policía tiene con el concejal de Ahora Madrid era propia de “violentos acosadores” y que eran “simples epígonos de las tácticas de los peores totalitarismos del siglo pasado: el acoso con que las juventudes hitlerianas o las patrullas castristas en Cuba trataban y tratan de amedrentar a los que no se someten a sus designios. Y también son imitadores del matonismo de los seguidores de ETA en el País Vasco, ese matonismo que no ha dejado vivir en libertad a los ciudadanos de esa parte de España».
El palabro "escrache" es una forma de llamar a todo lo que antecede a la agresión física, pero para el presidente del TS no es violencia.
— Esperanza Aguirre (@EsperanzAguirre) April 29, 2013
Un escrache es silenciar la voz de la gente. Ese no es un método democrático para el debate. Todos tenemos derecho a hablar y a opinar.
— PP Comunidad de Madrid (@ppmadrid) April 22, 2015