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Aquí ya no caben más refinerías

Los grupos ecologistas no dan crédito al proyecto iraní anunciado por Margallo para Algeciras "Parece que se nos ha olvidado ya la Cumbre de París. En cuanto le hablas al Gobierno español del viejo modelo, se suma rápidamente", denuncian

El levantamiento de las sanciones a Irán trae de la mano un regalo para el sur de Europa: una refinería. “Se está contemplando la posibilidad de que Irán establezca una refinería en España, concretamente en Algeciras, lo cual contribuiría a crear puestos de trabajo en el Campo de Gibraltar, que era una de mis preocupaciones”, afirmó el ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, un día después del acuerdo nuclear. El anuncio ha pillado por sorpresa a los actores políticos -el PSOE ha pedido la comparecencia del ministro- y ha vuelto a poner en alerta a los grupos ecologistas, quienes sencillamente no dan crédito. “A nosotros no nos caben ya más refinerías”, sostiene el portavoz de Verdemar-Ecologistas en Acción, Antonio Muñoz. “La bahía termina en un parque de reserva de la biosfera, el Parque del Estrecho, y por el otro lado hay parajes protegidos como el de Palmones”, añade.

Conocieron las declaraciones de García-Margallo en plena redacción de un borrador para pedir el desmantelamiento de las industrias pesadas en una zona, además, amenazada por las gasolineras flotantes que hacen aprovisionamiento de combustibles, el denominado bunkering. “Como para acoger otra refinería. Las industrias pesadas que ya tenemos tienen que transformarse, como la central de carbón. Son plantas obsoletas que tienen que reconvertirse con energías limpias y alternativas que incluso pueden garantizar más puestos de trabajos, porque hasta ahora, sólo se están enriqueciendo ellos. Aquí, siendo el segundo polígono más importante de España, tenemos un 40% de paro”, analiza.

Echa la vista atrás y recuerda el Plan de Desarrollo para el Campo de Gibraltar que diseñó Franco en los años sesenta: “Este plan no trajo trabajo para los habitantes de la Bahía de Algeciras y destruyó su forma tradicional de vida con la industria pesada. Las instalaciones petroquímicas, acerías, eléctricas, portuarias… se adueñaron del litoral, destruyeron playas, estuarios de los ríos Palmones y Guadarranque y contaminaron las aguas y el aire, lo que generó una agresión ambiental de primer orden”.

Antes, insiste, la gente estaba callada, no se podía manifestar. Pero ahora, avisa, van a llegar las denuncias judiciales que sean necesarias. Entre sus peticiones más inmediatas: una moratoria para la industria pesada, un estudio epidemiológico y la desaparición de industrias dependientes de combustible fósiles.

Un nuevo modelo energético

Ese último punto es el problema de fondo. “Parece que se nos ha olvidado ya la Cumbre de París. En cuanto le hablas al Gobierno español del viejo modelo, se suma rápidamente, sale corriendo. Ojalá le prestara la misma atención a las energías limpias y renovables”, destaca el portavoz de WWF en Doñana, Juanjo Carmona. Huelva, que ya ha enterrado la refinería Balboa -con un oleoducto desde el puerto onubense a Extremadura- se sitúa también como posible candidata a acoger el proyecto iraní.

“En el caso de la refinería Balboa, el Gobierno le dio una valoración de impacto ambiental negativo tras los informes de la Junta. El incremento del número de buques que llegaría a Huelva, y se puede extrapolar a Algeciras, supondría un riesgo altísimo. No sólo ya por cuestiones ambientales, sino también económicas”, explica Carmona. Pone un ejemplo: “Un vertido en las costas de Huelva como el que ocurrió en 2009, en pleno agosto, destruye una de las industrias más importantes de Huelva, el turismo. Y ya no hablemos de la riqueza tan importante como la pesca. Es un riesgo inasumible”. Si cabe la iraní, tendría que haber cabido antes la de Balboa, reflexiona irónicamente Carmona. “Es un sinsentido de nuestros políticos”, concluye.

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